UNIDAD
8. EL ESPACIO RURAL.
1. LOS CONDICIONANTES DE
LA ACTIVIDAD AGRARIA EN ESPAÑA.
El espacio agrario es el resultado de la acción del hombre sobre el
medio natural, pero en su formación intervienen tanto factores físicos como
humanos.
1.1. FACTORES FÍSICOS.
Son los relacionados con la
naturaleza que permiten, limitan o condicionan la actividad agraria. Son:
a) EL RELIEVE. Influye
mucho sobre la práctica agrícola, por eso se aprecia una gran relación entre el
mapa de relieve y el de aprovechamientos agrarios. El relieve condiciona el
espacio agrario mediante:
• La altitud.
Hace descender la temperatura. La altura presenta dos dificultades
para los cultivos: Aumenta el riesgo de heladas y crea
suelos de mala calidad. Por eso las mejores tierras son las llanuras por
debajo de los 200 m. Sin embargo, sólo el 11% de España cumple esa
condición, pues gran parte de la Península la ocupa la Meseta, cuya
elevación acentúa la continentalidad.
• La orientación. Las solanas son
mejores para el cultivo que las umbrías, ya que éstas, al poseer
menores temperaturas aumentan el riesgo de heladas. Igual ocurre con las
laderas expuestas al viento, ya que éste extrema las condiciones térmicas y
favorece la evaporación.
• La topografía. Las
pendientes pronunciadas producen problemas para la actividad agraria. Entre
ellos:
• De mecanización, ya
que dificultan o impiden el uso de maquinaria agrícola.
• De riego,
ya que exigen infraestructuras más complejas y provocan un desigual reparto de
la misma.
• De mala
calidad y pérdida de suelo. El agua de arroyada arrastra el suelo fértil y
favorece la erosión.
La accidentada
topografía española propicia la existencia de estos problemas.
b) EL SUELO. En
España los suelos silíceos (tierras pardas, rankers), los grises y los volcánicos
suelen ser malos para la agricultura, al contrario que los pardos calizos,
los rojos mediterráneos y las tierras negras arcillosas. Además, nuestros
suelos sufren problemas como la pérdida de fertilidad por
las prácticas agrícolas intensivas, la salinización y la
erosión, que provoca el arrastre y pérdida de materia orgánica.
c) EL CLIMA. Influye sobre los cultivos
a través de temperaturas y precipitaciones, pero también de vientos, nubosidad
y la frecuencia con la que se producen las heladas. El dominante clima
mediterráneo presenta mucha irregularidad, siendo frecuentes las heladas, olas
de calor, sequías…, que influyen negativamente sobre la actividad agraria.
Sus elevadas temperaturas y la aridez estival son muy
exigentes para las plantas, de ahí que se adoptara la trilogía mediterránea y se
impusiese la implantación del regadío.
d) LA
VEGETACIÓN. Protege los suelos de la erosión, pero a menudo se elimina para
ampliar la ocupación agrícola y otras veces sólo se preserva el
sustrato arbóreo y herbáceo para aprovechamiento mixto
ganadero-forestal, dando lugar a paisajes como la dehesa.
1.2. FACTORES HUMANOS.
Entre ellos cabe destacar los
históricos, demográficos, técnicos, sociales y económicos y los políticos.
a) CONDICIONANTES HISTÓRICOS. Han influido tanto en la organización y usos del espacio agrario como en
las condiciones económicas y técnicas en que este se ha explotado. Roma hizo
la primera ordenación agraria de España, basada en la trilogía
mediterránea y el Latifundio. Después, los musulmanes darán
más importancia al regadío y la producción de frutas y hortalizas,
pero serán la Reconquista y repoblación cristiana las
que iniciarán dos procesos que influirán enormemente en las actuales
estructuras agrarias: Por un lado la coexistencia en el uso de la tierra de
aprovechamientos cerealistas y ganaderos, y –por otro- un nuevo sistema
de posesión de la tierra, con un dominio de la gran propiedad que será
la base de la consideración de la tierra como problema,
que estará vigente hasta mediados del XIX, pese a que antes, la abolición
del mayorazgo y la supresión del régimen señorial permitieron
que los bienes de la nobleza comenzaran a fragmentarse por herencia, aunque
conservando su condición de latifundios.
