UNIDAD
7. EL ESPACIO URBANO
Llamamos ciudad al asentamiento de
población de cierto tamaño, que concentra residencias y actividades económicas
terciarias e industriales y cuyas funciones abarcan a un territorio o área de
influencia, es decir, es el núcleo central que organiza el territorio que lo rodea,
al que se le llama área de influencia y en el que desempeña funciones
específicas.
Muchas
ciudades son el resultado de la evolución a través de su historia y cada época
ha dejado su huella en la configuración de la ciudad, de forma que su imagen
actual es resultado de su evolución urbana.
Para definir qué es un núcleo urbano
se utilizan distintos criterios, entre los que destacan.
*Su tamaño demográfico y la
densidad. En España se considera núcleo urbano al que supera los 10.000
habitantes. Los que tienen entre 2000 y 10.000 sería semiurbanos y los que
están por debajo de 2000 son núcleos rurales. Además, los núcleos urbanos
presentan mayores densidades de población.
* La morfología. Hace
referencia al aspecto del paisaje urbano. Los núcleos urbanos se caracterizan
por el dominio de las viviendas plurifamiliares en altura, la variedad de
morfologías, la presencia de grandes vías de comunicación, espacios abiertos,
edificios singulares…
* Las actividades económicas y las
funciones urbanas dominantes. La ciudad se especializa en actividades
industriales y terciarias, pero también posee una variedad de funciones
dirigidas a dar servicio al territorio circundante. El grado de especialización
de esas funciones define la centralidad de una ciudad, es decir, su capacidad
de ejercer influencia sobre otros núcleos menores de población y el territorio
que ocupan, que quedaría dentro de su área de influencia.
* Criterio sociológico. Define
a la ciudad por sus formas genuinas de vida y relación social: mayor diversidad
social y privacidad, relaciones sociales más complejas…
1. EL SISTEMA DE CIUDADES
EN ESPAÑA: FUNCIONES URBANAS, ÁREAS DE INFLUENCIA Y JERARQUÍA URBANA
1.1. Las funciones
de la ciudad.
La función de la ciudad es la actividad principal que se realiza en ella y que
sirve para relacionarla con el territorio circundante, que a veces puede
alcanzar el nivel regional o nacional. Suelen ser actividades económicas
especializadas que ocupan a una parte importante de la población de la ciudad.
A veces la función es la que justifica el emplazamiento y la situación de ésta.
Aunque actualmente todas las ciudades son multifuncionales y
tienen en la función residencial su principal razón de ser, podemos considerar
que las principales funciones son:
a) Función comercial: la ubicación de ferias y mercados en el pasado favoreció el
surgimiento de ciudades en lugares bien comunicados como cruces de caminos o
puertos de mar. Actualmente las ciudades son el centro comercial
del territorio que se abastece de ellas. Por eso en las ciudades se concentran
las principales empresas comerciales y de servicios (seguros, bancos,
transportes, etc.).
b) Función industrial: Muchas industrias prefieren la
localización en la periferia de la ciudad, debido a la necesidad
de mano de obra y a la concentración de clientes y otras empresas de servicios
necesarias para su producción.
c) Función
cultural: la concentración de actividades culturales explica la
supervivencia de ciudades en entornos económicos hostiles, caso de Toledo.
Otras ciudades viven gracias a la afluencia de peregrinos a sus santuarios,
caso de Santiago de Compostela. También la existencia de universidades
favoreció el crecimiento de algunas ciudades, caso de Salamanca o Granada
d) Función política y administrativa: Poseer la capitalidad de un territorio
supone para una ciudad la instalación de organismos públicos y funcionarios que
los atiendan. Ejemplo: Madrid y capitales de CC.AA.
e) Función militar: explica el origen de muchas ciudades por su emplazamiento en
lugares estratégicos para la defensa (en lo alto de una colina, junto a
ríos...) Hoy en día esta función se puede observar en las localidades próximas
a bases militares, en las que mucha población trabaja dando servicios a las
instalaciones del ejército.
f) Función de acogida: Núcleos cuya principal actividad es ofrecer alojamiento
y diversión a turistas y visitantes. Los centros turísticos son los mejores
ejemplos, caso de Marbella, Benidorm…
1.2. Las áreas de influencia urbana y la red urbana o
sistema de ciudades
1.2.1. Las áreas de
influencia
Un núcleo urbano establece con su territorio circundante
múltiples formas de relación. Los vínculos diseñan la llamada área de influencia o hinterland, que
se define como el territorio organizado por una ciudad y vinculado
socio-económicamente a ella a través de los bienes y servicios que ésta le
ofrece.
En su diseño juega un papel decisivo la distancia, de modo que la intensidad de
los flujos de relación disminuye conforme nos alejamos del núcleo urbano.
