martes, 4 de febrero de 2020

UNIDAD 7: EL ESPACIO URBANO

UNIDAD 7. EL ESPACIO URBANO
Llamamos ciudad al asentamiento de población de cierto tamaño, que concentra residencias y actividades económicas terciarias e industriales y cuyas funciones abarcan a un territorio o área de influencia, es decir, es el núcleo central que organiza el territorio que lo rodea, al que se le llama área de influencia y en el que desempeña funciones específicas.
Muchas ciudades son el resultado de la evolución a través de su historia y cada época ha dejado su huella en la configuración de la ciudad, de forma que su imagen actual es resultado de su evolución urbana.
Para definir qué es un núcleo urbano se utilizan distintos criterios, entre los que destacan.
*Su tamaño demográfico y la densidad. En España se considera núcleo urbano al que supera los 10.000 habitantes. Los que tienen entre 2000 y 10.000 sería semiurbanos y los que están por debajo de 2000 son núcleos rurales. Además, los núcleos urbanos presentan mayores densidades de población.
* La morfología. Hace referencia al aspecto del paisaje urbano. Los núcleos urbanos se caracterizan por el dominio de las viviendas plurifamiliares en altura, la variedad de morfologías, la presencia de grandes vías de comunicación, espacios abiertos, edificios singulares…
* Las actividades económicas y las funciones urbanas dominantes. La ciudad se especializa en actividades industriales y terciarias, pero también posee una variedad de funciones dirigidas a dar servicio al territorio circundante. El grado de especialización de esas funciones define la centralidad de una ciudad, es decir, su capacidad de ejercer influencia sobre otros núcleos menores de población y el territorio que ocupan, que quedaría dentro de su área de influencia.
* Criterio sociológico. Define a la ciudad por sus formas genuinas de vida y relación social: mayor diversidad social y privacidad, relaciones sociales más complejas…

1. EL SISTEMA DE CIUDADES EN ESPAÑA: FUNCIONES URBANAS, ÁREAS DE INFLUENCIA Y JERARQUÍA URBANA
1.1. Las funciones de la ciudad.
La función de la ciudad es la actividad principal que se realiza en ella y que sirve para relacionarla con el territorio circundante, que a veces puede alcanzar el nivel regional o nacional. Suelen ser actividades económicas especializadas que ocupan a una parte importante de la población de la ciudad. A veces la función es la que justifica el emplazamiento y la situación de ésta.
Aunque actualmente todas las ciudades son multifuncionales y tienen en la función residencial su principal razón de ser, podemos considerar que las principales funciones son:
a) Función comercial: la ubicación de ferias y mercados en el pasado favoreció el surgimiento de ciudades en lugares bien comunicados como cruces de caminos o puertos de mar. Actualmente las ciudades son el centro comercial del territorio que se abastece de ellas. Por eso en las ciudades se concentran las principales empresas comerciales y de servicios (seguros, bancos, transportes, etc.).
b) Función industrial: Muchas industrias prefieren la localización en la periferia de la ciudad, debido a la  necesidad de mano de obra y a la concentración de clientes y otras empresas de servicios necesarias para su producción.
c) Función cultural: la concentración de actividades culturales explica la supervivencia de ciudades en entornos económicos hostiles, caso de Toledo. Otras ciudades viven gracias a la afluencia de peregrinos a sus santuarios, caso de Santiago de Compostela. También la existencia de universidades favoreció el crecimiento de algunas ciudades, caso de Salamanca o Granada
d) Función política y administrativa: Poseer la capitalidad de un territorio supone para una ciudad la instalación de organismos públicos y funcionarios que los atiendan. Ejemplo: Madrid y capitales de CC.AA.
e) Función militar: explica el origen de muchas ciudades por su emplazamiento en lugares estratégicos para la defensa (en lo alto de una colina, junto a ríos...) Hoy en día esta función se puede observar en las localidades próximas a bases militares, en las que mucha población trabaja dando servicios a las instalaciones del ejército.
f) Función de acogida: Núcleos cuya principal actividad es ofrecer alojamiento y diversión a turistas y visitantes. Los centros turísticos son los mejores ejemplos, caso de Marbella, Benidorm…
1.2. Las áreas de influencia urbana y la red urbana o sistema de ciudades
1.2.1. Las áreas de influencia
Un núcleo urbano establece con su territorio circundante múltiples formas de relación. Los vínculos diseñan la llamada  área de influenciahinterland, que se define como el territorio organizado por una ciudad y vinculado socio-económicamente a ella a través de los bienes y servicios que ésta le ofrece.