Más tarde,
las Desamortizaciones provocaron el traspaso de tierra de
propiedad colectiva a manos de particulares: La de Mendizábal supuso
la incautación de fincas del clero y su venta a particulares. La de Madoz provocó la
privatización de las tierras comunales de los municipios españoles, causando un
gran daño a pequeños propietarios y jornaleros. En ambos casos se
reforzó la gran propiedad, pues los compradores fueron
grandes propietarios (aristócratas y ricos burgueses).
El resultado de
todos estos procesos fue una concentración notable de la propiedad y,
como a finales del XIX la población iba en aumento, creció el número de jornaleros.
El desigual reparto de la tierra generó conflictividad social y
la demanda de reforma agraria, que el intento de la
Segunda República no resolvió.
b) DEMOGRÁFICOS. El aumento de población obliga a obtener más alimentos.
Para ello se pueden adoptar tres estrategias: 1º. Ampliar la superficie
cultivada roturando nuevas tierras; 2º Intensificar la
explotación de la tierra cultivada y, 3º, mejorar las condiciones
técnicas de las explotaciones para aumentar la producción. Por eso, en
función de la presión demográfica cambian los sistemas de cultivo y las
estructuras agrarias y, por tanto, los paisajes agrarios.
c) TÉCNICOS. Los avances
técnicos, con la introducción de maquinaria, fertilizantes, plaguicidas, han
modificado los paisajes agrarios, transformado aquellos propios de la
agricultura tradicional (policultivos, barbechos, rotaciones…) en otros ligados
a la agricultura moderna (monocultivos, regadíos…).
d) CONDICIONANTES SOCIALES Y ECONÓMICOS.
Propiedad,
explotación y régimen de tenencia son elementos básicos de la estructura
agraria. Influyen en la conformación del paisaje y la forma de ocuparlo y
usarlo.
d1. El régimen
de propiedad de la tierra.
El régimen dominante
en España es el de propiedad privada, pero con una
gran dualidad: muchos pequeños propietarios, que
poseen poca tierra, frente a pocos grandes propietarios que concentran
mucha
A este
problema se añade el del exceso de parcelación: enorme
fragmentación de la tierra en multitud de parcelas que es un inconveniente para
la explotación.
El tipo de
propiedad presenta claras diferencias geográficas: El
minifundismo es dominante en la mitad norte, Levante y la
franja costera mediterránea; mientras los latifundios dominan
en la mitad sur.
d2. El
régimen de explotación de la tierra.
La explotación
agraria se caracteriza por el contraste entre minifundios y
latifundios. El Censo Agrario de 2009 indica que más de la mitad de las
explotaciones son minifundios de menos de 5 hectáreas, y que
las de extensión superior a 300 ha, suponen sólo un 1%, pero concentran
gran cantidad de tierra.
Desde los años 60
el número de explotaciones ha decrecido paralelamente al éxodo rural,
que ha provocado la desaparición de parte de las más pequeñas y su
incorporación a otras más grandes, razón por la que ha aumentado levemente el
tamaño medio de las explotaciones.
d3) El
régimen de tenencia de la tierra.
En cuanto
a la tenencia de la tierra distinguimos entre régimen de explotación
directa y de explotación indirecta. La explotación directa es
aquella en la que el titular de la misma es propietario de la tierra, mientras
que en la indirecta el titular de la explotación y el
propietario de la tierra no son la misma persona. En este caso, el propietario cede la
tierra para su explotación en arrendamiento, o aparcería.
El arrendamiento es
un alquiler donde el arrendatario paga una
renta fija con independencia del resultado de la
cosecha. La aparcería es una sociedad, en la que
el dueño aporta la tierra y el aparcero el trabajo. A veces los
gastos se cubren a medias y, siempre, los beneficios se reparten
en el % establecido.
Actualmente
se tiende al aumento de la explotación directa (que supone el 71,5% del total de las
explotaciones), el mantenimiento del arrendamiento (18,5%) y reducción
de la aparcería (menos del 9%).
e) CONDICIONANTES
POLÍTICOS. El marco legal en el que se desarrolla la actividad agraria o
decisiones políticas (desamortizaciones) pueden determinar el paisaje agrario.
Pensemos que propiedades y parcelaciones pueden ser modificadas a través de las
reformas agrarias técnicas (concentración parcelaria) o políticas (colonización
o expropiación y reparto de tierras).
