PRÁCTICAS DE GEOGRAFÍA AGRARIA
ASOCIADAS A LA PRIMERA PARTE DEL TEMA
ASOCIADAS A LA PRIMERA PARTE DEL TEMA
PRÁCTICA Nº 1
En el mapa se representa la distribución de la propiedad agraria por
provincias. Conteste a las siguientes preguntas:
a) ¿En qué provincias la gran propiedad supone más del 50% del total de la
propiedad agraria?
b) ¿Son sinónimos "gran propiedad" y "latifundio"?. Si
no lo fuesen cuáles serían las diferencias.
c) Explique las causas de las que deriva esta distribución y las
consecuencias principales que se han derivado de ella.
a) Guadalajara, Cáceres,
Badajoz, Ciudad Real, Albacete, Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y Cádiz.
b) No, no son sinónimos.
El primer término hace referencia a la estructura de propiedad de la tierra y
el segundo a la estructura de las explotaciones, es decir a las unidades
técnico-económicas de la que se obtiene los productos agrarios.
Aunque históricamente
han coincidido gran propiedad y latifundio, puede darse el caso de latifundios
compuestos de distintas propiedades más pequeñas que son explotadas en régimen
indirecto (por ejemplo, arrendamiento), de forma que una zona en la que
predomina la pequeña propiedad pudiese tener un paisaje de latifundios. También
puede darse el caso contrario: una zona de gran propiedad muy parcelada y
explotada en régimen indirecto, dando lugar a un paisaje de pequeñas
explotaciones o minifundios.
c) Las causas de
esta distribución proceden de factores naturales y, sobre todo, de los procesos
históricos de ocupación del territorio y su evolución posterior.
El minifundio es propio de regiones con una baja densidad de
población y hábitat disperso o mixto, y/o zonas montañosas con un relieve
accidentado y suelos de poca calidad, lo que limita la superficie cultivable y
la fragmenta, favorece la actividad ganadera y forestal y, además, la
abundancia de agua no exige la concentración en torno a la presencia del
recurso.
El latifundio se origina en la mitad sur de España en
relación con el proceso de Reconquista y Repoblación. El reparto de tierras
beneficia a la nobleza, las Ordenes Militares y la Iglesia. Posteriormente las
desamortizaciones consolidan la gran propiedad, pues los compradores
–burgueses- ya tenían condición de propietarios.
El resultado de ambos procesos fue una concentración notable de la
propiedad y la proletarización del campesinado (jornaleros),
al haber más personas y menos tierras que labrar. Así, el antiguo latifundio se
relaciona con cultivo extensivo, bajo rendimiento y jornaleros con paro
estacional. De hecho, la desigualdad en la distribución de la tierra estuvo en
la base de las agitaciones campesinas y las demandas de reforma agraria, puesta
en marcha en la Segunda República, pero anulada tras la Guerra Civil.
Fenómenos económico-sociales más recientes han modificado también la
estructura de la propiedad, caso del éxodo rural y el abandono de la actividad
agraria por los más jóvenes. En ocasiones el resultado es la venta de pequeñas
propiedades que pasan a formar parte de otras que, así, aumentan su extensión.
La prueba es que en los últimos cincuenta años se ha reducido mucho el
número de explotaciones mientras ha aumentado la superficie media de las
mismas. Con ello se ha corregido en parte el problema de la pequeña propiedad,
pero a costa de acentuar el del exceso de parcelación.
Los latifundios tradicionales aportan consecuencias
económicas negativas, ya que muchos propietarios practicaban una agricultura
extensiva basada en la explotación de los jornaleros, una masa de mano de obra
abundante y barata con escaso poder adquisitivo, lo que no permitía el aumento
de la demanda y por tanto de la industrialización. Ello, además, impide el
desarrollo de una clase media agraria.
Estos sistemas extensivos de los latifundios, que por sí mismo daban
grandes beneficios, impedían la modernización agraria, perpetuando un sistema
de bajos rendimientos, infrautilización de la tierra, baja capitalización, bajo
nivel tecnológico y una mano de obra empleada en condiciones precarias y, en
consecuencia, con bajo nivel de vida, lo que estuvo en la base de las luchas
obreras campesinas.