En su diseño juega un papel decisivo la distancia, de modo que la intensidad de los flujos de relación disminuye conforme nos alejamos del núcleo urbano.
Sus límites son fluidos, ya que en sus márgenes las poblaciones se reparten entre varios centros que compiten entre sí. Además, estos límites no son invariables, pues la ciudad crece y transforma el territorio que la circunda mediante la ocupación del mismo por actividades, usos y servicios, generando así –en un primer momento- el llamado proceso de periurbanización, a la vez que establece lazos de relación y dependencia con otros núcleos urbanos de menor rango.
Según la importancia del núcleo central el territorio que alcanza el área de influencia de una ciudad puede ser municipal, comarcal, provincias, regional, nacional, e incluso internacional.
Las áreas de influencia a veces coinciden con límites político-administrativos, pero casi siempre su extensión y limites dependen, sobre todo, de dos factores. Por un lado del tamaño demográfico de la ciudad central, de forma que a mayor tamaño, mayor extensión. Por otro de la especialización de sus funciones, es decir, de la variedad y naturaleza de los bienes y servicios que la ciudad oferta. El área de influencia se modifica por el desarrollo de las comunicaciones
La teoría de los lugares centrales de Chrystaller explica las diferentes dimensiones que puede tener el área de influencia en relación con los servicios ofrecidos por el núcleo central. En España la ciudad con mayor área de influencia es Madrid, le siguen ciudades periféricas como Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña y Bilbao y después ciudades intermedias: Burgos, Zaragoza, Granada, Murcia...
A partir de la periurbanización la expansión de las grandes ciudades ha dado lugar a la formación de diversos tipos de aglomeraciones urbanas, entre las que podemos destacar:
·Áreas metropolitanas. Son aglomeraciones urbanas constituidas por una ciudad central que, en su expansión, ha ido absorbiendo a municipios cercanos creando una gran área urbana. La ciudad principal proporciona empleo y servicios, mientras los núcleos periféricos desempeñan una función residencial, además de recibir actividades económicas (industria, comercio, servicios…). Para su funcionamiento es fundamental la existencia de una adecuada red de transporte. En España destacan las de Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, Zaragoza…
·Conurbaciones. Son aglomeraciones urbanas continuas integradas por dos o más núcleos que manteniendo su autonomía han crecido  hasta unirse espacialmente y crear un mismo conjunto urbano. Destacan las de Alicante-Elche, Málaga-Marbella; Pontevedra-Marín, San Fernando-Puerto de Santa María.
·Regiones urbanas. Son territorios extensos que acogen aglomeraciones discontinuas integradas por núcleos de diferente tamaño y funcionalidad, aunque el conjunto del territorio presenta un alto grado de urbanización y las relaciones sociales y económicas en él son muy intensas. En España destacan las regiones urbanas de Madrid y Barcelona y la zona central de Asturias (Oviedo-Gijón-Avilés)
·Megalópolis. Son aglomeraciones urbanas de gran extensión, constituidas por la suma de áreas metropolitanas o conurbaciones. Constituyen un área urbana muy urbanizada pero con discontinuidades. En España sólo se aproxima a ese modelo la franja mediterránea desde Barcelona hasta Alicante-Murcia.
A veces, la crisis de lo urbano provoca que la ciudad pierda población y parte de sus funciones a favor de municipios cercanos, proceso conocido como contraurbanización. En él se produce una deslocalización espacial de población y actividades, favorecida por mejores condiciones del hábitat, los precios más bajos del suelo residencial e industrial y la mejora de las comunicaciones. El mejor ejemplo lo tenemos en el desplazamiento de personas y actividades desde Madrid a provincias limítrofes como Guadalajara o Toledo.
1.2.2. La red urbana o sistema de ciudades.
Llamamos red urbana o sistema de ciudades a la forma en se disponen sobre el territorio los núcleos de población (nodos) y las interrelaciones que establecen entre ellos: los flujos (mercancías, personas, capital…) que circulan a través de las redes (infraestructuras de comunicación y transporte).
La red urbana se configura por la suma de una serie de factores, entre los que destacan:
●Los naturales, sobre todo el relieve y el agua. El primero, al influir sobre la actividad agraria o el desarrollo de los transportes, determina el asentamiento de grandes ciudades en los valles y llanuras interiores o costeras. La disponibilidad de agua ha condicionado el asentamiento de las ciudades cerca de grandes ríos.
●Los históricos. La red urbana tiene mucho que ver con hechos históricos. La primera red urbana de España la proporcionó Roma en base a su organización provincial y su red de calzadas. Después se redefinió con el urbanismo islámico y cristiano bajomedieval y, más tarde, la elección de Madrid como capital por Felipe II (1563), la elección de un sistema radial de transportes terrestres o la división provincial de Javier de Burgos (1833), influyeron de forma decisiva en la actual jerarquía urbana española.