Actualmente los factores políticos
dependen de las pautas establecidas por la U.E. y la Política Agraria
Comunitaria (PAC) para nuestra agricultura. Esta, aunque sigue siendo un
importante pilar de economía, ha perdido mucho peso desde el punto de vista
social, pues sólo poco más del 5% de la población se dedica a esta actividad.
2. LA POLÍTICA AGRARIA
COMUNITARIA (P.A.C.)
La Política
Agrícola Común (PAC) es un instrumento de la U.E. que se centra
en la organización y coordinación de las políticas agrícolas de sus países
miembros, así como en generar subsidios e inversiones para estimular y ayudar
al sector agrícola, además de hacer hincapié en el cuidado de medio
ambiente y la sanidad de los productos agro-ganaderos. La PAC absorbe
casi la mitad del gasto total de la U.E.
Con el ingreso de
España en Europa, la actividad agrícola se rigió por la PAC, que tenía como
principales objetivos: a) Aumentar la productividad b) Elevar
el nivel de renta de la población agraria c) Estabilizar los
mercados agrarios d) Garantizar el aprovisionamiento e) Asegurar
precios razonables.
Para conseguir
estos objetivos se creó el Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEAGA), que
establecía precios para los productores y aseguraba la compra de los excedentes
de producción.
Sin embargo, los
excedentes dispararon el gasto de la U.E. en materia agraria, por lo que se
comenzaron a dar ayudas a la exportación, a la vez que se llevaba a cabo, en
1992, la primera reforma de la PAC. Esta consistió en eliminar las ayudas a la
producción, que fueron sustituidas por ayudas por superficie cultivada y cabeza
de ganado –incluso se llegó a subvencionar el barbecho en cultivos
excedentarios-, a la vez que se establecían cuotas de producción.
En 1999 se llevó a
cabo otra reforma, consistente en ayudas directas a la renta de los
agricultores, el aumento de la competitividad de los productos europeos y el
impulso de las políticas de desarrollo rural, con actividades paralelas y
complementarias a las agrícolas.
La PAC fue de nuevo
reformada en 2003 para establecer nuevos formas de ayudas directas y en 2008
para abordar nuevos retos en relación con el cambio climático, la biodiversidad
y la gestión del agua.
Casi el 30% de la renta agraria en España procede de las
ayudas directas de la PAC (es el país más beneficiado después de Francia), pero tras la
ampliación de la U.E. va disminuyendo. Las ayudas se dan a través
de distintos fondos (FEADER; FEDER…) y tiene casi un millón de
beneficiarios, siendo las CC.AA. más beneficiadas las de Andalucía, ambas
Castillas y Extremadura.
Las ventajas de la
PAC son indudables. De hecho, la modernización de nuestro
sector agrario está muy vinculada a las subvenciones comunitarias.
Además, la posibilidad de vender en un mercado protegido de
500 millones de habitantes es un claro beneficio para el estado
español.
Entre las críticas que
ha recibido la PAC desde España están: · Se protege más
a los cultivos y ganadería de la Europa oceánica-continental que al
sector hortofrutícola. ·Se beneficia en exceso a las grandes
propiedades. · Se crean excedentes. · Problemas con las
cuotas. · A veces las políticas aplicadas son muy fluctuantes
(ejemplo, el olivar).
A nivel
internacional se critica la PAC por excesivo proteccionismo, lo que choca
con las políticas de libre comercio y limita la posibilidad de desarrollo
de países empobrecidos al dificultarles las exportaciones.
3. USOS Y APROVECHAMIENTOS DEL
ESPACIO RURAL.
Del total de la
superficie española, el 90% tiene utilidad agraria. De ella, más de 1/3
corresponde a superficie de cultivo.
3.1 Usos agrarios del suelo
La diversidad de
factores naturales ha dado como resultado una gran variedad en los usos del
suelo en España. Del conjunto de la producción agraria, el 55% corresponde a
los usos agrícolas, casi el 40% a la ganadería y sólo el 5% a usos forestales.
· Las
tierras cultivadas se concentran en tres grandes áreas: las cuencas interiores de la Meseta, las depresiones
exteriores y el litoral mediterráneo. Las depresiones exteriores son
de gran aptitud agrícola, siendo la Bética la que presenta mejores suelos. La
franja del litoral mediterráneo destaca por la importancia
económica de sus regadíos, sobre todo, los cultivos bajo plástico y
subtropicales.
