domingo, 4 de abril de 2021

Tema 10 (La actividad industrial) La Industria en España

 

TEMA 10. LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL.

1. LA INDUSTRIA Y SU EVOLUCIÓN.

El sector secundario es el sector de la economía que agrupa las actividades dedicadas a transformar las materias primas, total o parcialmente, en bienes de equipo o productos de consumo. Incluye la artesanía, la industria, la construcción, la minería y la obtención de energía.

España pertenece a la segunda generación de países industriales de Europa, pues su proceso de industrialización fue tardío, lento y con escasos focos (Cataluña, País Vasco…). Esto se debió a los siguientes hechos: La escasa producción energética; La carencia de tecnología propia, que hubo de importarse; ·La falta de inversores nacionales; La deficiente red de comunicaciones y un excesivo peso de lo rural: el 70% de la población activa era agraria, su nivel económico era bajo y –por tanto- no existía un mercado interior que demandase productos manufacturados para estimular el desarrollo de la industria.

Además, España vivió en este periodo hechos muy perjudiciales para su economía como la Guerra de la Independencia, la emancipación de las colonias americanas o las guerras carlistas. Aún así aparecieron los primeros núcleos industriales: Los Altos Hornos en Marbella  y Vizcaya y las fábricas textiles Catalanas.

Entre 1840-1931, fuimos –básicamente- abastecedores de materias primas, sobre todo minerales, a otros países europeos; y sólo después nos incorporamos al grupo de países productores de bienes industriales.

Desde 1960 hubo un rápido desarrollo de la industria, ligado al Plan de Estabilización económica de 1959 y derivado de la llegada de capital extranjero y la instalación de grandes empresas multinacionales, además del beneficio que proporcionaron al país las divisas que aportaban turistas y emigrantes, empleadas en la compra de petróleo y la importación de bienes industriales. En estos momentos, y para resolver el problema de la debilidad industrial del país, el Estado puso en marcha los Planes de Desarrollo e intentó difundir la industria mediante los Polos de Desarrollo, aunque con escaso éxito, pues la nueva industria volvió a localizarse en las regiones con mayor tradición industrial y sus áreas adyacentes, consolidando un modelo donde, por un lado, los espacios más industrializados (Cataluña, País Vasco y Madrid) concentraron las inversiones multinacionales; y por otro, la Meseta, Galicia, Extremadura y Andalucía, mostraban una gran debilidad industrial.

La industria española se diversificó, pero siguió acusando grandes problemas: dependencia energética, financiera y tecnológica, desequilibrios en la implantación territorial de la actividad y una inadecuada estructura empresarial por el dominio del minifundismo.

En 1974 España era la 10ª potencia industrial del mundo, pero la Crisis del Petróleo de 1973 aumentó los costes de producción y provocó una gran crisis industrial. La respuesta a ésta fue la reestructuración industrial. En 1984 se inició la RECONVERSIÓN de los sectores en crisis y la reindustrialización. La primera se centró en el sector siderúrgico, naval y textil, con el objetivo de reducir la producción y el tamaño empresarial, modernizar la tecnología… y afectó a grandes empresas del INI.

La reconversión disparó el paro. Para paliar el problema se aplicaron los planes de reindustrialización con la creación de las Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR), que volvieron a concentrar la inversión en las zonas más industrializadas y agravaron los desequilibrios.

A partir de 1991 asistimos a una nueva reconversión industrial impuesta por Europa. Desde entonces, la política industrial española sigue sus directrices. A cambio se eliminaron las ayudas estatales, se produjo el desarme arancelario y se inició una política de privatizaciones de empresas estatales. Las ayudas comunitarias ha potenciado la investigación, promoviendo los programas de I+D o I+D+I, las inversiones en formación de mano de obra, ayuda a pequeñas y medianas empresas, etc.

Actualmente, y pese a que España es el quinto país de la UE en cuanto a volumen de facturación del sector industrial, la industria española sigue mostrando grandes carencias y una gran debilidad. La prueba es que sigue perdiendo peso en la economía española: ya solo representa el 16% del PIB., y da empleo a poco más del 12% de la población activa, muy por detrás del sector terciario.

2.- FACTORES DE LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL

La localización de industrias no es un hecho casual. Se debe, sobre todo, a una decisión empresarial basada en criterios de rentabilidad económica y buscando los mínimos costes de producción. Los factores de localización han cambiado con el tiempo. Antes se daba mucha importancia a la proximidad a las fuentes de materias primas y energía. Con el tiempo ha disminuido la importancia del capital,  la cercanía de mercados y mano de obra; se ha priorizado el acceso a la innovación y a la información, y siguen siendo importantes las infraestructuras viarias y la presencia de mano de obra cualificada. A la hora de decidir la localización entran en juego factores de tipo físico y humanos.