●Los socioeconómicos. Entre ellos destacan la industrialización, que sólo juega un papel destacado en el proceso de urbanización español en los núcleos vasco y catalán y en las más importantes capitales de provincia; y el turismo, que modificó profundamente la red urbana española provocando un gran desarrollo urbano en la costa mediterránea y las principales islas.
●Los factores políticos. Las políticas centralistas iniciadas por los Austrias y mantenidas por los Borbones, que tienen su mejor exponente en el trazado de redes radiales de transporte, configuraron la jerarquía urbana española y definieron los principales ejes urbanos. Más tarde las políticas económicas del franquismo consolidaron la estructura y, finalmente, las Comunidades Autónomas han definido los subsistemas regionales al favorecer las comunicaciones intrarregionales.
Por otra parte, las redes urbanas pueden adoptar formas variadas. Lo más común es que adopten un modelo jerárquico, donde la ciudad principal se relaciona con otros núcleos de menor rango, generando una jerarquía urbana donde las ciudades se clasifican en función de su tamaño demográfico, la extensión de su área de influencia y la especialización de sus funciones.
La interrelación entre los núcleos puede ser unidireccional o bidireccional, de modo que según el tipo de interrelación se establecen distintos modelos de sistemas o subsistemas urbanos, destacando:
El monocéntrico primado. Aquél en el que una ciudad central es el centro dominante del sistema, posee un tamaño muy superior al resto de ciudades y no hay ciudades intermedias. Las relaciones son jerárquicas y de dependencia de los núcleos de menor rango respecto a la ciudad central.
El monocéntrico jerarquizado. En este modelo una ciudad es el centro del sistema, pero hay otras ciudades con distintos niveles de rango, por tanto la jerarquía urbana es piramidal y se establecen varios niveles en función del tamaño de las ciudades.
El policéntrico. Cuando varias ciudades compiten por determinadas funciones especializadas en un mismo territorio. Por ejemplo, el sistema urbano andaluz es bicéntrico, con Sevilla como ciudad central en la Depresión del Guadalquivir y Málaga en la costa mediterránea.
1.3. La jerarquía urbana.
Como hemos visto, las ciudades se organizan sobre el territorio de forma jerárquica, pues no todas tienen la misma importancia ni desempeñan las mismas funciones. Además, mantienen entre sí unas relaciones de interdependencia donde las más grandes crean áreas de influencia que acogen a ciudades menores a las que prestan servicios especializados.
La primacía de una ciudad sobre otra, a lo que se llama centralidad urbana, puede medirse por diferentes criterios, pero sobre todo por el volumen de población, que justifica la capacidad de atracción de un núcleo urbano sobre otros de menor categoría. En la red urbana española existe una jerarquía bicéfala, con dos metrópolis nacionales de rango internacional: Madrid y Barcelona. Además, nuestro sistema urbano es concentrado y polarizado, pues las grandes áreas metropolitanas concentran buena parte de la población y la actividad económica.
En el sistema urbano español se diferencian los siguientes niveles de jerarquía:
1. Metrópolis nacionales. Forman el primer nivel jerárquico; en él se encuentran las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, aglomeraciones que superan los tres millones de habitantes. Ambas son el centro de dos regiones urbanas de cinco y seis millones de personas, respectivamente. Tienen influencia sobre todo el territorio nacional y se relacionan con otras metrópolis internacionales. Son sede de servicios muy especializados. Madrid prima la función de capitalidad política y Barcelona es el centro económico del arco mediterráneo.
2. Metrópolis regionales de primer orden. Nivel integrado por las ciudades de Valencia, Sevilla, Bilbao, Zaragoza y Málaga Su población está entre 500.000 y 1.500.000 habitantes y ejercen influencia a nivel regional, aunque mantienen lazos intensos con las metrópolis nacionales. Poseen un gran potencial económico e industrial. También son sede de servicios especializados y actúan de centros políticos  financieros y empresariales de ámbito regional.
Su área de influencia desborda los límites de su Comunidad Autónoma. Así, Bilbao extiende su influencia más allá del País vasco, hacia La Rioja y Navarra, el eje cantábrico y Burgos. Zaragoza organiza todo el valle del Ebro y Valencia articula las comunidades de Valencia, Murcia y una parte de Castilla La Mancha.