· Praderas
y pastos. Suponen unos 10 millones de ha,
aunque van disminuyendo. Están muy relacionadas con el clima, el
relieve y la calidad de los suelos, por eso se extienden por la
iberia silícea, sobre todo las zonas de montaña media y
las penillanuras del oeste peninsular, que acogen la ganadería
tradicional.
· Terrenos
forestales. Suponen unos 19
millones de ha, concentradas en zonas de montaña debido a que
éstas no son aptas para la agricultura, al abandono de los usos agrícolas
tradicionales y a la repoblación forestal. Están dedicadas al aprovechamiento
maderero y otros como la caza, espacios protegidos...
3.2. Cultivos y aprovechamientos.
La primera gran
división al hablar de cultivos es la que distingue entre los de secano y
regadío. Los primeros ocupan casi las ¾ partes de las tierras cultivadas,
aunque aportan menos de un tercio del valor total de la producción, mientras el
regadío ocupa el 25% restante, pero aporta casi el 70% del valor.
En España podemos
destacar los siguientes cultivos:
· Los cultivos
extensivos. La trilogía mediterránea
(Trigo, Olivo y Vid) y la cebada son los que más espacio ocupan. El trigo
ha dejado de ser el más extendido en beneficio de la cebada. También ha
aumentado el maíz y el arroz (Albufera de Valencia, Delta del Ebro y marismas
del Guadalquivir). Las leguminosas tienen su mayor producción en las dos
Castillas.
· Hortalizas. Destacan sobre todo en las huertas tradicionales de
Valencia y Murcia, en Almería con los cultivos bajo
plástico -siempre en regadío- y en Galicia y Aragón.
· Cultivos Leñosos: Entre los frutales destacan los cítricos, en
Valencia y Andalucía, y otros frutales en Cataluña. El Olivar tiene
en Andalucía su mayor extensión, incrementándose el olivar regado. El
viñedo se concentra en La Mancha, pero también en La Rioja,
Riberas del Duero y del Guadiana, Montilla-Moriles, Jerez... El
almendro se ubica en Andalucía, Levante y Aragón.
· Los cultivos
industriales. Se dan casi siempre en regadío.
Destacan el girasol (Cuenca y Sevilla), la remolacha (Cuenca del Duero y
Sevilla), el algodón en Andalucía y el tabaco (Cáceres y Granada).
· Cultivos forrajeros Presentes
preferentemente en las zonas húmedas por la abundancia de ganadería.
·La ganadería. El modelo actual
es de alta productividad, aunque sigue conviviendo con una ganadería
tradicional. El ganado bovino abunda en el norte y mitad oeste
peninsular. El ovino, presente en toda la España interior,
está revitalizándose como animal de carne. El caprino, antes
en retroceso, se ha recuperado algo en relación con la elaboración de quesos
(mitad sur de la península). El porcino es el más numeroso.
Convive el de la dehesa y el estabulado, destacando Cataluña, Aragón, Murcia,
Badajoz…,. También las granjas de pollos y conejos han
prosperado.
· Los aprovechamientos forestales. Ocupan casi 20 millones de ha, pero sólo representan el 3%
de la producción final agraria, destacando Galicia y País
Vasco. El sector forestal español cuenta con algunos problemas, sobre
todo: la insuficiente producción para abastecer la demanda, a pesar de las
repoblaciones con especies de rápido crecimiento, lo que obliga a recurrir a la
importación; el abandono del monte debido al éxodo rural, que trae
consecuencias muy negativas para la conservación de los bosques; y la
degradación de éstos, sobre todo por los incendios forestales.
De nuestros bosques se obtiene madera (la mitad en Galicia),
pasta de papel, corcho…., destinados a la industria de construcción, del
mueble, la fabricación de pasta de papel y la manufactura del corcho y derivados de la resina. Además, los bosques
son la base de usos como el cinegético (caza), el turismo rural y el turismo
verde, este último cuando los espacios forestales están ligados a espacios
protegidos.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
4. NUEVAS FUNCIONES DEL ESPACIO
RURAL: EL PAISAJE
El paisaje agrario es el
resultado de la intervención del hombre sobre el espacio natural, ordenándolo
para producir materias primas renovables mediante actividades agrícolas,
ganaderas y forestales. La diversidad de los factores del medio
físico o los diferentes usos del suelo originan distintos dominios y paisajes
agrarios. En España podemos distinguir los siguientes dominios y paisajes
agrarios:
4.1. DOMINIOS Y PAISAJES AGRARIOS EN ESPAÑA
4.1.1. Dominios y paisajes de la
España atlántica.
