TEMA 11. LAS ACTIVIDADES TURÍSTICAS.
Llamamos
turismo al conjunto de actividades desarrolladas por las personas en los viajes
y estancias realizados en lugares distintos a los de su residencia habitual,
por un período superior a un día e inferior a un año, motivado por ocio,
negocios u otros motivos.
1. Caracteres de la oferta turística
española y tipos de turismo.
1.1. La oferta turística:
características y problemática.
Cuando hablamos de la oferta turística nos
referimos al conjunto de recursos e infraestructuras, bienes, productos y servicios, que se encuentran
en un determinado lugar y que están disponibles en el mercado para ser usados o
consumidos por los turistas.
1.1.1. Características de la oferta
turística.
El enorme potencial turístico de España
se basa en bien desarrollada oferta turística, que se fundamenta, sobre los
siguientes pilares:
a) La existencia de un amplio y variado conjunto de recursos turísticos, teniendo gran importancia los de base
geográfica. Entre ellos debemos destacar:
● Las ventajas desde el punto de vista geográfico. Por un lado, nuestra localización en la banda de clima
templado cálido, pero también nuestra posición
excéntrica y meridional respecto a Europa, acentuada por la cercanía a África o
por la condición casi tropical de Canarias, que nos da un plus de originalidad
como destino turístico. Además, nuestra situación geográfica como país
desarrollado capitalista en el contexto de la U.E., nos coloca en el seno de un
espacio de elevado nivel de renta y gran demanda turística.
Por otro lado, el carácter peninsular;
la existencia de dos archipiélagos (gran cantidad de kilómetros de costas); la variedad
de paisajes (derivada de la riqueza geomorfológica y climática); la riqueza
natural… nos concede una enorme cantidad y variedad de recursos.
●La riqueza histórico-artística y cultural, producto de una larga historia y
reflejada en un rico patrimonio artístico, urbanístico (cascos históricos),
fiestas y costumbres populares, gastronomía…
●Ventajas económicas. Desde los años 60, nuestro menor desarrollo económico nos concede un gran
atractivo en la relación calidad-precio. Desde entonces, los bajos salarios, el
menor nivel de vida, la abundante mano de obra para el desarrollo de la
construcción, la hostelería… fueron grandes ventajas.
b) Las
instalaciones turísticas, que cubren
las necesidades de alojamiento, manutención y ocio. En este sentido, la oferta de alojamiento es muy amplia,
aunque se concentra en el litoral mediterráneo peninsular y ambos archipiélagos
y crece en el interior peninsular. En 2019 España ofertaba 1,86 millones de
plazas en establecimientos hoteleros, en su mayoría de categoría media; y 1,5
millones de plazas en establecimientos extrahoteleros (campings, apartamentos,
casas rurales).
La oferta de
manutención, que incluye
los servicios de restauración (restaurantes, cafeterías y bares) también es muy
amplia, siendo los más visitados los de dos tenedores.
La oferta de
ocio y recreo es también
amplia y variada. Incluye instalaciones deportivas, parques recreativos y
acuáticos, clubes hípicos y de golf, instalaciones naúticas, estaciones de
esquí, parques nacionales y naturales, parques temáticos…
c) Una buena
red de infraestructuras y servicios de transporte: red de aeropuertos, puertos,
autopistas y autovías (éstas de uso gratuito), ferrocarril de alta velocidad…
d) Una oferta
capacitada para responder a una gran y exigente demanda.
La oferta turística tuvo que responder
en 2019 a la llegada de 83,7 millones de visitantes. España recibe sobre todo
turistas procedentes de Europa. Por orden: británicos (18 millones en 2019),
alemanes, franceses e italianos. Destacar también el flujo de japoneses -por su
número- y norteamericanos -por su poder adquisitivo-. Últimamente se ha
incrementado la presencia de chinos o rusos. (Ver enlace)
Los principales destinos del turismo
internacional son, por este orden, Cataluña (19,3 millones de turistas
recibidos en 2019), Baleares, Canarias, Andalucía, Comunidad Valenciana y
Madrid. (Ver enlace)
La mayoría del turismo extranjero llega
por vía aérea (80%), seguido de la carretera, tren y barco.