El minifundio, por su parte, también genera algunos problemas: impide la agricultura
competitiva, la mecanización y otras innovaciones debido a sus bajos ingresos,
creando en muchos casos una agricultura poco evolucionada y casi de
subsistencia. Su abandono propició el despoblamiento de amplias zonas del
interior norte peninsular.
PRÁCTICA Nº 2 *
El mapa representa los usos del suelo agrario. Analícelo y conteste las
cuestiones siguientes:
a) Nombre todas las provincias que tienen
una aportación equilibrada de
agricultura y ganadería
b) ¿Qué relaciones pueden existir entre el
uso agrícola y las condiciones naturales de España?
c) Comente los elementos predominantes en
los paisajes de las áreas con mayor
aportación ganadera. Enumérelos y distíngalos.
a) León, Zamora,
Salamanca, Cáceres, Badajoz, Ávila, Toledo, Guadalajara, Soria, Guadalajara,
Zaragoza, Teruel, Huesca y Baleares.
b) La mayor aportación
agrícola predomina en las áreas dominadas por relieve de topografía llana y clima
mediterráneo, caracterizado por altas temperaturas en verano y una acusada
aridez estival, además de la notable irregularidad estacional e interanual de
las precipitaciones. Esto hace imposible la existencia de prados naturales,
necesarios para el desarrollo de la ganadería extensiva o mixta.
Dentro de esta zona existen
distintos tipos de cultivo en función de:
· La topografía local,
las diferencias térmicas debidas a latitud y altitud, y la posición costera o
interior.
· La diferente distribución
de recursos hídricos superficiales o subterráneos.
· La diversa calidad
de los suelos.
Las áreas de mayor aportación agrícola del levante y sur peninsular,
se corresponden con suelos arcillosos y calizos y con clima mediterráneo,
factores que favorecen el laboreo agrícola tanto extensivo como intensivo. El
intensivo se concentra en áreas del litoral costero, favorecido por las
favorables condiciones climáticas. El extensivo es más propio de las zonas de
interior. En ambos casos las mayores rentabilidades se relacionan con las
prácticas del regadío.
Las zonas de levante presentan un acusada déficit hídrico, lo que hace
necesario el uso del regadío. La predominante litología caliza en muchas de
estas zonas permite la filtración del agua y la consiguiente riqueza en aguas
subterráneas, que constituyen un soporte para el riego con aguas subterráneas.
En zonas como Álava, La Rioja y Navarra las condiciones de clima y suelo y
los regadíos del Ebro han permitido el desarrollo agrícola, basado en el viñedo
(Rioja) o los productos de huerta con destino a la industria de conservas
vegetales.
c) Los elementos predominantes en los paisajes con mayor aportación
ganadera son:
1. Las zonas con
mayor aportación ganadera son: Galicia, Asturias, Cantabria, la costa atlántica
vasca, Cataluña y, en la zona centro, las provincias de Madrid y Segovia.
2. Relieve: montaña media, menos
apta para la agricultura.
3. Clima, en general, húmedo,
que favorece el desarrollo de prados que ofrecen alimento para el ganado. Ello
no es aplicable a zonas de Cataluña y Madrid en las que hay un predominio de la
ganadería intensiva estabulada, destacando el porcino en Cataluña, relacionado
con la industria chacinera.
4. Vegetación: La ganadería se
desarrolla fundamentalmente en zonas en las que predomina la cubierta vegetal
herbácea. Ello no es necesariamente aplicable a la intensiva estabulada.
5. Estructura de las explotaciones: La ganadería
extensiva puede estar ligada al latifundio, pero también –como ocurre en
Galicia- a pequeñas explotaciones de carácter familiar. Por su parte, la
ganadería intensiva estabulada concede poco valor al factor extensión.
6. Poblamiento: en estas zonas
abunda, en general, el poblamiento disperso o intercalar.