Comprende el norte y noroeste
peninsular. Medio físico: Relieve
montañoso -con pocas llanuras- y clima atlántico: temperaturas suaves y abundantes precipitaciones. Todo ello
favorece el desarrollo de los bosques y
los prados, que son el soporte de paisajes agrarios basados en la
especialización ganadera y forestal, jugando la agricultura un papel
secundario.
Usos del suelo primordialmente ganaderos, a base de ganado vacuno orientado
a la producción de leche o carne. En Galicia son explotaciones familiares poco
rentables. En el resto de la vertiente cantábrica se han modernizado más, sobre
todo desde la entrada en la U.E.
Los cultivos más
importantes son maíz, patata, hortalizas, frutales, vid y plantas forrajeras
para el ganado, explotados en régimen de policultivo tradicional.
La explotación forestal es
importante y se destina fundamentalmente a la madera y pasta de papel.
Estructura del paisaje agrario: Estructura caracterizada por el
dominio de pequeñas propiedades, explotadas en régimen
directo, muy parceladas y cercadas por setos (bocage),
que dificultan la mecanización y la rentabilidad.
Presenta un espacio
rural caracterizado por una población muy envejecida -debido a la
inmigración- y un poblamiento disperso o intercalar a partir de
caseríos, aldeas, parroquias...
4.1.2. Dominios y
paisajes de la España mediterránea (interior y litoral).
a) España
mediterránea interior:
Su denominador
común es la influencia del clima mediterráneo con rasgos continentales.
Comprende ambas submesetas y la depresión del Ebro, con un relieve
dominante de llanuras elevadas.
Espacio rural caracterizado por una población escasa y
envejecida, debido a la emigración. Poblamiento concentrado, a
base de pueblos pequeños y cercanos en la submeseta norte y valle del Ebro, y
más grandes y más distanciados en la submeseta sur.
El sistema
de propiedad es variado: minifundio en el valle del Duero y en los
regadíos del Ebro. El latifundio en Salamanca, Burgos, Castilla La
Mancha y en los secanos de Aragón y Extremadura.
En cuanto a
los usos del suelo, la agricultura ocupa
casi la mitad de la superficie y presenta varias áreas:
La cuenca del Duero. Dominio de pequeña y mediana
propiedad y explotaciones muy parceladas. El suelo se ocupa con explotaciones
de cereal muy mecanizadas, el cultivo en regadío de remolacha y cultivos
forrajeros y la ganadería bovina extensiva, reducida a las zonas menos aptas
para la agricultura.
El área castellano
manchega. Dominio de la gran propiedad y
hábitat concentrado. Destacan el cultivo de cereales, el viñedo –casi la mitad
del total nacional- y la ganadería ovina.
El oeste peninsular. Corresponde al dominio de las
penillanuras silíceas con suelos pobres y de poco valor agrícola, por lo que se
impone el uso ganadero (vacuno en Castilla-León y ovino en Extremadura). Dominan
las explotaciones de dehesa: un aprovechamiento mixto
agro-ganadero y forestal en base a la explotación de la encina en
un marco de grandes propiedades y con un gran valor ecológico.
El valle
del Ebro. Presenta una gran diversidad.
En la cuenca alta destacan los aprovechamientos agrícolas: En regadío, los
cultivos hortícolas, destinados al consumo directo y a la industria
agroalimentaria, además de las áreas de vid, entre las que destacan La Rioja. En
el resto de la cuenca aparecen cultivos de regadío de gran productividad, en
las vegas y el cultivo de cebada en régimen extensivo de secano sobre suelos
mediocres. En los somontanos y áreas de la Ibérica y Pirineos domina la
ganadería.
b) La España mediterránea
litoral:
Ocupa Baleares y la franja litoral
mediterránea (hasta los relieves interiores), adentrándose hacia el interior
por las depresiones del Ebro, Guadalquivir y Guadiana. Físicamente es un
espacio de tierras llanas, con un clima de inviernos suaves, veranos calurosos
y reducidas precipitaciones con fuerte sequía estival, donde se desarrolla una agricultura
intensiva de alta productividad.
El paisaje
rural se caracteriza por una población numerosa, tradicionalmente
dispersa en la zona de Levante, mientras que en el valle del Guadalquivir
aparecen grandes pueblos o agrociudades.