Pero no podemos olvidar la importancia
del turismo nacional, que es el sostén del turismo interior y de la actividad
durante la temporada baja.
e) Las
políticas turísticas. La
administración estatal, pero también las autonómicas y locales, atendiendo a la
importancia económica del turismo, dedican muchas inversiones a su promoción:
celebración (FITUR) o participación en ferias internacionales, mantenimiento de
oficinas de turismo, campañas de promoción, señalización y mantenimiento de
infraestructuras y servicios turísticos…
1.1.2. Problemas de la actividad
y la oferta turística.
Pero el
desarrollo de la actividad turística también presenta problemas, entre los que
cabe destacar:
·
La acusada
estacionalidad. Casi el 50%
del turismo se concentra entre julio y agosto, provocando entonces la masificación
de las áreas turísticas y, en temporada baja, la infrautilización de las infraestructuras
turísticas y la caída del empleo en el sector.
·
Concentración
de la oferta. Casi el
85% de la oferta se concentra en la costa mediterránea y las islas, creando problemas
de congestión y caída de la calidad de los servicios en temporada alta.
·
Exceso de
oferta extrahotelera, sobre todo
de apartamentos no declarados, que sólo producen beneficio privado pero contribuyen a aumentar los impactos
negativos del turismo.
·
Minifundismo
empresarial y dependencia de los grandes touroperadores. Estos presionan para reducir los precios y,
además, los beneficios quedan en parte en el país emisor, provocando en el
sector español pérdida de negocio y que las pequeñas empresas no resistan la
presión de los touroperadores
1.2. Tipos de turismo.
La variedad de recursos de base turística
disponibles en España, hace que se multipliquen las modalidades turísticas o
tipos de turismo. Estos, en cualquier caso, siguen estando claramente
encabezados por el turismo de sol y playa, como evidencia el hecho de
que la mayor parte de la oferta y la demanda turística se concentre en el
litoral –especialmente el mediterráneo- y ambos archipiélagos. Esta modalidad
aprovecha las condiciones climáticas de nuestras costas (tiempo soleado y
temperaturas suaves), pero también el recurso del agua, los paisajes, la amplia
oferta de alojamiento y restauración, la posibilidad de realizar prácticas
deportivas, la variedad de actividades de ocio y tiempo libre…
Sin embargo, en las últimas décadas el turismo de
sol y playa parece haber tocado techo, a la vez que están cobrando importancia
otras modalidades. Esto se debe, por un lado, a la potenciación de los variados
recursos turísticos de España, pero también a que los turistas demandan mayor
diversidad y espacios menos saturados; al incremento del turismo nacional en
temporada baja; a la promoción del turismo como estrategia para el desarrollo
de áreas económicamente débiles: rurales, de montaña…
En este sentido merece ser destacado el llamado turismo
de borde de agua, que al margen del de sol y playa se desarrollo en torno a
ríos, lagos y embalses, donde como en aquel se pueden practicar deportes y
actividades náuticas: natación, remo, vela, surf, motonáutica, pesca, descensos
fluviales… También está resurgiendo el turismo termal o de balneario en
zonas con aguas mineromedicinales, que combina la cura medicinal con el
descanso (spa).
Señalar también las siguientes modalidades: El turismo
de montaña, ligado principalmente al turismo de nieve con la práctica del
esquí, pero también vinculado a actividades como el excursionismo, el
senderismo, el alpinismo, barranquismo o, en general, deportes de aventura. El
turismo ecológico, centrado en la visita a espacio naturales protegidos; el
turismo rural, que incluye alojamiento y actividades en zonas rurales para
disfrutar del descanso, la tranquilidad y la calidad medioambiental a la vez
que se practican actividades vinculadas a la naturaleza o el mundo agrario; el
turismo cultural y artístico, también denominado urbano, centrado en la
visita a monumentos, museos, cascos históricos, exposiciones… Ha sido muy
potenciado con las declaraciones de patrimonio de la humanidad por la UNESCO. A
esta modalidad podríamos ligar el turismo religioso, ligado a
peregrinaciones y grandes celebraciones religiosas.