Sus límites
son fluidos, ya que en sus márgenes las poblaciones se reparten entre
varios centros que compiten entre sí. Además, estos límites no son
invariables, pues la ciudad crece y transforma el territorio que la
circunda mediante la ocupación del mismo por actividades, usos y servicios,
generando así –en un primer momento- el llamado proceso de periurbanización,
a la vez que establece lazos de relación y dependencia con otros núcleos
urbanos de menor rango.
Según la importancia del núcleo central el
territorio que alcanza el área de influencia de una ciudad puede ser municipal,
comarcal, provincias, regional, nacional, e incluso internacional.
Las áreas de
influencia a veces coinciden con límites político-administrativos, pero casi
siempre su extensión y limites dependen, sobre todo, de dos factores. Por un
lado del tamaño demográfico de la
ciudad central, de forma que a mayor tamaño, mayor extensión. Por otro de la especialización de sus funciones, es
decir, de la variedad y naturaleza de los bienes y servicios que la ciudad
oferta. El área de influencia se modifica por el desarrollo de las
comunicaciones
La teoría de los lugares centrales
de Chrystaller explica las diferentes dimensiones que
puede tener el área de influencia en relación con los servicios ofrecidos
por el núcleo central. En España la ciudad con mayor área de influencia es
Madrid, le siguen ciudades periféricas como Barcelona, Valencia, Sevilla, A
Coruña y Bilbao y después ciudades intermedias: Burgos, Zaragoza, Granada,
Murcia...
A partir de la periurbanización la expansión de las grandes
ciudades ha dado lugar a la formación de diversos tipos de
aglomeraciones urbanas, entre las que podemos destacar:
·Áreas
metropolitanas. Son aglomeraciones
urbanas constituidas por una ciudad central que, en su expansión, ha ido
absorbiendo a municipios cercanos creando una gran área urbana. La ciudad
principal proporciona empleo y servicios, mientras los núcleos periféricos
desempeñan una función residencial, además de recibir actividades económicas
(industria, comercio, servicios…). Para su funcionamiento es fundamental la
existencia de una adecuada red de transporte. En España destacan las de Madrid,
Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, Zaragoza…
·Conurbaciones. Son aglomeraciones urbanas continuas
integradas por dos o más núcleos que manteniendo su autonomía han crecido hasta
unirse espacialmente y crear un mismo conjunto urbano. Destacan las de
Alicante-Elche, Málaga-Marbella; Pontevedra-Marín, San Fernando-Puerto de Santa
María.
·Regiones
urbanas. Son territorios extensos que acogen aglomeraciones
discontinuas integradas por núcleos de diferente tamaño y funcionalidad, aunque
el conjunto del territorio presenta un alto grado de urbanización y las
relaciones sociales y económicas en él son muy intensas. En España destacan las
regiones urbanas de Madrid y Barcelona y la zona central de Asturias
(Oviedo-Gijón-Avilés)
·Megalópolis. Son aglomeraciones urbanas de gran
extensión, constituidas por la suma de áreas metropolitanas o conurbaciones.
Constituyen un área urbana muy urbanizada pero con discontinuidades. En España
sólo se aproxima a ese modelo la franja mediterránea desde Barcelona hasta
Alicante-Murcia.
A veces, la crisis de lo urbano provoca que la
ciudad pierda población y parte de sus funciones a favor de municipios
cercanos, proceso conocido como contraurbanización. En él se
produce una deslocalización espacial de población y actividades, favorecida por
mejores condiciones del hábitat, los precios más bajos del suelo residencial e
industrial y la mejora de las comunicaciones. El mejor ejemplo lo
tenemos en el desplazamiento de personas y actividades desde Madrid a
provincias limítrofes como Guadalajara o Toledo.
1.2.2.
La red urbana o sistema de ciudades.
Llamamos red urbana o
sistema de ciudades a la forma en se disponen sobre el territorio los núcleos
de población (nodos) y las interrelaciones que establecen entre ellos: los
flujos (mercancías, personas, capital…) que circulan a través de las redes
(infraestructuras de comunicación y transporte).
La red urbana se
configura por la suma de una serie de factores, entre los que destacan:
●Los
naturales,
sobre todo el relieve y el agua. El primero, al influir sobre la actividad
agraria o el desarrollo de los transportes, determina el asentamiento de
grandes ciudades en los valles y llanuras interiores o costeras. La
disponibilidad de agua ha condicionado el asentamiento de las ciudades cerca de
grandes ríos.
●Los
históricos.
La red urbana tiene mucho que ver con hechos históricos. La primera red urbana
de España la proporcionó Roma en base a su organización provincial y su red de
calzadas. Después se redefinió con el urbanismo islámico y cristiano bajomedieval
y, más tarde, la elección de Madrid como capital por Felipe II (1563), la
elección de un sistema radial de transportes terrestres o la división
provincial de Javier de Burgos (1833), influyeron de forma decisiva en la actual
jerarquía urbana española.
