TEMA 6. LA POBLACIÓN ESPAÑOLA. (1. Evolución y distribución. 2.
La dinámica natural.
3. Los movimientos migratorios. 4. Estructura y composición de la
población.)
1. EVOLUCIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA.
1.1. LOS
EFECTIVOS DEMOGRÁFICOS Y SU EVOLUCIÓN.
1.1.1. La población española antes del siglo XX.
España entra en el siglo XIX con un régimen demográfico antiguo: Altas
y sostenidas tasas de natalidad, cercanas al 40‰; una elevada e
irregular mortalidad, superior al 30‰, un crecimiento
vegetativo muy débil y una pobre esperanza de vida entre
los 33 y los 35 años. A esto se unía la elevada mortalidad infantil (en
torno al 50‰) y la mortalidad catastrófica, relacionada con las
hambrunas provocadas por la pérdida de cosechas, las epidemias y las guerras
(independencia, carlistas, coloniales…). Así, a momentos de crecimiento le
seguían otros de retroceso, sobre todo cuando se disparaba la mortalidad
catastrófica.
Las causas que explican las altas tasas de
natalidad son el predominio de una sociedad tradicional, donde los
hijos eran mano de obra que ayudaban a sostener la economía familiar y a los
padres en su vejez, y la inexistencia de sistemas eficaces de control de la
natalidad.
Por su parte, las causas que explican las altas
tasas de mortalidad son las miserables condiciones
de vida, responsables de una alimentación inadecuada que debilita el organismo y
lo sobreexpone a la enfermedad; las malas condiciones
médico-sanitarias y las pésimas condiciones
higiénicas: carencia de servicios de agua potable, alcantarillado, recogida de
basuras…
En estas condiciones, hasta finales del XIX el crecimiento de la población
española fue lento debido, tanto al todavía moderado descenso de la mortalidad,
como a las fuertes corrientes migratorias a América.
1.1.2. Evolución
en la primera mitad del siglo XX (1900-1950)
La primera mitad del XX iba a caracterizarse por un alto
crecimiento. Ello tiene que ver con que España experimentará a principios
de ese siglo el fenómeno de la transición demográfica, pasando del
régimen demográfico antiguo al moderno, y situándose durante
su primera mitad en la primera fase de la misma, caracterizada por una fuerte caída de la mortalidad mientras
la natalidad se mantiene alta (Gráfico 1).
Así, en 1900 las tasas de natalidad y mortalidad se
mantenían ambas muy altas, mientras la esperanza de vida era muy baja,
elementos propios de una demografía tradicional. Pero en 1980 se
había más que duplicado la esperanza de vida y España llegó a tener tasas de
natalidad y mortalidad de las más bajas del mundo, entrando en una situación
de crecimiento cero. Esto explica que España duplicase su población
entre 1900 y 1980. (Gráfico 2)
La caída de la mortalidad que caracterizó a la primera mitad del siglo XX se debió a la mayor
disponibilidad de alimentos (gracias a la revolución agraria y de los
transportes) y a la mejora de las condiciones higiénicas y sanitarias, que
permiten una reducción drástica de la mortalidad infantil, pese a que se dieron
episodios de mortalidad catastrófica: gripe de 1918, Guerra de Marruecos,
Guerra Civil…
Además, la neutralidad española durante la primera
Guerra Mundial favoreció el despegue económico: el desarrollo
de la industria estimuló el éxodo rural, lo que significa un
descenso de la población rural y el crecimiento urbano. Es a partir de entonces
cuando se rompe el anterior equilibrio entre el campo y la ciudad. En 1910, la
población rural española era casi del 50% y en 1970 eran ya de sólo el 22'%.
Esto influirá en la dinámica natural, porque la población urbana presenta
menores tasas de natalidad y de mortalidad.
1.1.3.- Evolución
desde la segunda mitad del siglo XX
En la segunda mitad del XX se alcanza el régimen demográfico moderno, caracterizado por bajas tasas
de natalidad y mortalidad y un bajo crecimiento vegetativo.