A todos los anteriores debemos sumar modalidades
que quizás no constituyan un motivo de atracción por sí mismas, pero que
complementa la oferta de otras modalidades, es el caso del turismo
gastronómico, del enológico (vino), del cinegético (caza), del deportivo, o el
interés que despiertan nuestras variadas fiestas (muchas de ellas declaradas de
interés turístico), costumbres, folklore, tradiciones, artesanía…
Todos estos recursos tienen una amplia distribución territorial en base a la riqueza
geográfica e histórica de España
2. Principales áreas turísticas en
España.
Cuando hablamos de espacios turísticos nos
referimos a zonas donde hay una especial concentración, tanto de oferta, como
de demanda turística. Según su dimensión, es decir la extensión del área o
territorio que ocupen, podemos hablar de áreas turísticas, que son zonas
de gran amplitud que atraen a gran cantidad de turistas; y de puntos
turísticos, que son núcleos aislados, ligados a atractivos concretos, y que
reciben menor cantidad de turistas y tienen un elevado grado de estacionalidad.
En relación con la distribución geográfica de las
zonas turísticas podemos señalar tres hechos generales:
- Se
observa una clara asimetría en la distribución geográfica
del turismo, que tiene que ver con el predominio del turismo de sol y
playa.
- Existe
un fuerte contraste entre la costa y el interior, tanto en
infraestructuras turísticas como en afluencia de visitantes, siempre a
favor de la costa, y, en ella, hay un mayor desarrollo del litoral mediterráneo
y los archipiélagos frente al resto del sector costero.
- Las
diferencias no son sólo de afluencia, sino que afectan también a la
calidad de los alojamientos. En este sentido podemos distinguir las
siguientes zonas turísticas:
2.1. Áreas turísticas de alta
densidad.
Aquí se
incluyen las áreas especializadas en turismo de sol y playa y el núcleo
turístico de Madrid.
a) El litoral mediterráneo peninsular.
Es el espacio de mayor desarrollo
turístico debido a:
·
Su alto grado
de accesibilidad, relacionado
con la cercanía a Francia, las buenas comunicaciones terrestres y la amplia red
de aeropuertos y puertos (Barcelona, Valencia, Málaga…)
·
La escasa
rentabilidad de la agricultura tradicional y la pesca artesanal, que avoca a que el turismo sea la mejor o/y más
rentable alternativa económica.
·
Sus ventajas
geográficas, como el
clima, los paisajes o las buenas condiciones del mar Mediterráneo.
Dada la ampiltud del área podemos
caracterizad distintos sectores:
*Costa brava. (Gerona). Aprovecha la cercanía a
Francia y sus paisajes de calas y acantilados.
*Costa del Maresme-Dorada. (Barcelona, Tarragona). Predomina el
turismo de segundas residencias, potenciado con el parque temático de Port
Aventura y el atractivo de Barcelona como gran punto turístico.
*Costa del Azahar, Valencia, Blanca y Cálida. (Castellón,
Valencia, Alicante y Murcia). Ofrece playas de gran calidad y grandes centros
turísticos. Es una zona favorecida por las buenas comunicaciones y una oferta
complementaria variada y de calidad.
*Costa de Almería, Tropical y del Sol (Almería, Granada y Málaga). Aprovecha
sus excelentes condiciones climáticas: inviernos muy suaves. Es, además, centro
de distribución turística hacia el interior de Andalucía
(Granada-Córdoba-Sevilla).
b) Los archipiélagos. Baleares. Destacan Mallorca e Ibiza. Fue
el primer destino español y está muy consolidado: buenas infraestructuras y
comunicaciones aéreas y marítimas; pero sufre algunos problemas de
masificación.