2.1. Los factores físicos. Entre ellos destacan la proximidad o la garantía de abastecimiento de materias primas y energía y las características físicas del territorio.

Analizaremos primero, prestándole especial atención, el apartado de materias primas y fuentes de energía, ya que no sólo son un factor de localización, sino que en sí mismos son subsectores del sector industrial.

Las materias primas.  Han sido factor clave de localización industrial y se clasifican según su origen:

a) De origen mineral. España ha tenido gran tradición minera desde la Antigüedad, pero su sobreexplotación –en manos de compañías extranjeras- desde mitad del siglo XIX dejó esquilmados los principales yacimientos. Por eso, actualmente, excepto en rocas industriales, somos deficitarios en materias primas minerales. Su extracción se realiza en canteras o minas.

Encontramos cuatro grandes grupos: Minerales energéticos (usados como fuente de energía: carbón, uranio...); minerales metálicos, usados por las industrias metálicas, químicas…, se ubican en el zócalo paleozoico y los rebordes alpinos, por eso las CC.AA. con mayor producción minera son Asturias, Castilla- León, Galicia, Andalucía (Sierra Morena y Penibética) y Cataluña; minerales no metálicos, muy extendidos por el territorio y de los que España es exportadora; y rocas industriales (mármoles, granitos, pizarras) que se localizan según el mapa litológico (zonas calizas o silíceas) y se destinan sobre todo a la construcción.

b) De origen orgánico. Entre ellas encontramos: Materias primas de origen animal o vegetal, que tienen mucha importancia en la agroindustria española y cuya localización es un reflejo de los mapas de cultivos y aprovechamiento y usos del suelo en España; y materias primas de origen forestal, que abastecen parte de la demanda de celulosa y madera, de la que España es deficitaria. Las principales zonas productoras son las comunidades del Norte, Cataluña y Comunidad Valenciana.

Las fuentes de energía. Se clasifican en: renovables; que se obtienen de fuentes naturales inagotables y cuyo uso no compromete su existencia, y no renovables; aquellas  que presentan reservas limitadas.

Entre las no renovables destacan: El carbónAbundó en las cuencas sedimentarias del Carbonífero: Cordillera Cantábrica (Asturias, León, Palencia); Sierra Morena (Peñarroya-Pueblonuevo) y Sistema Ibérico (Teruel). En el XX se fue sustituyendo por el petróleo, pero en 1973 su uso se reactiva por la crisis de éste. El 1 de enero de 2019 las apenas 12 explotaciones que quedaban en España echaron el cierre, al agotarse la prórroga final dado por la C.E. a una actividad económica deficitaria desde hace décadas.

El petróleo. Sigue siendo la primera fuente de energía, al ser la base de la automoción, la calefacción, producción de electricidad… Nuestra geología no favorece su presencia pero se encontraron pequeños yacimientos en Burgos, Tarragona, Valencia... y se hacen prospecciones, con poco éxito, en el Golfo de Cádiz y Canarias. La producción propia apenas cubre el 0,2% de nuestras necesidades.

El uranio Se encuentra en las penillanuras occidentales de la Meseta (Badajoz, Salamanca), pero necesita ser enriquecido en EE.UU. o Francia, lo que nos hace dependientes en energía nuclear. En 1984 se decidió suspender temporalmente la puesta en marcha de nuevas centrales nucleares (motivos de seguridad y problema de residuos). Es lo que se llamó moratoria nuclear.

Actualmente existen cinco centrales nucleares en explotación: Cofrentes (Valencia); Trillo (Guadalajara),  Vandellós II (Tarragona), Almaraz (Cáceres) y Ascó (Tarragona). Las dos últimas tienen dos unidades gemelas, por lo que el número de reactores en funcionamiento es de siete.

El gas natural. Nuestro país produce poco gas (Vizcaya, Marismas de Huelva...) por lo que tiene que importarlo de Argelia, Nigeria, Libia… y el Este de Europa.

Respecto a las energías renovables cabe destacar: La energía hidráulica, cuya aportación depende de las precipitaciones anuales, por lo que el máximo potencial está en el Norte y el mínimo en el Sur y Este.