●Los
socioeconómicos. Entre
ellos destacan la industrialización,
que sólo juega un papel destacado en el proceso de urbanización español en los
núcleos vasco y catalán y en las más importantes capitales de provincia; y el turismo, que modificó profundamente la
red urbana española provocando un gran desarrollo urbano en la costa mediterránea
y las principales islas.
●Los
factores políticos.
Las políticas centralistas iniciadas por los Austrias y mantenidas por los
Borbones, que tienen su mejor exponente en el trazado de redes radiales de
transporte, configuraron la jerarquía urbana española y definieron los
principales ejes urbanos. Más tarde las políticas económicas del franquismo
consolidaron la estructura y, finalmente, las Comunidades Autónomas han
definido los subsistemas regionales al favorecer las comunicaciones
intrarregionales.
Por otra parte, las
redes urbanas pueden adoptar formas variadas. Lo más común es que adopten un modelo jerárquico, donde la ciudad
principal se relaciona con otros núcleos de menor rango, generando una
jerarquía urbana donde las ciudades se clasifican en función de su tamaño
demográfico, la extensión de su área de influencia y la especialización de sus
funciones.
La interrelación entre
los núcleos puede ser unidireccional o bidireccional, de modo que según el tipo
de interrelación se establecen distintos modelos de sistemas o subsistemas
urbanos, destacando:
El monocéntrico primado. Aquél en el que
una ciudad central es el centro dominante del sistema, posee un tamaño muy
superior al resto de ciudades y no hay ciudades intermedias. Las relaciones son
jerárquicas y de dependencia de los núcleos de menor rango respecto a la ciudad
central.
El monocéntrico jerarquizado. En este
modelo una ciudad es el centro del sistema, pero hay otras ciudades con
distintos niveles de rango, por tanto la jerarquía urbana es piramidal y se
establecen varios niveles en función del tamaño de las ciudades.
El policéntrico. Cuando varias ciudades
compiten por determinadas funciones especializadas en un mismo territorio. Por
ejemplo, el sistema urbano andaluz es bicéntrico, con Sevilla como ciudad
central en la Depresión del Guadalquivir y Málaga en la costa mediterránea.
1.3. La jerarquía
urbana.
Como hemos visto, las ciudades se organizan sobre el territorio
de forma jerárquica, pues no todas tienen la misma importancia ni desempeñan
las mismas funciones. Además, mantienen entre sí unas relaciones de
interdependencia donde las más grandes crean áreas de influencia que acogen a
ciudades menores a las que prestan servicios especializados.
La primacía de una ciudad sobre otra, a lo que se llama centralidad
urbana, puede medirse por diferentes criterios, pero sobre todo por el volumen
de población, que justifica la capacidad de atracción de un núcleo urbano sobre
otros de menor categoría. En la red urbana española existe una jerarquía bicéfala, con dos metrópolis
nacionales de rango internacional: Madrid y Barcelona. Además, nuestro sistema
urbano es concentrado y polarizado, pues las
grandes áreas metropolitanas concentran buena parte de la población y la actividad
económica.
En el sistema urbano español se diferencian los siguientes niveles
de jerarquía:
1. Metrópolis nacionales. Forman el primer nivel jerárquico; en él se
encuentran las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona,
aglomeraciones que superan los tres millones de habitantes. Ambas son el centro
de dos regiones urbanas de cinco y seis millones de personas, respectivamente. Tienen
influencia sobre todo el territorio nacional y se relacionan con otras metrópolis
internacionales. Son sede de servicios muy especializados. Madrid prima la
función de capitalidad política y Barcelona es el centro económico del arco
mediterráneo.
2. Metrópolis regionales de primer orden. Nivel integrado por las ciudades de
Valencia, Sevilla, Bilbao, Zaragoza y Málaga Su población está entre 500.000 y
1.500.000 habitantes y ejercen influencia a nivel regional,
aunque mantienen lazos intensos con las metrópolis nacionales. Poseen un gran
potencial económico e industrial. También son sede de servicios especializados
y actúan de centros políticos financieros
y empresariales de ámbito regional.
Su área de influencia desborda los límites de su Comunidad
Autónoma. Así, Bilbao extiende su influencia más allá del País vasco, hacia La
Rioja y Navarra, el eje cantábrico y Burgos. Zaragoza organiza todo el valle
del Ebro y Valencia articula las comunidades de Valencia, Murcia y una parte de
Castilla La Mancha.
3. Metrópolis
regionales de segundo orden. En este nivel están ciudades como Palma de
Mallorca, Las Palmas, Murcia, Alicante, Granada, Córdoba, A Coruña, Santander...