Canarias. Dominio del turismo extranjero en manos
de touroperadores. Cuenta con la gran ventaja de su clima y su posición casi
tropical (exotismo), que le otorga una estacionalidad inversa,
aunque la actividad permanece todo el año. La base es el turismo de sol y
playa, potenciado con el turismo natural (cuatro parques nacionales) y de
paisaje (atractivo de los paisajes volcánicos).
c) Madrid. En la zona de interior
destaca el principal punto turístico del país: Madrid, que por
su capitalidad y oferta cultural, ofrece una importante oferta hotelera
destinada a acoger al turismo cultural (museos, exposiciones, espectáculos…) y
de negocios (ferias, congresos…). Apenas posee estacionalidad.
2.1. Áreas turísticas de media y
baja densidad.
Acoge aquellas áreas de menor densidad
turística y los puntos turísticos, vinculados ambos a una variada oferta de
recursos. A veces son el resultado de la difusión del turismo de sol y playa,
pero también de la mayor demanda de otras modalidades. Aquí destacamos:
a) Zonas de
litoral y prelitoral en áreas del Atlántico y Cantábrico
Por su mayor desarrollo turístico cabe
mencionar primero el sector atlántico andaluz o Costa de la
Luz (Cádiz y Huelva). Esta zona aprovecha las excelentes playas del
Atlántico andaluz, factores naturales como el viento en Tarifa o zonas de
interés natural, como Doñana, aunque debe hacer frente a factores
negativos como los polos industriales (Huelva, Cádiz-San Fernando y Algeciras)
o elementos naturales como los vientos (levante) o la proliferación de
insectos.
El área costera y prelitoral del
cantábrico y Galicia no llega a alcanzar la importancia del arco mediterráneo.
Destacar las rías gallegas; el centro de turismo religioso-cultural
de Santiago de Compostela; la costa
Verde asturiana o la costa Esmeralda en Cantabria.
Cuentan con el hándicap de una meteorología más adversa que la mediterránea
(menos horas de sol, más precipitaciones…) y mares con problemas de oleaje o
corrientes. En cambio ofrece variedad de paisajes, espacios naturales cercanos
y un rico patrimonio histórico-artístico, lo que potencia el turismo verde,
rural, cultural, de aventura…
b) Los puntos
turísticos del interior.
Estos mantienen un turismo basado, sobre
todo, en la oferta histórico-artística y urbanística, completada
con los recursos naturales y paisajísticos, el turismo rural… Destacan destinos
como Toledo, Salamanca, Granada-Córdoba-Sevilla y rutas como la del Camino
de Santiago. En todos los casos predominan las estancias cortas de fines de
semana o puentes, la inclusión en tours turísticos y una muy elevada
estacionalidad.
3. Significado y consecuencias de las actividades turísticas.
3.1.
Significado de la actividad turística.
El principal significado de la actividad
turística no es otro que el de su enorme importancia socioeconómica. España es una gran potencia turística mundial
como demuestran algunos datos básicos: En 2018 recibimos más de 82,5 millones
de turistas internacionales, lo que nos coloca en el 2º puesto mundial
-tras Francia- en número de llegada de turistas y en ingresos por turismo
internacional, (7% del turismo mundial), ya que el gasto realizado por los
turistas extranjeros rozó los 90.000 millones de Euros. En 2018 el turismo
aportó el 11,8% al PIB y dio empleo casi al 13% de la población. El sector
turístico tiene –además- una tasa de paro menor a la media nacional, aunque es
un empleo muy estacional.
En los años 60 los ingresos por turismo,
junto a las divisas de los emigrantes, contribuyeron al despegue económico y
ayudaron a la modernización de nuestra sociedad (cambio de costumbres). Desde
entonces, salvo en crisis como la del petróleo, ha habido un aumento casi constante
de los turistas y los ingresos por turismo, aunque en los últimos años ha
disminuido el ingreso por turista.