La energía eólica. Somos un país destacado en investigación, desarrollo y producción de esta energía (5º país del mundo por potencia eólica instalada) que puede cubrir más de la 1/5 parte de nuestra demanda de energía eléctrica en los más de 1000 parques eólicos, destacando ambas Castillas y Andalucía.

La solar España es destaca en tecnología solar, aunque apenas cubre el 3% de la demanda energética. La suspensión de subvenciones a esta energía en 2008 no ayudó a su desarrollo.

Mucha menos importancia tiene la energía obtenida de las biomasas, la energía  geotérmica, o la maremotriz, que tiene potencial en la Costa Cantábrica, Gallega y Canarias.

En cuanto a las características físicas del territorio, es evidente que la industria se asienta preferentemente en zonas llanas, con una especial predilección por las depresiones de los grandes ríos, pero también en zonas costeras, pues al beneficio topográfico se une aquí la existencia de puertos que propician el abastecimiento y el comercio.

2.2. Los factores humanos. Entre los factores humanos como base de la localización industrial destacan la mano de obra; el capital; el transporte y las comunicaciones; la proximidad de los mercados; la centralidad urbana y las acciones políticas. Veámoslos.

Uno de los factores que más determinó la actividad industrial fue el capital, es decir, la existencia previa del dinero necesario para poder invertir en la industria. Tradicionalmente, éste procedía del comercio y la agricultura.  En España, este último se limitó enormemente por el problema de la baja productividad agraria y al fenómeno de las desamortizaciones, que retrajo inversiones en la industria. Por eso, las principales fuentes de capital se ligaron al comercio y a la aparición de bancos de comercio e inversión en los que serían los principales focos industriales del País: País Vasco: Banco de Bilbao (1856) y Banco de Vizcaya (1901); Santander: Banco de Santander (1857); Barcelona: Banco de Barcelona (1844), Banco de Sabadell (1881); Madrid: Sociedad de Crédito Mobiliario (1856), refundada en 1902 con el nombre de Banco Español de Crédito (Banesto); Banco Hispanoamericano (1900), Banco Central (1919)..

En la actualidad, por la importancia de las multinacionales, la globalización y la deslocalización, el factor capital es menos importante, pues este se traslada allí donde existen buenas expectativas de negocio.

Otros factores que afectan a la localización industrial son el mercado, la mano de obra y la centralidad urbana. Antes la industria, en función de coste del transporte, se localizaba, bien cerca de las materias primas o bien cerca del mercado. El primer caso nos explica la ubicación de los que fueron los grandes centros de la industria siderúrgica entre País Vasco y Asturias, o la localización de refinerías (Algeciras, Coruña, Tarragona, Cartagena) e industrias químicas (Huelva, Barcelona, Tarragona…).

Pero en general, hoy prima la cercanía al mercado, lo que favorece la localización industrial en núcleos urbanos de mayor centralidad. Las grandes aglomeraciones urbanas proporcionan un amplio mercado, atrayendo así a las industrias de bienes de consumo; se constituyen en importantes yacimientos de mano de obra especializada; ofrecen mejores infraestructuras y servicios; son el marco de desarrollo de la tecnología y la innovación y favorecen el desarrollo de economías de escala, hecho muy valorado para la instalación de industrias auxiliares. Todo ello favorece la implantación industrial en las zonas más densamente pobladas del país, sobre todo Madrid y la periferia costera.

En cuanto al transporte, las industrias se sitúan en lugares bien comunicados para facilitar la llegada de materias primas y la salida de sus productos. Por eso, y gracias al desarrollo y mejora de las redes de transporte, una parte importante de la industria se ubica en los denominados ejes de desarrollo: corredores que, siguiendo el trazado de importantes ejes de comunicación, enlazan grandes aglomeraciones urbanas y se constituyen en zonas de desarrollo demográfico e industrial.

Señalar, por último, la importancia que en la localización industrial tiene la acción política. En el caso de España ello es bien visible en la política industrial del franquismo, cuando a través del Instituto Nacional de Industria (INI) y los Planes de Desarrollo, se favorece el desarrollo industrial de unas zonas del país sobre otras, consolidando los desequilibrios territoriales en materia industrial. Además, la proximidad a los centros de poder y de toma de decisiones (que siempre ha favorecido el desarrollo industrial de Madrid) o la políticas de promoción industrial a través de la concesión de ayudas y subvenciones de las administraciones, han sido factores determinantes en la localización industrias. En este último caso, las políticas industriales puestas en marcha por las Comunidades Autónomas han intentado corregir parcialmente el problema de la penuria industrial de una buena parte del país, sin demasiado éxito.