La pequeña propiedad domina en las zonas regadas,
mientras en el secano alternan propiedades pequeñas o medianas en Levante,
Cataluña y Andalucía oriental, y grandes en la occidental.
En éste
dominio podemos distinguir tres zonas:
Cataluña. Acoge una agricultura intensiva y especializada, basada en los
cultivos hortofrutícolas y la vid, y una ganadería estabulada e industrial
(porcino, vacuno). En el delta del Ebro destaca el cultivo del arroz
El Levante acoge
un regadío intensivo –derivado de la huerta tradicional- de elevados
rendimientos, donde junto a los productos hortícolas destacan los cítricos y
los frutales.
La Andalucía
litoral alberga buenos ejemplos de agricultura intensiva: cultivos
bajo plástico en Almería, subtropicales (Granada y Málaga) o fresa en Huelva.
Por su parte, las campiñas béticas comparten,
en un marco de gran propiedad, hábitat muy concentrado y suelos –a veces- de
gran calidad, el uso cerealista con el girasol y otras plantas industriales,
sin faltar el olivar que, no obstante, tiene en las subbéticas su espacio de
natural desarrollo.
La ganadería dominante es la bovina y porcina, aunque la caprina
adquiere importancia en el sur.
4.1.3. Dominios y paisajes agrarios
de Canarias
● Canarias: Corresponde a un medio
físico muy distinto al de la Península Ibérica, volcánico y de clima
subtropical. Su paisaje rural presenta una población en
retroceso por la fuerte competencia del turismo. La propiedad muestra
importantes diferencias entre las pequeñas propiedades en la zona media y alta,
y las grandes en la costa.
La agricultura es el uso dominante.
Destaca en el litoral el plátano, cultivo de huerta, flores y las plantaciones
tropicales. En las zonas medias y altas hay una agricultura tradicional de
secano, como la vid y la patata. Esta agricultura convive con una importante
cabaña caprina.
4.1.4. Dominios y paisajes
agrarios de zonas de montaña.
Medio físico extremo: fuertes
pendientes, inviernos fríos y elevadas precipitaciones, frecuentemente en
forma de nieve. El hábitat rural se caracteriza por muy bajas densidades de una
población dispersa ubicada en el fondo de los valles. Predomina la pequeña
propiedad.
Los usos del suelo son diversos: la
agricultura, poco importante, se refugia en los valles y las laderas bajas, con
cultivos en bancales. La ganadería, mucho más importante, suele ser extensiva, dominando
la ovina y bovina. La explotación forestal adquiere un gran
protagonismo.
4.1.5. Otros paisajes agrarios
desde el punto de vista productivo.
Cada vez más el
espacio agrario es polifuncional,
desde el momento que la actividad agraria comparte su espacio con otras
actividades no agrarias como la residencial, la turística, la industrial… Ello
se produce especialmente en las llamadas zonas
rururbanas, donde podemos encontrar paisajes agrarios muy diversos, algunos
de un gran dinamismo y productividad, destacando:
● El litoral, en otro tiempo destinado a cultivos
tradicionales, se ha devastado con las construcciones turísticas, aunque a
veces se ha reconvertido en paisajes agrícolas intensivos de alta
productividad.
● Las zonas periurbanas, donde la actividad agrícola convive con otras
propias de la ciudad y para mantenerse debe adoptar un modelo de alta
productividad y orientarse a servir al cercano mercado urbano o pervivir
a través de fórmulas como la agricultura a tiempo parcial.
● Las
huertas cercanas a pueblos que conforman un paisaje tradicional con
elementos dignos de proteger.
Junto a éstos, y desde el punto de
vista productivo, podemos encontrar paisajes muy productivos o paisajes
agrarios tradicionales en crisis. Entre los primeros destacan:
*Los secanos
especializados en nuevos cultivos (pistacho,
quinoa, lúpulo, sorgo, lavanda…)
*Las zonas de
agricultura muy intensiva: agricultura de
invernaderos (Almería), cultivo de fresas (Huelva), arrozales (delta del Ebro y
entorno de Doñana)…
*Los paisajes de agricultura ecológica, un
sistema de producción alternativo a la agricultura convencional, que implica la
no utilización de compuestos químicos o genéticamente modificados. Está en un
proceso de expansión con el apoyo de los poderes públicos, ocupando ya más de 2
millones de hectáreas y teniendo casi 40.000 productores.