3Metrópolis regionales de segundo orden. En este nivel están ciudades como Palma de Mallorca, Las Palmas, Murcia, Alicante, Granada, Córdoba, A Coruña, Santander... Su población está entre los 200.000 y 500.000 habitantes y son centros de servicios especializados, a la vez que ejercen otras funciones del secundario y terciario menos especializadas, servicios cualificados, importante oferta turística… Su ámbito de influencia es menor que el del nivel anterior: ámbito autonómico, regional o subregional
4. Ciudades medianas. Engloba capitales de provincia y ciudades de cierto dinamismo económico: Segovia, Burgos, Toledo, Logroño, Castellón, Avilés, Algeciras…. Tienen entre 60.000 y 200.000 habitantes Ejercen una función comercial y de servicios a nivel provincial. A veces poseen funciones muy especializadas (Benidorm, el turismo; Algeciras, función portuaria) o aprovechan su condición de capitalidad política (Santiago de Compostela, Mérida, Álava).
5. Pequeñas ciudades. Ciudades con una población entre los 20.000 y 60.000 habitantes. Son numerosas y muy heterogéneas. Incluyen desde capitales de provincia poco pobladas (Huesca, Ávila, Cuenca, Soria, Teruel) hasta núcleos urbanos que destacan por su estructura económica diversificada, actividades industriales, turísticas o agrarias ligadas a la industria agroalimentaria.
6. Centros o cabeceras comarcales. Tienen una población entre 10.000 y 20.000 habitantes (más grandes en la mitad sur de España) Son centros de servicios comerciales a nivel comarcal, normalmente del ámbito rural, y presentan mayor dinamismo que el resto de núcleos urbanos a los que sirven
2. PRINCIPALES ÁREAS Y EJES URBANOS.
La red urbana española tiene un diseño radiocéntrico, ya que la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, se encuentra en el centro de la red, rodeada de un interior poco urbanizado, con pocas grandes ciudades y con ejes urbanos débiles. De hecho, los más importantes ejes urbanos se encuentran en la periferia creando un sistema semianular. Además, el cuadrante nordeste  peninsular –que incluye a Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza…- es el espacio más dinámico de nuestra red urbana.
El sistema de ciudades tiende a articularse formando áreas (agrupamientos) y ejes urbanos. Un eje urbano se crea cuando las ciudades se articulan en torno a un conjunto de infraestructuras de transportes terrestres, fundamentalmente carreteras, a las que se une la concentración de actividades y de población. Las principales áreas y ejes que conforman el sistema urbano español son los siguientes:
a) El área o región urbana de Madrid.
En el centro peninsular se ha creado una gran área urbana que gravita en torno al área metropolitana de Madrid, que aprovecha su carácter de centro de la red de transportes terrestres del país, sirviendo así de punto de conexión entre varios ejes. Tiene un gran peso dentro del sistema económico español, aunque sufre problemas de congestión; por ello, está extendiendo su área de influencia a las provincias limítrofes, sobre todo Toledo y Guadalajara, pero también a Segovia, Ávila, Cuenca y Ciudad Real.
b) Los ejes urbanos periféricos, que se disponen en forma semianular en torno al centro. Son:
1) Eje mediterráneo o levantino. Se extiende de Girona a Murcia. Es el eje más dinámico y el que posee un mayor potencial de desarrollo. Está muy consolidado, su nivel de urbanización es muy elevado y tiene una estructura económica muy diversificada: industria y construcción, terciario (comercio, turismo…), agricultura intensiva… Se conecta con los ejes del Ebro (desde Tarragona); con Madrid (desde Valencia y a través de Albacete); con Andalucía (a través de Granada) y con Baleares, desde Valencia y Barcelona.
El eje mediterráneo incluiría tres subsistemas: El catalán, con centro en  Barcelona y sus otras tres capitales como núcleos secundarios; el valenciano, con centro en el área metropolitana de Valencia y Alicante, Castellón y Elche como núcleos secundarios, y el murciano, con Murcia y Cartagena como núcleos principales
2) Eje del valle del Ebro. Discurre desde Vitoria hasta Tarragona, teniendo a Zaragoza como ciudad principal. Aunque ofrece un gran potencial, tiene algunos vacíos demográficos en las provincias de Huesca, Zaragoza y Lleida. Es un eje dinámico, con equilibrio entre la industria y los servicios, y que ha sabido aprovechar su papel de enlace entre los ejes cantábrico y mediterráneo y Madrid.