7. La distribución de la cabaña
ganadera: El ganado vacuno predomina en las regiones de la
España húmeda; el ovinopresenta un mayor grado de difusión sobre la
geografía española; el porcino esta, por una parte, ligado a
las grandes dehesas del oeste y suroeste peninsular, donde se cría en régimen
extensivo y, por otro lado, destaca en Cataluña, Castellón, Segovia, Murcia,
Toledo… en régimen de estabulación destinado al consumo a través de la
industria chacinera; los principales centros avícolas se
relacionan con los grandes centros de consumo: Comunidad Valenciana, Cataluña,
Madrid…
PRÁCTICA Nº 3 *
El mapa representa los usos del suelo
agrario. Analícelo y conteste las cuestiones siguientes:
a) Nombre todas las provincias que
tienen una mayor aportación
ganadera
b) ¿Qué relaciones pueden existir
entre el uso ganadero y las condiciones naturales de España?
c) Comente los elementos
predominantes en los paisajes de las áreas con mayor aportación agrícola. Enumérelos y distíngalos.
a) La Coruña, Lugo,
Orense, Pontevedra, Asturias, Cantabria, Vizcaya, Guipúzcoa, Lérida, Gerona,
Barcelona, Tarragona, Segovia y Madrid
b) Las áreas
de mayor aportación ganadera corresponden al norte y noreste
peninsular. Se trata de una ganadería vacuna extensiva o mixta, destinada a la
producción de carne y leche, que pasta en praderas y pastizales propios del
clima oceánico de la España húmeda. Aquí, la ganadería se ve favorecida por las
lluvias abundantes y regulares, que permiten la presencia prolongada de prados
naturales. También el relieve es un elemento favorecedor, tanto por su clima
húmedo como porque las condiciones orográficas y la mala calidad de los suelos,
al dificultar la agricultura, favorecen indirectamente la actividad ganadera.
En los sistemas
montañosos ubicados en el área de clima mediterráneo,
especialmente en los de la mitad sur peninsular, los pastizales tienen menor
extensión y se reducen al fondo de los valles y otras zonas húmedas, por lo que
no favorecen el desarrollo ganadero.
También existen
pastizales en las penillanuras zamorana-salmantina y extremeña, además de
Sierra Morena, donde el roquedo silíceo del antiguo zócalo paleozoico da lugar
a suelos pobres, dedicados en gran parte a dehesas de encinas
y pastizales. En relación con ello se desarrolla una ganadería extensiva o
mixta de ovino, porcino y, en menor medida, vacuno.
La presencia de
las provincias catalanas- sobre todo Barcelona- y de Madrid entre
las zonas de mayor aportación ganadera se debe, más que a las condiciones
naturales, a la producción intensiva e industrial destinada a la gran demanda
de los mercados de sus áreas metropolitanas.
c) Los elementos predominantes en los paisajes con mayor aportación
agrícola son:
1. Las zonas en las que
predomina una mayor aportación agrícola son: el cuadrante nororiental de la
submeseta norte, el valle alto del Ebro, las comunidades valenciana, murciana,
andaluza y canaria, y la mitad oriental de la submeseta sur.
2. Relieve: topografía de terrenos
fundamentalmente llanos, penillanuras, cuencas y depresiones, además de
llanuras costeras.
3. Clima: Todas las zonas tienen en común su
pertenencia a la España mediterránea seca, de ahí que se alternen cultivos de
secano con otros de regadío.
4. Suelos: La agricultura ocupa preferentemente
los suelos de la Iberia arcillosa sedimentaria muy aptos para esta actividad
(valles del Ebro y del Guadalquivir –campiña-, levante peninsular y submesetas)
y en menor medida suelos calizos (aptos para el olivar). En ocasiones los
suelos presentan un elevado grado de erosión por la intensa explotación y el
uso de malas prácticas agrícolas (salinización por exceso de riego, quema de
rastrojos…)
5. Vegetación: se trata de zonas en
las que se ha sustituido por completo la cubierta vegetal original por las
especies de cultivo, buscando optimizar económicamente el uso del suelo.
6. Paisajes: Son muy variados, presentándose tanto
los sistemas extensivos de secano y regadío como los intensivos. Merecen
mención especial las zonas de regadío, que han ido ganando
extensión hasta convertirse en uno de los principales soportes de la
agricultura española. Destacan las zonas de espacios ocupados por cultivos
forzados (invernadero, bajo plástico, enarenados…), entre las que
merecen ser citadas las del sureste peninsular.
7. Propiedad de la tierra: aunque con
excepciones, es en estas zonas en las que encontramos la mayor concentración de
latifundios de España, sin faltar (zona levantina) la pequeña propiedad
vinculada a la agricultura hortofrutícola intensiva.
8. Poblamiento: del mismo
modo, es en estas zonas donde nos encontramos con la mayor representación de
poblamiento concentrado de nuestro país.