Finalmente hemos de
referirnos a los paisajes agrarios en crisis, que se han ido despoblando,
se han ido deteriorando o se encuentran semiabandonados. Sin embargo, sus
valores en cuanto a biodiversidad o patrimonio cultural son grandes y necesitan
mantenerse. Entre estos paisajes podemos señalar:
● Los
paisajes agrarios de montaña. La mayoría de las veces se encuentran en
crisis por el negativo peso de factores naturales y porque los productos obtenidos
en ellos no tienen mucha viabilidad económica.
●El paisaje de
olivar de montaña, propiamente andaluz. En torno a él
se ha creado una cultura importante. Sin embargo, en algunas zonas, por
abandono, se ha ido adehesando, aprovechándose más para la ganadería que para
la aceituna.
●La dehesa. Las causas de su degradación se deben al envejecimiento del
arbolado, invasión del matorral, erosión del suelo, falta de modernización
tecnológica, etc. Sin embargo, supera la categoría de simple paisaje para cobrar
la dimensión de patrimonio cultural, por eso, en algunos casos como Andalucía
(Sierra Morena, sierra gaditana) se intenta proteger a través del Plan
Director de la Dehesa.
4.2. Nuevos usos y funciones del
espacio rural.
Hasta mediados del
siglo XX la actividad agraria tuvo mucho peso en la economía nacional, tanto
por su contribución en la creación de riqueza como de empleo, pero desde
entonces se redujo la población activa agraria, que hoy apenas supone el 8%
del total de la población activa, aunque con cifras desiguales: menores en
Madrid, País Vasco o Cataluña y superiores en Andalucía o Extremadura.
Igualmente, y aunque el sector primario ha alcanzado un PIB de 20.000
millones de € en el conjunto de la economía
española su significado ha ido disminuyendo, pues ya supone menos del
4% del total del PIB nacional.
La transformación
agraria se inicia a partir de los años 60, y se refleja en los siguientes
hechos:
-El éxodo rural y
el vaciamiento interior; -La
modernización técnica (mecanización, uso generalizado de fertilizantes químicos y
productos fitosanitarios, semillas selectas, selección de especies ganaderas…) -La
evolución de los sistemas y estructuras agrarias: desaparición de
los barbechos y rotaciones, la generalización de los monocultivos, la concentración
parcelaria, la ampliación de los regadíos… -La especialización
productiva, la orientación al mercado o la integración en una economía
global a partir de nuestra integración en la CEE.
Como resultado de
todo lo anterior se han roto los vínculos entre agricultura, ganadería y
explotación forestal y ha variado el significado económico de cada subsector,
pues hoy el valor de la producción ganadera es superior a la agrícola.
El espacio rural es hoy multifuncional y polivalente, pero para
preservarlo es necesario diversificar la economía rural, propiciar nuevos usos
y actividades que resuelvan el problema de la temporalidad en el empleo agrario
y desarrollar programas integrados de desarrollo rural.
En este sentido, el espacio rural esta
diversificando sus actividades con la implantación de nuevos usos distintos a
los tradicionales (multifuncionalidad). Entre ellos destacan:
●La actividad agroindustrial, que tiene como principales subsectores: el de los cereales
para la fabricación de galletas y bollería; el cárnico; el de los lácteos; el
aceite; el azucarero; bebidas (vino y cerveza); las conservas vegetales; y otras
agroindustrias tradicionales como las de mantecados (Estepa), turrones
(Alicante), Corcho y piel.
●La actividad cinegética, que se ha
convertido en un importante recurso económico en zonas rurales desfavorecidas. Produce
unos ingresos muy altos y dinamiza otros sectores complementarios a esta
actividad. Destacan Castilla-La Mancha, Andalucía y Comunidad Valenciana.
●
El turismo rural. Ofrece unos
atractivos que han provocado que su demanda aumente en los últimos años:
Calidad medioambiental, contacto con las tradiciones rurales, modo de vida
tranquilo…
●Actividades en la naturaleza: senderismo,
escalada, deportes de aventura…
●Agricultura
periurbana, actividad desarrollada en las áreas periurbanas,
donde la actividad agraria se ha enfocado al abastecimiento diario de las
necesidades urbanas (frutas, hortalizas, leche, flores…) pero donde el espacio
rural se ha transformado acogiendo una gran variedad de usos: segundas
residencias, instalaciones industriales, almacenes, infraestructuras,
instalaciones recreativas…, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.