3. PRINCIPALES SECTORES INDUSTRIALES EN LA ACTUALIDAD.

Los sectores industriales se agrupan según su antigüedad o grado de actualización. Así distinguimos entre los sectores industriales maduros o tradicionales, los sectores dinámicos y los sectores de vanguardia.

3.1. Sectores industriales tradicionales.

La METALURGIA. Emplea metales como materia prima. Por ser base de otros sectores, por su dimensión económica y generación de empleo, es un subsector básico de la industria. En ella distinguimos:

· La SIDERURGIA. Tiene dos modalidades: la siderurgia integral, que obtiene acero en los altos hornos a partir de mineral de hierro. Se consolidó en el País Vasco, para luego extenderse, impulsada por la creación de acerías públicas del INI, al Mediterráneo (Altos Hornos del Mediterráneo) y Asturias (Ensidesa); pero su tamaño en relación con la demanda interna española originó su crisis y posterior reconversión.

La siderurgia no integral obtiene acero en hornos eléctricos a partir de la refundición de la chatarra. Al contrario que la integral posee una estructura empresarial de menor tamaño, por lo que resistió mejor la crisis. Actualmente su implantación abarca a País Vasco, Cantabria, Navarra y Cataluña.

·Entre las industrias metalúrgicas no férreas destacan el aluminio y el cinc en Asturias y el cobre en Huelva.

· La industria de transformados metálicos está asociada a la pequeña y mediana empresa  y tiene mayor difusión espacial, aunque se localiza preferentemente en País Vasco, Cataluña y Madrid.

·Mucho más reciente en el tiempo es la rama de electrodomésticos, ligada a las industrias metalúrgicas. Su expansión fue paralela a las transformaciones de la sociedad en los años 60, a la adopción de nuevas fuentes de energía para uso doméstico (gases butano, propano y natural) y a la generalización de la industria del frío. En principio, fue una industria muy atomizada en empresas de tamaño medio, aunque después sería reestructurada mediante procesos de concentración industrial.

·La CONSTRUCCIÓN NAVAL.  Durante el franquismo, y por iniciativa del INI, se crearon grandes astilleros en enclaves significativos del litoral (Ferrol, Cádiz). Fueron grandes empresas públicas (Astano, Empresa Nacional Bazán) especializadas en la construcción de petroleros y graneros, con las cuales España ocupó un lugar de privilegio en la lista de países constructores. Sin embargo, la crisis del petróleo les afectó muy negativamente: por un lado, la crisis reveló sus deficiencias estructurales, por otro, el encarecimiento del crudo obligó a transportarlo en barcos de tonelaje medio. Así, a partir de 1990 descendió la construcción de barcos y se aplicó una dura reconversión industrial que generó desempleo, cuyos efectos sociales trataron de paliarse con la creación de zonas de urgente reindustrialización (caso de la bahía de Cádiz).

Este sector se concentra en la costa cantábrica, gallega, suratlántica y Las Palmas de Gran Canaria.

Además, existen empresas de menor tamaño dedicadas a la construcción de barcos de pesca o de recreo.

 La  INDUSTRIA TEXTIL, CUERO y CALZADO. son muy importantes en el tejido industrial español. El textil catalán fue uno de los pilares de la industrialización y supo después adaptarse a los cambios en un proceso de concentración empresarial. La industria de la confección está formada por multitud de pequeñas industrias que, como las del calzado, están muy dispersas, aunque dominan en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia. Tienen el problema de la competencia de los países emergentes, sobre todo, asiáticos.

3.2. Sectores industriales dinámicos.

Suelen ser actividades con un alto componente tecnológico, que requieren grandes inversiones, capital multinacional y grandes instalaciones fabriles. Entre ellos destacan:

·El sector del automóvil se desarrolló en España en la década de 1960, siendo entonces uno de los impulsores del crecimiento económico. Prosperó bajo la protección estatal y al amparo de las inversiones de grandes marcas multinacionales y del INI, que valoró su gran influencia directa en la economía  y su capacidad de activar las numerosas empresas auxiliares de las que recibe componentes.

España cuenta con importantes plantas de fabricación de automóviles distribuidas por toda la geografía nacional (Madrid, Martorell –Barcelona-, Vigo, Valencia, Valladolid, Zaragoza…) y es uno de los sectores exportadores de nuestra economía. También sufrió los efectos de la reconversión, centrada en el saneamiento técnico y financiero, con el concurso de inversiones extranjeras y estatales.