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PRÁCTICAS DE GEOGRAFÍA AGRARIA ASOCIADAS A LA SEGUNDA PARTE DEL TEMA
El mapa representa la
distribución de los diferentes paisajes agrarios de España. Analícelo y
responda a las siguientes preguntas
a) Diga el nombre
de las provincias donde se localizan los paisajes agrarios de la España
húmeda (ganadera y forestal). Explique algunas causas.
b) Explique los
factores geográficos que condicionan la localización de los paisajes de
la España mediterránea cálida.
c) Deduzca de la
información del mapa los cultivos dominantes que se producen en el interior
peninsular.
a) Pontevedra, A
Coruña, Lugo, Orense, Asturias, León, Cantabria, Palencia, Burgos, Vizcaya,
Guipúzcoa, Logroño, Navarra, Huesca y Lérida.
Esta zona posee
un relieve accidentado, con escasas superficies llanas y clima
oceánico, que no propicia el desarrollo de muchos cultivos que
requieren temperaturas más elevadas y menores precipitaciones. Este clima, sin
embargo, favorece la presencia de prados naturales. Por
eso la superficie cultivada es poco extensa y tiende a
especializarse en cultivos dehuerta y plantas forrajeras para el
ganado (alfalfa, maíz forrajero); mientras la ganadería, sobre todo
la bovina, destinada a la producción de carne y leche en régimen
extensivo o mixto, se ve favorecida por los abundantes prados
naturales, la demanda urbana de productos lácteos y carne y la actividad
agraria a tiempo parcial (requiere menos mano de obra).
Las condiciones
físicas también favorecen la presencia de masas boscosas y la explotación
forestal. Todo ello conlleva el desarrollo de la actividad
ganadera y forestal por delante de la agraria.
b) Los principales
factores son el relieve y el clima. El relieve es llano en la llanura litoral
–a veces muy estrecha-, la depresión del Guadalquivir y la Cuenca del Guadiana,
y algo más accidentado en las zonas pre-litorales. El clima mediterráneo
costero presenta precipitaciones escasas e irregulares, acusada sequía estival
e inviernos muy suaves térmicamente gracias a la influencia del mar
Mediterráneo y, a veces, al efecto de barrera que respecto a los vientos fríos
ejercen las cordilleras cercanas al litoral. Aunque en las zonas interiores se
rozan los inviernos fríos y no faltan las heladas, la suavidad del clima
permite el cultivo de especies muy diversas. En las zonas costeras estas
características favorecen la producción hortofrutícola a través de una
agricultura intensiva (cultivo bajo plásticos, cultivos tropicales, fresa…).
Otro factos a tener en
cuenta es el de los suelos, preferentemente arcillosos y muy aptos para la
agricultura (campiñas béticas, regadíos de Badajoz…) y en menor medida suelos
calizos
En algunas zonas
factores históricos (sistemas tradicionales) y humanos como la elevada densidad
del poblamiento explican paisajes como el de las huertas de Valencia y Murcia.
c) En el interior
peninsular, los secanos extensivos han estado dominados
por la llamada trilogía mediterránea: los cereales, la vid y el olivo. En
el pasado, en los secanos los cereales rotaban con barbecho y/o con
leguminosas, además de estar ocupados por cultivos como la vid y el olivo, bien
como monocultivos o asociados a otros aprovechamientos.
En la actualidad, el trigo ha sido
sustituido en parte por la cebada; y el barbecho, gracias al regadío y al uso
de abonos químicos, se ha reemplazado por las rotaciones con cultivos
industriales que utilizan el girasol como cultivo de descanso. Esta tendencia
choca con la reforma de la PAC, que, para acceder a las ayudas, obliga al
agricultor a dejar en barbecho una parte de la superficie y ha reducido las
ayudas al girasol.
Los cereales
predominan en Castilla y León, mientras que el olivar y la vid cobran
importancia en Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. El viñedo destaca en
La Rioja y Navarra por su calidad y extensión.
En cuanto a los Regadíos
Mixtos, de las huertas tradicionales se ha pasado a cultivos
industriales. El regadío ha permitido diversificar la producción: plantas
industriales como la remolacha azucarera, el lúpulo y el tabaco; los forrajes,
como la alfalfa y el maíz, para la alimentación del ganado; y los cultivos
hortofrutícolas que son la bases de la industria conservera en tierras
riojanas, navarras y aragonesas del valle del Ebro.