3) Eje cantábrico. Se desarrolla desde el País Vasco a Galicia, pero presenta algunas discontinuidades y está marcado por las difíciles comunicaciones en sentido norte-sur. Incluye  tres susbsistemas: el asturiano:  el triángulo Oviedo-Avilés-Gijón; el vasco formado por las tres capitales vascas, con predominio de Bilbao; y el cántabro, con centro en Santander y conectado con La Rioja, Burgos, León… El eje cantábrico se debilitó con el declive minero-industrial, por lo que su alto nivel de urbanización es herencia de etapas anteriores. De hecho es una red urbana estancada y con problemas de integración con las redes vecinas.
4) Eje atlántico gallego. Se extiende entre Ferrol y Vigo, teniendo las mayores ciudades en el litoral: A Coruña; Santiago, Vigo, ya que es aquí donde se concentra la mayor parte del sector productivo gallego. Se relaciona con las ciudades del interior (Orense y Lugo), trata de mejorar su conexión con el eje cantábrico y de consolidar un eje de mayor envergadura que se prolongaría hasta Oporto (Portugal).
5) El eje andaluz. Se trata de un eje bipolar y bicéntrico. Bipolar porque está dividido en dos ejes. Por un lado el eje litoral. Este se extiende por la costa desde Almería a Cádiz y tiene su núcleo principal en Málaga. Es un eje dinámico especializado en el turismo, el comercio, la agricultura intensiva  y las industrias básicas. Es, además, la continuación natural del eje mediterráneo y enclave de conexión con África. La otra rama del eje andaluz es el eje del valle del Guadalquivir, que tiene como ciudad central a Sevilla. Éste muestra menor grado de urbanización en el valle alto y medio (Jaén y Córdoba), pero las zonas más meridionales del eje, como la de Sevilla, Jerez y Cádiz, tienen un fuerte crecimiento urbano. En el subsistema urbano andaluz puede señalarse un tercer eje, el transversal andaluz, que se articula en torno a la A-92. Potencia el desarrollo de las ciudades situadas en el llamado surco intrabético y conecta el territorio andaluz con el Levante.
6) Eje oeste. Ruta de la Plata. Se extiende desde Huelva y Sevilla hasta el Principado de Asturias; mantiene en todo el interior tasas demográficas bajas, aunque comprende dos focos de alto potencial.
c) Áreas urbanas del interior peninsular
El interior peninsular carece de ejes urbanos integrados. Encontramos algunos subsistemas bien definidos como el de Castilla y León, con Valladolid como metrópoli regional que organiza las capitales más próximas. Tanto aquí como en el resto del interior predominan las pequeñas ciudades, destacando las capitales de provincia, aunque se están constituyendo ejes incipientes a lo largo de las nuevas infraestructuras de transporte. Es el caso del eje Madrid-Albacete-Valencia; del eje diagonal Badajoz-Madrid-Zaragoza-Barcelona; del eje Madrid-Valladolid-A Coruña o del eje Madrid-Andalucía. Todos ellos, además de ofrecer problemas orográficos, presentan grandes zonas con bajo potencial demográfico y grandes vacíos urbanos.
d) Los subsistemas insulares.
En los archipiélagos, la fragmentación territorial de las islas impide formar áreas y ejes urbanos. Las ciudades más destacadas son las capitales provinciales y todos los núcleos de cierto rango están especializadas en actividades turísticas. Las relaciones con el sistema urbano peninsular tienen lugar con Madrid; y con Valencia y Barcelona en el caso de Baleares.
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3. LA ESTRUCTURA Y EL PLANO DE LA CIUDAD
3.1. El plano de la ciudad.
Es la representación gráfica a escala que refleja los elementos y  espacios urbanos (trama) de la ciudad y donde se pueden observar las distintas etapas históricas de su desarrollo a través de sus sucesivas etapas de crecimiento.  Por eso es frecuente encontrar en la ciudad diferentes tipos de planos.
El plano, junto con las edificaciones y usos del suelo conforman la morfología urbana. Estos elementos cambian con la evolución urbana.  El más duradero es el trazado urbano, seguido por la edificación, mientras que el uso del suelo es el que más variabilidad presenta.
Existen cuatro tipos básicos de plano: irregular; lineal; ortogonal, en cuadrícula o en damero y el radiococéntrico. En realidad suelen convivir en la misma ciudad y son el producto de distintas variables: la influencia del medio natural, las características culturales de los fundadores o de la población residente (ejemplo de las medinas de los países árabes), la situación socioeconómica o política, etc.