·El sector de material ferroviario. Ha cobrado impulso con el desarrollo de la red de alta velocidad, que ha colocado a España como referente mundial, desarrollando proyectos en Rusia. Turquía, Brasil, Arabia Saudita o EE.UU. Esta industria está muy concentrada en Madrid, Cataluña y País Vasco.

·El sector químico incluye la industria petroquímica la química de transformación. La primera tiene su base en grandes complejos industriales asociados a las refinerías de petróleo (Tarragona, Huelva, Algeciras...). La segunda tiene mayor dispersión espacial, aunque su localización preferente coincide con las regiones más industrializadas del país: País Vasco, litoral levantino y área metropolitana de Madrid.

·El sector agroalimentario ha cobrado gran importancia. Se caracteriza por la diversidad en cuanto a la naturaleza de los productos y la amplia distribución geográfica. En general predominan las pequeñas y medianas empresas, vinculadas a las áreas de regadío, aunque también existen grandes empresas multinacionales en ramas como los derivados lácteos, el aceite, etc.

Otros sectores dinámicos son los de material y equipamientos eléctricos y maquinaria y equipos mecánicos. Amos muy representados en Cataluña, País Vasco, Navarra y Madrid. Destacar por último el sector de material de construcción, donde sobresale a cerámica por su elevada exportación (Levante).

3.3. Sectores de vanguardia.

A la vanguardia de la industria y con clara proyección de futuro se hallan los sectores de tecnología punta, cuyo desarrollo ha sido impulsado por la Administración, al ser imprescindibles para los restantes sectores industriales. Su importancia radica en la gran importancia que ha alcanzado la tecnología, pues el valor de los bienes industriales no procede ya tanto de sus componentes materiales como en el de los tecnológicos.

En energías renovables, España es -sin duda- líder mundial, siendo importantes las empresas dedicadas a las infraestructuras de transporteextracción de crudo, electrónica y TIC, productos farmacéuticos, telecomunicaciones por satélite, sector aeronáutico, biotecnología  o hemoderivados.

Las principales industrias se localizan en Madrid, Barcelona, zona de Levante, Sevilla, Málaga, Zaragoza…

4. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LA INDUSTRIA EN ESPAÑA.

La distribución de la industria en España, desde sus orígenes, presenta fuertes desequilibrios territoriales, siendo ello uno de los factores determinantes de las diferencias socioeconómicas del país.

Desde el siglo XIX, la industria española ha tendido a la concentración en áreas determinadas. Este fenómeno se debió, en principio, a la disponibilidad de materias primas y fuentes de energía como factor de localización industrial. Más tarde se fueron consolidando las zonas según sus ventajas comparativas. Se diseñó así un modelo de ocupación industrial polarizado en el litoral cantábrico, Cataluña y Madrid. Estas zonas industriales, a medida que iban creciendo, atraían nuevas empresas que se beneficiaban de la proximidad a otras industrias, la concentración de la demanda, la dotación de servicios e infraestructuras…

Este modelo alcanzó su plenitud entre 1965-1975, cuando el mayor crecimiento industrial, apoyado en la política del I.N.I., se concentró en las grandes áreas metropolitanas. A ello se unieron los efectos de los Planes de desarrollo, que favorecieron la implantación y desarrollo de las grandes multinacionales del sector químico y automovilístico, y –más tarde- la reconversión industrial, que volvieron a concentrar las inversiones en los espacios industriales de mayor desarrollo.

El modelo comenzó a variar en los años 80 al aparecer problemas como el encarecimiento del suelo industrial, déficit de infraestructuras, etc., frente a los cuales se ofrecía como solución la descongestión industrial y la búsqueda de nuevos emplazamientos. A ello ayudó la mejora generalizada de los sistemas de transporte y comunicaciones y las medidas de atracción industrial aplicadas por los gobiernos autonómicos. Todo esto supuso la mayor difusión espacial de la industria.

Actualmente se pueden señalar en España cuatro espacios industriales diferenciados: Las regiones de tradición industrial; los ejes dinámicos de desarrollo; las regiones de industrialización tardía y los espacios de débil industrialización. Cada uno de estos grupos presenta claras diferencias:

a) Las Regiones de tradición industrial tienen en común el haber sido el núcleo originario de la industrialización y haber mantenido su importancia después, pese a haber sufrido las transformaciones derivadas de la crisis y la posterior reconversión industrial, Sin embargo, en ellas podemos distinguir entre:

La cornisa atlántico-cantábrica: País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Es el mejor ejemplo de declive de los espacios tradicionales de la industria española, al hallarse en retroceso, a consecuencia de la crisis que afectó a los sectores tradicionales de la industria que albergaba (metalurgia, petroquímica, naval) y cuya caída afectó muy negativamente a las pequeñas y medianas empresas relacionadas con ellos. Los núcleos fabriles se encuentran muy concentrados en el territorio.