PRÁCTICA Nº 2 *
El mapa representa la distribución de los diferentes paisajes agrarios de
España. Analícelo y responda a las siguientes preguntas:
a) ¿Qué provincias peninsulares están
ocupadas, en todo o en parte, por los sistemas agrarios propios de la España
Mediterránea cálida?
b) En relación con los sistemas y paisajes
agrarios de la España Húmeda, comente cuáles son las características de su
medio físico de, cuáles son los usos del suelo en ella dominantes, sus
principales cultivos y aprovechamientos y sus paisajes agrarios dominantes.
c) A la vista de la información del mapa
comente las características generales de los sistemas y paisajes agrarios de la
España mediterránea cálida.
a) Girona; Barcelona, Tarragona; Castellón; Valencia; Alicante; Murcia;
Almería, Granada; Málaga; Cádiz, Huelva, Sevilla, Córdoba, Jaén y Badajoz.
b) En esta zona el medio físico está caracterizado por un relieve
montañoso con pocas llanuras y fuertes pendientes y un clima oceánico:
temperaturas suaves y abundantes precipitaciones.
Por eso, los usos del suelo son primordialmente
ganaderos, a base de ganado vacuno orientado a la
producción de leche y, en segundo término, carne. En Galicia son explotaciones
de tipo familiar, poco rentables, pero en el resto de la vertiente cantábrica
se han modernizado desde nuestra entrada en la U.E.
Los cultivos más importantes en esta zona son maíz,
patata, hortalizas, frutales, vid y plantas forrajeras para el ganado,
explotados en régimen de policultivo tradicional.
La explotación forestal es importante y se destina
fundamentalmente a la madera y pasta de papel.
Los paisajes agrarios presentan una estructura caracterizada por el dominio
de pequeñas propiedades, explotadas en régimen directo, muy
parceladas y cercadas por setos (paisaje de bocage),
lo que dificulta la mecanización y -por lo tanto- la rentabilidad. Además
domina un poblamiento disperso o intercalar a partir de caseríos, aldeas,
parroquias y pueblos.
c) Esta zona ocupa -además de Baleares- la franja litoral mediterránea
(hasta los relieves interiores), la costa atlántica andaluza, la depresión del
Guadalquivir y los regadíos de Badajoz. Físicamente es un
espacio de tierras llanas, con un clima de inviernos suaves, veranos calurosos
y reducidas precipitaciones.
En gran parte de la costa hayamos un espacio caracterizado por el
desarrollo de una agricultura intensiva de alta productividad que coexiste con
actividades no agrarias, especialmente las vinculadas al turismo.
El hábitat rural se caracteriza por una población
numerosa, tradicionalmente dispersa en la zona de Levante, mientras que en el
valle del Guadalquivir aparecen grandes pueblos o agrociudades.
Domina la pequeña propiedad en la costa y en las zonas
regadas, mientras que en el secano pueden ser propiedades pequeñas o medianas
en Valencia, Murcia, Cataluña y Andalucía oriental, y grandes en la occidental.
Desde el punto de vista de los usos y
aprovechamientos distinguimos tres zonas:
Cataluña. Acoge una agricultura intensiva y especializada orientada al mercado,
basada en los cultivos hortofrutícolas y la vid, y una ganadería estabulada e
industrial (porcino, vacuno). En el delta del Ebro destaca el cultivo del
arroz.
La zona de Levante acoge un regadío intensivo –derivado de la huerta tradicional- de elevados
rendimientos, donde junto a los productos hortícolas destacan los cítricos y
los frutales.
Andalucía, donde se diferencia la Andalucía litoral, que alberga
buenos ejemplos de agricultura intensiva: cultivos de enarenados bajo plásticos
en Almería; subtropicales en Granada y Málaga; o fresa en Huelva. Por su parte,
las campiñas béticas comparten, en un marco de gran propiedad, hábitat muy
concentrado y suelos –a veces- de gran calidad (bujeos), el uso cerealista con
el girasol y otras plantas industriales, sin faltar el olivar que, no obstante,
tiene en las subbéticas su espacio de natural desarrollo.