Su población está entre los 200.000 y 500.000 habitantes y son centros de
servicios especializados, a la vez que ejercen otras funciones del secundario y
terciario menos especializadas, servicios cualificados, importante oferta
turística… Su ámbito de influencia es menor que el del nivel anterior: ámbito
autonómico, regional o subregional
4. Ciudades medianas. Engloba capitales de provincia y ciudades de cierto dinamismo
económico: Segovia, Burgos, Toledo, Logroño, Castellón, Avilés, Algeciras….
Tienen entre 60.000 y 200.000 habitantes Ejercen una función comercial y de
servicios a nivel provincial. A veces poseen funciones muy especializadas
(Benidorm, el turismo; Algeciras, función portuaria) o aprovechan su condición
de capitalidad política (Santiago de Compostela, Mérida, Álava).
5. Pequeñas
ciudades. Ciudades con una
población entre los 20.000 y 60.000 habitantes. Son numerosas y muy
heterogéneas. Incluyen desde capitales de provincia poco pobladas (Huesca,
Ávila, Cuenca, Soria, Teruel) hasta núcleos urbanos que destacan por su
estructura económica diversificada, actividades industriales, turísticas o
agrarias ligadas a la industria agroalimentaria.
6. Centros o
cabeceras comarcales. Tienen
una población entre 10.000 y 20.000 habitantes (más grandes en la mitad sur de
España) Son centros de servicios comerciales a nivel comarcal, normalmente del
ámbito rural, y presentan mayor dinamismo que el resto de núcleos urbanos a los
que sirven
2. PRINCIPALES ÁREAS Y EJES URBANOS.
La red urbana española tiene un diseño radiocéntrico, ya que la mayor aglomeración urbana del país,
Madrid, se encuentra en el centro de la red, rodeada de un interior poco
urbanizado, con pocas grandes ciudades y con ejes urbanos débiles. De hecho, los
más importantes ejes urbanos se encuentran en la periferia creando un sistema semianular. Además, el cuadrante
nordeste peninsular –que incluye a
Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza…- es el espacio más dinámico de nuestra red
urbana.
El sistema de ciudades tiende a articularse formando áreas
(agrupamientos) y ejes urbanos. Un eje urbano se crea cuando
las ciudades se articulan en torno a un conjunto de infraestructuras de
transportes terrestres, fundamentalmente carreteras, a las que se une la
concentración de actividades y de población. Las principales áreas y ejes que
conforman el sistema urbano español son los siguientes:
a) El área o región
urbana de Madrid.
En el centro peninsular se ha creado una gran área urbana que
gravita en torno al área metropolitana de Madrid, que aprovecha su carácter de
centro de la red de transportes terrestres del país, sirviendo así de punto de
conexión entre varios ejes. Tiene un gran peso dentro del sistema económico
español, aunque sufre problemas de congestión; por ello, está extendiendo su
área de influencia a las provincias limítrofes, sobre todo Toledo y
Guadalajara, pero también a Segovia, Ávila, Cuenca y Ciudad Real.
b) Los ejes urbanos
periféricos, que se disponen en
forma semianular en torno al centro. Son:
1) Eje mediterráneo o levantino. Se extiende de Girona a Murcia. Es el eje
más dinámico y el que posee un mayor potencial de desarrollo. Está muy
consolidado, su nivel de urbanización es muy elevado y tiene una estructura
económica muy diversificada: industria y construcción, terciario (comercio,
turismo…), agricultura intensiva… Se conecta con los ejes del Ebro (desde
Tarragona); con Madrid (desde Valencia y a través de Albacete); con Andalucía
(a través de Granada) y con Baleares, desde Valencia y Barcelona.
El eje mediterráneo incluiría tres subsistemas: El catalán, con
centro en Barcelona y sus otras tres
capitales como núcleos secundarios; el valenciano, con centro en el área
metropolitana de Valencia y Alicante, Castellón y Elche como núcleos
secundarios, y el murciano, con Murcia y Cartagena como núcleos principales
2) Eje del valle del Ebro. Discurre desde Vitoria hasta Tarragona, teniendo a Zaragoza
como ciudad principal. Aunque ofrece un gran potencial, tiene algunos vacíos
demográficos en las provincias de Huesca, Zaragoza y Lleida. Es un eje
dinámico, con equilibrio entre la industria y los servicios, y que ha sabido
aprovechar su papel de enlace entre los ejes cantábrico y mediterráneo y
Madrid.