En esta fase distinguiremos tres etapas:
a) Desde los cincuenta a
los setenta. La mortalidad sigue bajando mientras la natalidad sigue alta. De
hecho, a principios de los 60 se produce el Baby boom español,
relacionado con la mejora económica tras el fin de la autarquía y con el
desarrollo industrial del país. Sin embargo, el incremento de la natalidad no
se tradujo en un crecimiento real, debido a la fuerte corriente migratoria de
españoles a Europa.
b) Desde 1970 a 2007. Entramos en el Nuevo Régimen
demográfico debido al estallido de la Crisis del Petróleo (1973) y el inicio de la transición democrática. Amos hechos provocan una
fortísima bajada de la natalidad, que llega a ser en
los años 90 de las menores de Europa (1998: 9‰) y hace que la tasa de hijos por mujer quede lejos
del nivel de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer): En 1996, 1,17.
Las causas que explican esta drástica reducción de la natalidad son
diversas: Crisis del Petróleo, progresiva incorporación de la mujer al mercado
laboral, despenalización de los anticonceptivos, disminución de la influencia
religiosa, aumento del nivel de vida y cultural, cambio de mentalidad de la
sociedad española y el diferente significado económico de los hijos.
Por su parte, la mortalidad se mantiene en tasas bajas
durante este período, si bien desde 1.981 ha aumentado ligeramente debido al
envejecimiento de la población, pasando de cifras inferiores al 8‰ a 9,8‰ en
2007. Las causas de la mortalidad general han cambiado: disminuye la
importancia de las enfermedades infecciosas y aumentan las llamadas “tres c”:
enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes de
carretera. (ver gráfico 3)
La baja mortalidad no impide que durante las décadas de los 80 y 90
el crecimiento vegetativo o natural en algunos años sea
negativo. Este llegó a ser de sólo el 0,9‰, pero se recuperó por el efecto de la inmigración de extranjeros, que contribuyó a aumentar la tasa
natalidad y disminuir la de mortalidad.
Fenómenos migratorios como el retorno de nuestros emigrantes desde
finales de los 70 y el comienzo de la inmigración en la década de los 90,
explican que en esta fase haya un crecimiento global de la población: En 1970
había en España 34 millones de personas y en 2011 se sobrepasaban los 47
millones.
Los años entre 2001-2007 son los de más importante crecimiento de toda
nuestra historia gracias a la inmigración, ya que el
crecimiento vegetativo siguió bajo, pese a que se frena la tendencia a la caída
de la tasa de natalidad, especialmente por el diferente comportamiento
natalicio de las mujeres inmigrantes.
c) Desde 2007 hasta la actualidad
Desde 2008, debido a la crisis, los comportamientos demográficos se
modifican y el crecimiento se desacelera. La inmigración se reduce, mientras
que rebrota la emigración, tanto por el retorno a sus países de inmigrantes
extranjeros, como por los jóvenes españoles bien cualificados. Por otro lado,
la crisis hace que se desplome la natalidad, cuando además la tasa de natalidad
de las inmigrantes comienza a acercarse a la de las españolas. La crisis,
incluso provocó un pequeño repunte de la mortalidad.
Todo ello hace que volvamos al crecimiento cero. De hecho, la población
española comenzó a disminuir en 2012, manteniendo esa tendencia hasta 2016, año
en el que experimentó un modesto crecimiento hasta situarse en los 46,5
millones de habitantes.
Ello tiene que ver con la recuperación de la inmigración, pues el
movimiento natural mantiene su tendencia negativa, dado que la mortalidad
sigue superando a la natalidad. Así, la TBN en 2019 se situaba en el 7,62‰ y la TBM en el 8,83‰,
arrojando un crecimiento vegetativo negativo del -1,21‰. A 1 de enero de 2020
la población española alcanzaba los 47,3 millones de habitantes.