●IRREGULAR Propio de ciudades antiguas y amuralladas, lo que provocaba el hacinamiento de los edificios en poco espacio. Trazado sinuoso, calles estrechas e irregulares. Sin planificar. En el centro se sitúa el edificio emblemático. Trama: compacta, densa y cerrada. Origen: condicionamientos topográficos. Se corresponde con: casco antiguo (época medieval, musulmana). Ejemplos; Toledo, Girona, Granada, Córdoba, Toledo…
●ORTOGONAL, también llamado en cuadrícula, en damero o hipodámico. Origen: greco-romano. Muy utilizados en época industrial en los ensanches. Trazado en cuadrícula o damero: calles rectilíneas que se cortan perpendicularmente originando manzanas de edificios. Planificación previa. Trama cerrada. Ej: Madrid, Barcelona, Valencia, S. Sebastián, Castellón…
●RADIOCÉNTRICO Origen: ciudades medievales y algunos ensanches. Trazado de calles: radial. Convergen en un punto central (plaza, castillo, iglesia). Espacio dividido en círculos concéntricos en donde se edifica. Ej: Vitoria, Palma Mallorca
●LINEAL Se desarrolla alrededor de una gran avenida o vía de comunicación, que a ambos lados posee construcciones. Camino de Santiago (Logroño, Burgos, Astorga…). Su versión moderna fue Ideada por Arturo Soria para integrar la naturaleza (casas unifamiliares con pequeños jardines).
3.2. La morfología de la ciudad.
Cuando hablamos de la morfología de la ciudad nos referimos al “paisaje urbano”, es decir al aspecto externo que presenta la misma. Está  influida por el emplazamiento y la situación:
 a) El emplazamiento es el espacio concreto que ocupa la ciudad. Depende de las características del medio físico (topografía) y, sobre todo, de la función para la que se creó la ciudad. Así, las ciudades fundadas con fines defensivos se emplazan sobre colinas, las  surgidas con función comercial, a lo largo de vías de comunicación…
b) La situación es la posición relativa de la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio (ríos, montañas, vías de comunicación). La situación está en relación con la función de la ciudad respecto al entorno (control político o militar de una zona, control de una ruta de comunicación, mercado para áreas…)
La morfología urbana es el resultado de una serie de elementos entre los que destacan los siguientes:
· El plano es el entramado formado por las superficies construidas y libres de la ciudad (planta de las edificaciones, calles, plazas, parques, etc.).
· La Trama. Es la manera en que las construcciones se ordenan y agrupan. Ha evolucionado según las tendencias urbanísticas, pero sobre todo por la evolución de los transportes. Destacan dos tipos de tramas:
Trama en orden cerrado. Las construcciones se alinean unas junto a otras de dos formas básicas:
*Edificios unifamiliares agrupados unos junto a otros, dejando sólo pequeños patios interiores libres. Es propio de los barrios antiguos de la ciudad y algunos barrios obreros de los años 50-60 del siglo XX.
*Construcciones en grandes manzanas en torno a un gran patio central. Es propio de los ensanches de finales del siglo XIX. Muy característico el de Barcelona de Cerdá.
Trama en orden abierto. Las construcciones se disponen en edificios aislados o adosados, pero con grandes espacios libres entre ellos. Pueden ser viviendas unifamiliares con jardín o torres aisladas.
· La tipología de los edificios. El aspecto externo de los edificios es parte importante del paisaje urbano. En épocas pasadas daba a las ciudades un sello característico que las diferenciaba de las demás. Actualmente las técnicas constructivas y los materiales nuevos han dado uniformidad a las ciudades de todos los países de distintos continentes.
Además de los factores ya señalados, la morfología urbana se ve influenciada también por otros como:
· Los usos del suelo (urbanizable, no urbanizable, espacios verdes...)
· Las vías de comunicación (rondas, circunvalaciones, autovías....)
La morfología urbana ha ido cambiando con el paso del tiempo…
La ciudad actual ha modificado su morfología respecto a la histórica debido a los siguientes hechos:
*Los avances en la legislación urbanística y la planificación urbana
 A mediados del siglo XX, y con el objetivo de controlar el crecimiento urbano, se comienza a planificar el crecimiento de la ciudad. Para ello se aplica el zoning” o distinción de usos y funciones separadas dentro de la ciudad y comienza a aplicarse el planeamiento, concebido para responder a las necesidades de crecimiento y ordenación del espacio urbano.
La planificación urbana encuentra respaldo legal en la Ley del Suelo de 1956. Desde entonces, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) será el instrumento que organice el crecimiento de las ciudades.
Más tarde, el nuevo marco político, social y económico surgido en España tras la instauración del régimen democrático exigirá una renovación de la legislación urbanística. Surge así la Ley del Suelo de 1976; que pretendía conseguir un crecimiento de las ciudades más ajustado a las necesidades reales, implicando a todos los agentes sociales y económicos en el proceso y flexibilizando los criterios de ordenación urbanística.