3) Eje cantábrico. Se desarrolla desde el País Vasco a Galicia, pero presenta
algunas discontinuidades y está marcado por las difíciles comunicaciones en
sentido norte-sur. Incluye tres
susbsistemas: el asturiano: el triángulo Oviedo-Avilés-Gijón; el vasco formado por las tres capitales
vascas, con predominio de Bilbao; y el
cántabro, con centro en Santander y conectado con La Rioja, Burgos, León… El
eje cantábrico se debilitó con el declive minero-industrial, por lo que su alto
nivel de urbanización es herencia de etapas anteriores. De hecho es una red urbana
estancada y con problemas de integración con las redes vecinas.
4) Eje atlántico gallego. Se extiende entre Ferrol y Vigo, teniendo las mayores ciudades
en el litoral: A Coruña; Santiago, Vigo, ya que es aquí donde se concentra la
mayor parte del sector productivo gallego. Se relaciona con las ciudades del interior
(Orense y Lugo), trata de mejorar su conexión con el eje cantábrico y de
consolidar un eje de mayor envergadura que se prolongaría hasta Oporto
(Portugal).
5) El eje andaluz. Se trata de un eje bipolar y
bicéntrico. Bipolar porque está dividido en dos ejes. Por un lado el eje litoral. Este se extiende por la costa desde Almería
a Cádiz y tiene su núcleo principal en Málaga. Es un eje dinámico especializado
en el turismo, el comercio, la agricultura intensiva y las industrias básicas. Es, además, la
continuación natural del eje mediterráneo y enclave de conexión con África. La
otra rama del eje andaluz es el eje del
valle del Guadalquivir, que tiene como ciudad central a Sevilla. Éste muestra menor grado de
urbanización en el valle alto y medio (Jaén y Córdoba), pero las zonas más
meridionales del eje, como la de Sevilla, Jerez y Cádiz, tienen un fuerte
crecimiento urbano. En el subsistema urbano andaluz puede señalarse un tercer
eje, el transversal andaluz, que se articula en torno a la A-92. Potencia
el desarrollo de las ciudades situadas en el llamado surco intrabético y
conecta el territorio andaluz con el Levante.
6) Eje oeste. Ruta de la Plata. Se extiende desde Huelva y Sevilla hasta el Principado de
Asturias; mantiene en todo el interior tasas demográficas bajas, aunque
comprende dos focos de alto potencial.
c) Áreas urbanas del
interior peninsular
El interior peninsular carece de ejes urbanos
integrados. Encontramos algunos subsistemas bien definidos como el de Castilla
y León, con Valladolid como metrópoli regional que organiza las capitales más
próximas. Tanto aquí como en el resto del interior predominan las pequeñas
ciudades, destacando las capitales de provincia, aunque se están constituyendo
ejes incipientes a lo largo de las nuevas infraestructuras de transporte. Es el
caso del eje Madrid-Albacete-Valencia; del eje diagonal Badajoz-Madrid-Zaragoza-Barcelona;
del eje Madrid-Valladolid-A Coruña o del eje Madrid-Andalucía. Todos ellos,
además de ofrecer problemas orográficos, presentan grandes zonas con bajo
potencial demográfico y grandes vacíos urbanos.
d) Los subsistemas insulares.
En los archipiélagos, la fragmentación
territorial de las islas impide formar áreas y ejes urbanos. Las ciudades más
destacadas son las capitales provinciales y todos los núcleos de cierto rango
están especializadas en actividades turísticas. Las relaciones con el sistema
urbano peninsular tienen lugar con Madrid; y con Valencia y Barcelona en el
caso de Baleares.
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3. LA
ESTRUCTURA Y EL PLANO DE LA CIUDAD
3.1.
El plano de la ciudad.
Es la representación gráfica a escala que
refleja los elementos y espacios urbanos (trama) de la ciudad y donde se
pueden observar las distintas etapas históricas de su desarrollo a través de
sus sucesivas etapas de crecimiento. Por eso es frecuente encontrar
en la ciudad diferentes tipos de planos.
El plano, junto con las edificaciones y usos
del suelo conforman la morfología urbana. Estos elementos cambian con la
evolución urbana. El más duradero es el trazado urbano, seguido por la
edificación, mientras que el uso del suelo es el que más variabilidad presenta.
Existen cuatro tipos básicos de plano:
irregular; lineal; ortogonal, en cuadrícula o en damero y el radiococéntrico.
En realidad suelen convivir en la misma ciudad y son el producto de distintas
variables: la influencia del medio natural, las características culturales de
los fundadores o de la población residente (ejemplo de las medinas de los
países árabes), la situación socioeconómica o política, etc.
●IRREGULAR Propio de ciudades antiguas y amuralladas, lo que
provocaba el hacinamiento de los edificios en poco espacio. Trazado sinuoso,
calles estrechas e irregulares. Sin planificar. En el centro se sitúa el
edificio emblemático. Trama: compacta, densa y cerrada. Origen:
condicionamientos topográficos. Se corresponde con: casco antiguo (época
medieval, musulmana). Ejemplos; Toledo, Girona, Granada, Córdoba, Toledo…
●ORTOGONAL, también llamado en cuadrícula, en damero o
hipodámico. Origen: greco-romano. Muy utilizados en época industrial en los
ensanches. Trazado en cuadrícula o damero: calles rectilíneas que se cortan
perpendicularmente originando manzanas de edificios. Planificación previa.