PRÁCTICA Nº 3
En el mapa se
representa la distribución de las áreas de regadío. Con su información conteste
a las preguntas:
a) Diga del 1 al 7
el nombre de las CC.AA. señaladas, afectadas por el máximo regadío. Además,
señale el nombre de todas las provincias que componen la comunidad número 5
b) Deduzca de la
información del mapa las posibles causas que explican la localización de la
agricultura de regadío en la Península Ibérica.
c) Enumere los
cultivos predominantes en las tierras de regadío de España.
d) Relaciona este
mapa con el problema del agua en la actualidad en España.
a) 1: Aragón; 2: Comunidad
Valenciana; 3: Castilla-León; 4: Extremadura; 5: Castilla-La
Mancha
6: Comunidad
Murciana y 7: Andalucía.
CCAA número 5:
Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ciudad Real y Albacete
b) La distribución
espacial del regadío es muy desigual. El mapa muestra cómo es casi inexistente
en la España húmeda mientras que en las zonas secas es abundante.
La localización del regadío en la Península atiende a las siguientes
causas:
● La zona norte corresponde al dominio
climático atlántico. Sus precipitaciones, abundantes y regulares, son
suficientes para mantener la actividad agraria. Además, por su relieve y la
abundancia de pastos, está más orientada hacia la ganadería y la explotación
forestal. Así, apenas es necesario el regadío.
● La zona interior peninsular corresponde al dominio
mediterráneo. Las lluvias son escasas e irregulares y los veranos largos,
secos y calurosos. En estas condiciones se impone la agricultura extensiva
de regadío (cereal, vid, olivo, girasol… ), mantenida
gracias al agua procedente de las grandes cuencas interiores (Duero, Tajo,
Guadiana) y depresiones exteriores (Ebro y Guadalquivir), ligada a la red de
embalses, que junto a los suelos arcillosos de gran fertilidad, la mecanización
y la demanda de cereales-pienso y de cultivos industriales, favorecen su
rentabilidad.
● El área más densamente ocupada por el regadío es la Depresión
del Ebro, con un clima continentalizado de precipitaciones muy
escasas, con valores anuales casi subdesérticos en algunos puntos, lo
que exige la presencia del regadío.
● También la aridez del levante peninsular impone una
agricultura de regadío. En general, en el área litoral mediterránea se da
el regadío intensivo, por reunir favorables condiciones
físicas (temperaturas suaves, suelos apropiados) y humanos (mercado nacional e
internacional, buenas comunicaciones…).
c) Los
principales cultivos de regadío serían: el arroz, la
remolacha, verduras y hortalizas (zanahoria, lechuga,
pimiento, tomate…), frutales (cítricos, frutales de huerta
como la fresa), legumbres (lentejas, garbanzos, judías), plantas
forrajeras y algodón (a la baja)…
d) ·El problema principal
reside en que, en general, los territorios que más agua necesitan
son los que presentan déficit hídrico y algunas de las zonas que más han
potenciado el regadío (Levante), tienen balances hídricos muy
deficitarios. Por eso sus necesidades de agua provocan la sobreexplotación de
sus aguas superficiales y subterráneas (sobrexplotación de sus
acuíferos) y conflictos de uso con otras demandas (urbanas,
turísticas, industriales…).
Para resolver estos
problemas han de recurrir a trasvases de otras cuencas, lo que
exige enormes inversiones y genera problemas políticos y enfrentamientos entre
CC.AA.
·En un país con
frecuentes problemas de abastecimiento de agua, el regadío consume más del 75%
del total de agua, siendo frecuente su uso todavía poco racional por el empleo
de técnicas y métodos obsoletos o poco adecuados.
·El riego, por exceso o
mal uso, provoca graves daños medioambientales, destacando la salinización del
suelo, la sobreexplotación de acuíferos, los daños a zonas húmedas o la
contaminación de las aguas por el mal uso de productos químicos de uso
agrícola.
Sin embargo, la
extensión del regadío se justifica por su alta rentabilidad: una
hectárea regada produce seis veces más que una de secano (más aún en
el caso de los cultivos de invernadero y bajo plástico) y por su contribución a las
exportaciones de productos hortofrutícolas y al desarrollo rural:
mantiene la actividad agraria, genera empleo agrario e industrial (industria
agroalimentaria) y eleva la renta de las zonas rurales.
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