*Los cambios en la ciudad histórica, que afectaron sobre todo al casco antiguo y a los ensanches. Los cascos históricos de las ciudades españolas se caracterizan por una cierta irregularidad, por calles estrechas de trazado sinuoso y por la escasez de espacios abiertos. Para revitalizarlos se han practicado dos tipos de operaciones urbanísticas: las de renovación y las de rehabilitación
·        Las operaciones de renovación, aplicadas sobre todo en la década de los 60 del siglo XX, implicaban la sustitución total de la antigua edificación, lo que representó un grave atentado contra el patrimonio arquitectónico y conllevó, además, la expulsión de la antigua población residente y el cambio del tradicional uso residencial por el terciario o de servicios.
·        Las operaciones de rehabilitación urbana, propias de los años 80, intentan combatir y paliar las consecuencias de las operaciones de renovación. Por ello, respetan y se adecuan a las tipologías del entorno y procuran conservar el elemento social y funcional, aunque esto no siempre se consiga. Estas operaciones de renovación y rehabilitación han afectado también a los ensanches.
*El desarrollo de las periferias urbanas. Es el resultado del deseo de las familias con ingresos medios o altos de buscar espacios residenciales con una mejor calidad ambiental y de la necesidad de otras muchas de conseguir una vivienda de precio más asequible. Ante esta demanda diversa, en las periferias urbanas se construyen viviendas unifamiliares o conjuntos residenciales de pisos. Junto al desarrollo de la función residencial, la periferias urbana verá la implantación de nuevos usos como áreas comerciales, zonas de equipamientos públicos (parques periurbanos) y centros industriales (parques tecnológicos y polígonos industriales). Su desarrollo trasciende incluso los propios límites de la ciudad principal, extendiéndose hacia los municipios limítrofes, que se transforman en nuevos centros urbanos; éstos, junto con la ciudad central, constituyen una nueva realidad territorial, conocida como aglomeración urbana.
3.3. La estructura de la ciudad.
 La estructura urbana de toda ciudad suele presentar distintas piezas desde el punto de vista morfológico y funcional, siendo las siguientes las más importantes:
          3.3.1 EL CASCO ANTIGUOEs la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta la época industrial del siglo XIX. Constituye el núcleo más antiguo de la ciudad y tiene un importante valor por el legado cultural que contiene.
Sus características dependerán del origen (romano, medieval….) y de su grado de conservación, aunque suelen compartir: planos irregulares, calles estrechas, edificios antiguos o, al menos, de tipología tradicional tras haber sido sustituidos o rehabilitados, casas de poca altura, unifamiliares o vecinales... Además reúne los edificios de mayor valor histórico-artístico (catedrales, iglesias, palacios...).
A veces, por su antigüedad, es incómodo y aparece degradado y abandonado. Otras veces se rehabilita y atrae a clases acomodadas. En cualquier caso su conservación es necesaria por su valor cultural.
3.3.2EL CENTRO URBANO Centro Comercial o C.B.D. (Central Bussines Distric). Ocupa el lugar central de la ciudad y suele coincidir, o ser adyacente, con la ciudad histórica. En ocasiones son el resultado de la transformación funcional de los ensanches, de áreas residenciales a comerciales, de negocios y servicios.
Sus principales características son:
·         Morfológicamente se define por sus amplias calles y avenidas, edificios de calidad desarrollados en altura, aspecto cuidado y, últimamente, por la peatonalización de algunas de sus calles. Aquí se concentran especialmente las actividades terciarias, destacando el comercio especializado, banca, administración, hostelería, servicios de profesionales (abogados, médicos, notarios, arquitectos...)
·         Fácil accesibilidad, ya que las principales vías y líneas de transporte urbano confluyen en él.
·         Gran densidad circulatoria, ya que el comercio y los servicios allí concentrados atraen a muchas personas con sus vehículos, lo que provoca tráfico denso, atascos y problemas de aparcamiento.
·         Ausencia de población residencial. Como muchos edificios están ocupados por comercios, oficinas, despachos, etc., las viviendas son escasas. Aquí trabaja mucha gente pero vive poca. Ello se aprecia cuando al concluir la jornada laboral estas zonas se quedan casi vacías
·         Escasa o nula actividad al margen del terciario.
3.3. LOS SECTORES RESIDENCIALESTienen como función principal la de servir de residencia a sus habitantes. Se pueden distinguir diversos tipos en función de su antigüedad  o del nivel económico de sus habitantes, lo que a su vez influye sobre el diseño de sus edificios y su calidad. Así podemos distinguir:
a) Los ensanches y las nuevas fórmulas urbanas del siglo XIX.