Trama cerrada. Ej: Madrid, Barcelona, Valencia, S. Sebastián, Castellón…
●RADIOCÉNTRICO Origen: ciudades medievales y algunos
ensanches. Trazado de calles: radial. Convergen en un punto central (plaza,
castillo, iglesia). Espacio dividido en círculos concéntricos en donde se
edifica. Ej: Vitoria, Palma Mallorca
●LINEAL Se desarrolla alrededor de una gran avenida o vía de
comunicación, que a ambos lados posee construcciones. Camino de Santiago
(Logroño, Burgos, Astorga…). Su versión moderna fue Ideada por Arturo Soria
para integrar la naturaleza (casas unifamiliares con pequeños jardines).
3.2. La morfología de la
ciudad.
Cuando hablamos de la morfología de la ciudad
nos referimos al “paisaje urbano”, es decir al aspecto externo que presenta la
misma. Está influida por el emplazamiento y la situación:
a) El emplazamiento es el
espacio concreto que ocupa la ciudad. Depende de las características del medio
físico (topografía) y, sobre todo, de la función para la que se creó la ciudad.
Así, las ciudades fundadas con fines defensivos se emplazan sobre colinas, las
surgidas con función comercial, a lo largo de vías de comunicación…
b) La situación es la posición relativa de la ciudad
respecto a un entorno geográfico amplio (ríos, montañas, vías de
comunicación). La situación está en relación con la función de la ciudad
respecto al entorno (control político o militar de una zona, control de una
ruta de comunicación, mercado para áreas…)
La morfología urbana es el resultado de una serie de elementos
entre los que destacan los siguientes:
· El plano es el entramado
formado por las superficies construidas y libres de la ciudad (planta de las
edificaciones, calles, plazas, parques, etc.).
· La Trama. Es la manera en
que las construcciones se ordenan y agrupan. Ha evolucionado según las
tendencias urbanísticas, pero sobre todo por la evolución de los transportes.
Destacan dos tipos de tramas:
Trama en orden cerrado. Las construcciones se alinean unas junto a
otras de dos formas básicas:
*Edificios unifamiliares agrupados unos junto
a otros, dejando sólo pequeños patios interiores libres. Es propio de los
barrios antiguos de la ciudad y algunos barrios obreros de los años 50-60 del
siglo XX.
*Construcciones en grandes manzanas en torno a
un gran patio central. Es propio de los ensanches de finales del siglo XIX. Muy
característico el de Barcelona de Cerdá.
Trama en orden abierto. Las construcciones se disponen en edificios
aislados o adosados, pero con grandes espacios libres entre ellos. Pueden ser
viviendas unifamiliares con jardín o torres aisladas.
· La tipología de los edificios. El
aspecto externo de los edificios es parte importante del paisaje urbano. En
épocas pasadas daba a las ciudades un sello característico que las diferenciaba
de las demás. Actualmente las técnicas constructivas y los materiales nuevos
han dado uniformidad a las ciudades de todos los países de distintos
continentes.
Además de los factores
ya señalados, la morfología urbana se ve influenciada también por otros como:
· Los usos del suelo (urbanizable,
no urbanizable, espacios verdes...)
· Las vías de comunicación (rondas,
circunvalaciones, autovías....)
La morfología urbana
ha ido cambiando con el paso del tiempo…
La ciudad actual ha modificado su morfología respecto
a la histórica debido a los siguientes hechos:
*Los avances en la
legislación urbanística y la planificación urbana.
A mediados del siglo
XX, y con el objetivo de controlar el crecimiento urbano, se comienza a
planificar el crecimiento de la ciudad. Para ello se aplica el “zoning” o distinción de usos y funciones separadas
dentro de la ciudad y comienza a aplicarse el planeamiento,
concebido para responder a las necesidades de crecimiento y ordenación del espacio
urbano.
La planificación urbana encuentra respaldo legal en la Ley
del Suelo de 1956. Desde entonces, el Plan General de
Ordenación Urbana (PGOU) será el instrumento que organice el
crecimiento de las ciudades.
Más tarde, el nuevo marco político,
social y económico surgido en España tras la instauración del régimen
democrático exigirá una renovación de la legislación urbanística. Surge así
la Ley del Suelo de 1976; que pretendía conseguir un crecimiento de
las ciudades más ajustado a las necesidades reales, implicando a todos los
agentes sociales y económicos en el proceso y flexibilizando los criterios de
ordenación urbanística.