Las áreas de Madrid y Cataluña (que sigue siendo la principal área industrial del país), que pese a la crisis industrial siguen siendo los centros neurálgicos de la industria Española. Sus respectivas áreas metropolitanas han consolidado una potente y diversificada industria que, en los últimos años, ha experimentado dos tendencias opuestas: por una parte, la crisis y la reconversión de importantes sectores industriales y, por otra, la revitalización de sus tejidos industriales a partir de la instalación de establecimientos dinámicos y de sectores de alta tecnología.

b) Los espacios industriales en expansión. En ellos podemos distinguir dos grupos diferenciados:

Los ejes de desarrollo. Son el resultado de los procesos de difusión espacial de la industria a lo largo de corredores que comunican áreas industrializadas y que contaban con antecedentes industriales previos. El principal de estos ejes es el eje Mediterráneo, integrado por la Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares. Acoge una industria muy diversificada, con predominio de las PYMES de tradición artesanal y –a veces- muy vinculadas a los recursos naturales del territorio (alimentación, calzado, juguetes, textil…), que se beneficia del amplio mercado que le proporciona la altas densidades de población en el litoral. También cuenta con grandes factorías: siderurgia, automóviles…, en la Comunidad Valenciana; petroquímica en Cartagena…

De gran importancia es también el eje del Ebro, que aprovecha los beneficios geográficos de su situación entre el País Vasco y Cataluña, y su buena accesibilidad a la Meseta para enlazar con Madrid. Acoge industrias muy heterogéneas, que van desde las metalúrgicas en Álava a la automovilística (GM) en Zaragoza, pasando por las PYMES de alimentación, conservas vegetales… en Rioja y Navarra.

Además de estos dos ejes, hay otros interiores, igualmente dinámicos, como el del Henares, que se extiende desde Madrid hacia el norte; los de Ferrol-Vigo, Palencia-Valladolid, el del Guadalquivir, etc.

Las áreas periurbanas. En numerosas ciudades se han consolidado áreas industriales al amparo de la proximidad a los mercados y los centros de distribución, las facilidades para adquirir suelo industrial, la situación estratégica de las vías de comunicación... Estas instalaciones forman franjas o coronas que concentran industrias diversas en un espacio intermedio entre ciudad y espacio rural.

c) Las regiones de industrialización tardía. Incluyen buena parte del interior: Ambas Castillas y Andalucía. Las tres tienen en común que mantienen una importante base agraria y que la industria está muy polarizada en los más importantes núcleos urbanos Así, en Castilla y León destaca el desarrollo industrial en Valladolid y Burgos, basado en la industria automovilística, y Palencia. Las dos últimas se benefician de la prolongación del Eje del Ebro y la expansión industrial del País Vasco y Cantabria.

Castilla-La Mancha presenta un desarrollo industrial derivado del desbordamiento industrial de Madrid, por eso su industria se concentra en el Eje del Henares (Guadalajara) y Toledo.

Finalmente, en Andalucía, que intenta aprovechar su carácter turístico y litoral, la industria se concentra en cuatro áreas principales: Huelva (química), Sevilla (metalurgia y alimentación), Cádiz (naval y petroquímica) y Málaga (metalurgia, textil…) Sevilla y Málaga acogen importantes parques tecnológicos.

d) Los espacios de industrialización escasa se corresponden con las zonas interiores más occidentales del país, sobre todo Extremadura, y Canarias. En ambos casos la población ocupada en la industria es  inferior al 10%. Extremadura (al igual que todas las provincias interiores fronterizas con Portugal) es víctima de su posición geográfica marginal, su baja densidad de población, la carencia de infraestructuras y la falta de tradición industrial, acogiendo una pequeña industria vinculada a los recursos naturales propios: alimentaria, corcho, madera, cuero… En el caso de Canarias la falta de industria se relaciona con su posición excéntrica, que encarece el transporte y dificulta el abastecimiento, la penuria de materias primas, la falta de infraestructuras y el monopolio económico del turismo. La industria se polariza en torno a los grandes puertos.

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