El crecimiento de la ciudad industrial más allá del casco antiguo permitió que se crearan, por una parte, ensanches para los burgueses, y por otra -en la entonces periferia urbana- barrios ajardinados.
El ensanche burgués ligó el crecimiento de las ciudades con los intereses de la burguesía. Consistía en yuxtaponer a la ciudad histórica un nuevo conjunto urbano, pensado por y para la burguesía, por lo que  plasma las ideas burguesas: orden (plano regular), higiene (se dota de servicios de alcantarillado, abastecimiento de agua, pavimentación…) e incremento de las rentas urbanas (viviendas de calidad, comercios y transportes).
Los ensanches se planearon como unidad y con una morfología y estructura totalmente nuevas: planos geométricos ortogonales, amplias calles y avenidas bien alineadas que dibujan grandes manzanas a base de edificios dispuestos en torno a un gran patio central; viviendas de cuidada estética, red de abastecimiento de aguas y de alcantarillado... Con ello se pretendían tres objetivos: crear un moderno espacio residencial para la burguesía; conectar la ciudad a las nuevas infraestructuras de transporte (ferrocarril, puertos) y aumentar las rentas del suelo urbano.
Para realizarlo, en muchos casos se derribaron las murallas, aprovechando el espacio resultante para abrir el espacio: paseos de ronda o bulevares. Destacaron los planes de ensanche de Madrid, de Barcelona (Cerdá), Valencia y de San Sebastián.
Los barrios ajardinados o ciudades jardín, creados a fines del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, son el resultado de la difusión de las ideas naturalistas e higienistas (valoración de los efectos positivos del sol y del aire libre sobre la salud), que llevaron al deseo de acercar el campo a la ciudad. Estas ideas se concretaron en proyectos como los barrios-jardín y la Ciudad Lineal de Arturo Soria.
b) Áreas residenciales de alto standing.
Son las ocupadas por las clases medias y altas y se sitúan en áreas pericentrales o áreas periféricas privilegiadas. Son espacios bien diseñados, con calles amplias, espacios verdes, construcciones de buena calidad y monopolio residencial. En la periferia adquieren la forma de urbanizaciones de casas tipo chalet.
c) Los barrios obreros.
Suelen ser los de mayor densidad edificatoria, con edificaciones de mediana calidad, dominando los bloques de viviendas en comunidad. Son zonas con deficiencias de servicios (zonas verdes, aparcamientos...) que surgieron desde los años cincuenta y suelen presentar un gran desorden urbanístico.
3.3.4. LA PERIFERIA URBANA. Entre 1950-1960 las principales ciudades españolas crecieron mucho debido al incremento natural y real de la población. Así, se amplió considerablemente el área edificada, lo que propició la creación de grandes periferias a lo largo de los principales ejes de transporte. Estas se estructuran en las siguientes áreas caracterizadas por sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales;
a) Las áreas residenciales.
Incluyen barrios de características muy diferentes: antiguos barrios obreros, barrios de viviendas de promoción oficial, modernas urbanizaciones residenciales y áreas de vivienda unifamiliar, que proliferan a partir de los 80 debido a la difusión entre la clase media de la ideología clorofílica (contacto con la naturaleza) y al incremento del uso del automóvil. Pero en el extrarradio también encontramos los barrios marginales de infravivienda o chabolas.
b) Los sectores industriales
La industria ocupa en la ciudad lugares muy concretos. Por un lado encontramos localizaciones industriales aisladas, que se relacionan con industrias pequeñas, ligeras o de consumo, que por su antigüedad, su carácter no contaminante ni molesto, permanecen en el interior de la ciudad. Pero lo normal es que las industrias se agrupen en áreas suburbanas, en polígonos industriales, que no son sino sectores urbanos especialmente preparados para la ubicación industrial: disponen de amplio espacio, anchos viales que facilitan el transporte pesado, facilidades de abastecimiento de energía o agua...
c) El área periurbana.
Aparece en las grandes ciudades. Son amplios espacios –a veces intermunicipales- a los que se van desplazando actividades y funciones de la ciudad, siguiendo sobre todo los ejes de comunicaciones. Surge así un área en la que se mezclan actividades agrarias, industriales, residenciales (con predominio de las segundas residencias), recreativas (parques periurbanos, complejos deportivos...), usos sociales (colegios, hospitales, cuarteles, cementerios, depuradoras...), comerciales (grandes superficies)... Muchos de estos usos buscan grandes espacios y precios del suelo más baratos.   El paisaje es por lo tanto una mezcla de natural, agrario, industrial, residencial..., sin que ninguno de ellos llegue a ser dominante.



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