*Los cambios en
la ciudad histórica, que afectaron sobre todo al casco antiguo y a los
ensanches. Los cascos históricos de las ciudades
españolas se caracterizan por una cierta irregularidad, por calles
estrechas de trazado sinuoso y por la escasez de espacios abiertos.
Para revitalizarlos se han practicado dos tipos de operaciones urbanísticas:
las de renovación y las de rehabilitación
· Las operaciones
de renovación, aplicadas sobre todo en la década de los
60 del siglo XX, implicaban la sustitución total de la antigua
edificación, lo que representó un grave atentado contra el patrimonio
arquitectónico y conllevó, además, la expulsión de la antigua población
residente y el cambio del tradicional uso residencial por el terciario o de
servicios.
· Las operaciones
de rehabilitación urbana, propias de los años 80, intentan
combatir y paliar las consecuencias de las operaciones de renovación. Por ello,
respetan y se adecuan a las tipologías del entorno y procuran conservar el
elemento social y funcional, aunque esto no siempre se consiga. Estas
operaciones de renovación y rehabilitación han afectado también a los
ensanches.
*El desarrollo de
las periferias urbanas. Es
el resultado del deseo de las familias con ingresos medios o altos de buscar
espacios residenciales con una mejor calidad ambiental y de la necesidad de
otras muchas de conseguir una vivienda de precio más asequible. Ante esta
demanda diversa, en las periferias urbanas se construyen viviendas
unifamiliares o conjuntos residenciales de pisos. Junto al desarrollo de la
función residencial, la periferias urbana verá la implantación de nuevos usos
como áreas comerciales, zonas de equipamientos públicos (parques
periurbanos) y centros industriales (parques tecnológicos y
polígonos industriales). Su desarrollo trasciende incluso los propios
límites de la ciudad principal, extendiéndose hacia los municipios limítrofes,
que se transforman en nuevos centros urbanos; éstos, junto con la ciudad
central, constituyen una nueva realidad territorial, conocida como aglomeración
urbana.
3.3. La estructura de la
ciudad.
La estructura
urbana de toda ciudad suele presentar distintas piezas desde el punto de vista
morfológico y funcional, siendo las siguientes las más importantes:
3.3.1 EL CASCO ANTIGUO. Es la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta la
época industrial del siglo XIX. Constituye el núcleo más antiguo de la ciudad y
tiene un importante valor por el legado cultural que contiene.
Sus características
dependerán del origen (romano, medieval….) y de su grado de conservación,
aunque suelen compartir: planos irregulares, calles estrechas, edificios
antiguos o, al menos, de tipología tradicional tras haber sido sustituidos o
rehabilitados, casas de poca altura, unifamiliares o vecinales... Además reúne
los edificios de mayor valor histórico-artístico (catedrales, iglesias,
palacios...).
A veces, por su
antigüedad, es incómodo y aparece degradado y abandonado. Otras veces se
rehabilita y atrae a clases acomodadas. En cualquier caso su conservación es
necesaria por su valor cultural.
3.3.2. EL CENTRO URBANO o Centro Comercial o C.B.D. (Central Bussines
Distric). Ocupa el lugar central de la ciudad y suele coincidir, o ser
adyacente, con la ciudad histórica. En ocasiones son el resultado de la
transformación funcional de los ensanches, de áreas residenciales a
comerciales, de negocios y servicios.
Sus principales
características son:
· Morfológicamente se define por sus amplias
calles y avenidas, edificios de calidad desarrollados en altura, aspecto
cuidado y, últimamente, por la peatonalización de algunas de sus calles. Aquí
se concentran especialmente las actividades terciarias, destacando el comercio
especializado, banca, administración, hostelería, servicios de profesionales
(abogados, médicos, notarios, arquitectos...)
· Fácil accesibilidad, ya que las principales
vías y líneas de transporte urbano confluyen en él.
· Gran densidad circulatoria, ya que el comercio
y los servicios allí concentrados atraen a muchas personas con sus vehículos,
lo que provoca tráfico denso, atascos y problemas de aparcamiento.
· Ausencia de población residencial. Como muchos
edificios están ocupados por comercios, oficinas, despachos, etc., las
viviendas son escasas. Aquí trabaja mucha gente pero vive poca. Ello se aprecia
cuando al concluir la jornada laboral estas zonas se quedan casi vacías
· Escasa o nula actividad al margen del
terciario.
3.3. LOS SECTORES RESIDENCIALES. Tienen como función principal la de servir de residencia a sus
habitantes. Se pueden distinguir diversos tipos en función de su
antigüedad o del nivel económico de sus habitantes, lo que a su vez
influye sobre el diseño de sus edificios y su calidad. Así podemos distinguir:
a) Los ensanches y las nuevas fórmulas
urbanas del siglo XIX.