El sector turístico ha resistido mejor
que otros los efectos de la crisis, han seguido aumentando los turistas
extranjeros y el turismo nacional ha compensado su reducción coyuntural.
3.2
Consecuencias de las actividades turísticas.
Aparte de sus efectos beneficiosos para
la economía, la actividad turística ocasiona importantes repercusiones en las
áreas receptoras, mayores cuanto más elevada es la densidad y afluencia
turística.
Estas consecuencias son las siguientes:
a)
Consecuencias demográficas.
En las áreas turísticas de mayor
desarrollo, el turismo ha atraído población. Por un lado, a adultos jóvenes que
buscan trabajo y, por otro, a jubilados
nacionales o europeos que se establecen de manera permanente. Ello, por tanto, ha modificado aquí las estructuras
y los comportamientos demográficos.
Por su parte, en ciertas áreas rurales y
de montaña, y en algunas ciudades históricas en declive, el turismo ha frenado
el despoblamiento.
b)
Consecuencias en el poblamiento.
En zonas litorales el turismo ha
acentuado el fenómeno urbanizador, ha favorecido la formación de conurbaciones
y aumentado la densidad de población. A cambio se ha producido la hormigonización del territorio, muy
ligada a fenómenos especulativos y que ha propiciado el deterioro paisajístico.
Por el contrario, en algunas espacios
rurales, de montaña y urbanos, el turismo ha contribuido a la recuperación del
patrimonio edificado.
c)
Consecuencias económicas.
Como ya se ha dicho al hablar del
significado de la actividad turística, el turismo puede considerarse el
principal motor de la economía española, por su aportación a la formación del
PIB nacional y su capacidad de creación de empleo, aunque este está sometido al
problema de la estacionalidad. Su aportación reduce el déficit comercial,
aunque también provoca encarecimiento de precios.
De manera indirecta influye positivamente
en las actividades económicas, pues la demanda turística impulsa la
agricultura, la industria, el comercio, el transporte, la construcción…; pero
la especialización turística puede favorecer también el abandono de actividades
tradicionales (agrarias, pesca…).
Por otro lado el turismo mejora la
dotación de servicios, equipamientos e infraestructuras, destacando las de
transporte: carreteras, aeropuertos, puertos. Sin embargo también contribuye a
saturar su uso en temporada alta y a su infrautilización en la baja. Además, la
necesidad de mantener la calidad de las infraestructuras generales y turísticas
supone un alto coste económico.
d)
Consecuencias medioambientales.
En zonas litorales se relacionan con
el boom inmobiliario y de la construcción, que ha provocado su
pérdida de calidad paisajística y ambiental, debido a la excesiva ocupación del
espacio, la urbanización incontrolada, la elección de morfologías constructivas
poco atractivas, la urbanización de zonas de gran valor ecológico… Tampoco
podemos olvidar que la actividad turística genera contaminación atmosférica
(vinculada al transporte), del agua, acústica (zonas de ocio), visual…, y la
acumulacón de un gran volumen de residuos.
Finalmente, hacer referencia al notable
despilfarro de recursos, ya que el incremento de población en zonas turísticas
en temporada alta, además de suponer elevados consumos de recursos básicos como
agua, energía o atención sanitaria, exige mantener todo el año infraestructuras
con un alto coste.
e)
Consecuencias en la ordenación del territorio.
En zonas litorales hay un alto grado de
ocupación y deterioro del territorio, bien de manera directa o indirecta:
urbanizaciones, complejos recreativos, equipamientos, pantanos, canteras… En
zonas rurales la actividad turística puede favorecer el abandono de usos
tradicionales del suelo y la inclusión de otros poco acordes con estos
entornos.
f)
Consecuencias políticas, culturales y religiosas.
El turismo favoreció en España la
modernización social, acentúa la interculturalidad y el acercamiento entre
gentes de diferentes pueblos y culturas, fomentando el respeto hacia ideas o
costumbres distintas, pero también puede favorecer la pérdida de las propias
costumbres y las propias señas de identidad.
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