El crecimiento de la ciudad industrial más
allá del casco antiguo permitió que se crearan, por una parte, ensanches para
los burgueses, y por otra -en la entonces periferia urbana- barrios
ajardinados.
El ensanche burgués ligó el crecimiento de las ciudades con los intereses de
la burguesía. Consistía en yuxtaponer a la ciudad histórica un
nuevo conjunto urbano, pensado por y para la burguesía, por lo que plasma las ideas burguesas: orden (plano
regular), higiene (se dota de servicios de alcantarillado, abastecimiento de
agua, pavimentación…) e incremento de las rentas urbanas (viviendas de calidad,
comercios y transportes).
Los ensanches se planearon como unidad y con
una morfología y estructura totalmente nuevas: planos geométricos ortogonales,
amplias calles y avenidas bien alineadas que dibujan grandes manzanas a base de
edificios dispuestos en torno a un gran patio central; viviendas de cuidada
estética, red de abastecimiento de aguas y de alcantarillado... Con ello se
pretendían tres objetivos: crear un moderno espacio residencial para la
burguesía; conectar la ciudad a las nuevas infraestructuras de transporte
(ferrocarril, puertos) y aumentar las rentas del suelo urbano.
Para realizarlo, en muchos casos se derribaron las murallas,
aprovechando el espacio resultante para abrir el espacio: paseos de ronda o
bulevares. Destacaron los planes de ensanche de Madrid, de Barcelona (Cerdá),
Valencia y de San Sebastián.
Los barrios ajardinados o ciudades jardín, creados
a fines del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, son el resultado de
la difusión de las ideas naturalistas e higienistas (valoración de los
efectos positivos del sol y del aire libre sobre la salud), que llevaron al
deseo de acercar el campo a la ciudad. Estas ideas se concretaron en proyectos
como los barrios-jardín y la Ciudad Lineal de Arturo Soria.
b) Áreas residenciales de alto standing.
Son las ocupadas por
las clases medias y altas y se sitúan en áreas pericentrales o áreas
periféricas privilegiadas. Son espacios bien diseñados, con calles amplias,
espacios verdes, construcciones de buena calidad y monopolio residencial. En la
periferia adquieren la forma de urbanizaciones de casas tipo chalet.
c) Los barrios obreros.
Suelen ser los de
mayor densidad edificatoria, con edificaciones de mediana calidad, dominando
los bloques de viviendas en comunidad. Son zonas con deficiencias de servicios
(zonas verdes, aparcamientos...) que surgieron desde los años cincuenta y
suelen presentar un gran desorden urbanístico.
3.3.4. LA PERIFERIA URBANA. Entre 1950-1960
las principales ciudades españolas crecieron mucho debido al incremento natural
y real de la población. Así, se amplió considerablemente el área edificada, lo
que propició la creación de grandes periferias a lo largo de los principales
ejes de transporte. Estas se estructuran en las siguientes áreas caracterizadas
por sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales;
a) Las áreas
residenciales.
Incluyen barrios de
características muy diferentes: antiguos barrios obreros, barrios de
viviendas de promoción oficial, modernas urbanizaciones residenciales y áreas
de vivienda unifamiliar, que proliferan a partir de los 80 debido a la difusión
entre la clase media de la ideología clorofílica (contacto con
la naturaleza) y al incremento del uso del automóvil. Pero en el extrarradio
también encontramos los barrios marginales de infravivienda o chabolas.
b) Los sectores
industriales
La industria ocupa en
la ciudad lugares muy concretos. Por un lado encontramos localizaciones
industriales aisladas, que se relacionan con industrias pequeñas, ligeras o de
consumo, que por su antigüedad, su carácter no contaminante ni molesto,
permanecen en el interior de la ciudad. Pero lo normal es que las industrias se
agrupen en áreas suburbanas, en polígonos industriales, que no son sino
sectores urbanos especialmente preparados para la ubicación industrial:
disponen de amplio espacio, anchos viales que facilitan el transporte pesado,
facilidades de abastecimiento de energía o agua...
c) El área periurbana.
Aparece en las grandes
ciudades. Son amplios espacios –a veces intermunicipales- a los que se van
desplazando actividades y funciones de la ciudad, siguiendo sobre todo los ejes
de comunicaciones. Surge así un área en la que se mezclan actividades agrarias,
industriales, residenciales (con predominio de las segundas residencias),
recreativas (parques periurbanos, complejos deportivos...), usos sociales
(colegios, hospitales, cuarteles, cementerios, depuradoras...), comerciales
(grandes superficies)... Muchos de estos usos buscan grandes espacios y precios
del suelo más baratos. El paisaje es por lo tanto una mezcla de
natural, agrario, industrial, residencial..., sin que ninguno de ellos llegue a
ser dominante.
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