En un futuro la tasa de mortalidad
se mantendrá baja o aumentará levemente debido al envejecimiento de la
población, mientras la de natalidad también es previsible que se mantenga en
niveles bajos o muy bajos mientras se mantenga el actual contexto
económico-social.
1.2. LA
DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y LA DENSIDAD
1.2.1. Evolución
de la distribución.
Hasta el siglo XVIII la distribución espacial de la
población española estuvo marcada por dos hechos: Las regiones más
pobladas eran las del norte y levante y se mantenía el predominio
de la población rural frente a la urbana. Pero desde el siglo
XIX se inicia un proceso de pérdida de población
en el interior –a excepción de Madrid- y el mundo rural mientras aumenta en la
periferia y el mundo urbano. Entre las causas del fenómeno destacó
el inicio de la industrialización en Cataluña, País Vasco y Asturias.
Entre 1900-1970 se acentúa el desequilibrio demográfico entre el
interior y el exterior. En ello tuvieron mucho que ver los movimientos
migratorios internos, que se produjeron en dos fases:
*Entre 1900-1950 la población tiende a abandonar las zonas rurales para
desplazarse hacia las capitales de sus provincias que,
de esta manera, comienzan a crecer de manera notable.
*A partir de los años 50 la migración interna sale tanto de zonas rurales
como de capitales, y se dirige hacia las provincias más desarrolladas del país:
Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao... Así, entre 1950-1970 casi todas las
provincias españolas acabaron teniendo saldos migratorios negativos.
El resultado de este fenómeno creará en España dos zonas totalmente
diferenciadas:
· Las provincias costeras, con economías más diversificadas y
ricas (industria, turismo, servicios…) que presentan un mayor crecimiento
demográfico, sobre todo desde los años 50.
· El interior peninsular, que se convierte en un espacio poco
habitado y con grandes vacíos demográficos, sobre todo en la zonas
rurales. Sólo se salvan las capitales regionales.
Desde 1970 el interior sigue perdiendo peso
demográfico, pero este fenómeno también comienza a afectar al norte peninsular
(País Vasco, Asturias, Cantabria y Galicia), debido al envejecimiento
demográfico de estas CC.AA. y a los efectos de la severa crisis industrial,
iniciada en 1973, que sufrieron.
Por contra, Madrid, Levante, Andalucía, Murcia y Canarias siguen creciendo
gracias a una población joven con altas tasas de natalidad y al retorno de los
emigrantes españoles desde Europa.
1.2.2. Características
generales en la distribución de la población.
Actualmente podemos adjudicar a la distribución de la población las
siguientes características generales:
· Aumento generalizado de la densidad de población. La densidad media para
España supera los 93 hab/Km2 (inferior a la media de la UE),
pero con grandes diferencias entre comunidades y provincias.
· Enorme desequilibrio entre comunidades. Prueba de ello es que casi la mitad de
la población española se concentra en sólo 4 Comunidades autónomas: Andalucía,
Cataluña, Madrid y Valencia.
· Fuerte contraste entre la periferia litoral, fuertemente poblada y un
interior semivacío. En la España interior hay grandes zonas con densidades menores a los 20
hab/Km2, mientras en las zonas costeras suelen superarse los 100
hab/km2. Ello es sobre todo visible en la costa mediterránea y las
principales islas, que desde los años 80 tienen un nivel de crecimiento mayor
que la costa cantábrico-atlántica.
· Concentración en áreas urbanas frente al despoblamiento de las zonas
rurales. Fue consecuencia del éxodo rural, y dio como resultado elevadas
densidades en las áreas metropolitanas. No obstante, el fenómeno más reciente
es el fuerte crecimiento de las zonas aledañas a las mayores metrópolis
(Madrid, Barcelona…), por el “desbordamiento” de las mismas.
· Progresivo vacío del interior, donde hay numerosos
municipios por debajo de los 10 habitantes /km2. No obstante, en algunas áreas
existen municipios de elevadas densidades, como Madrid y su entorno y los
ejes del Ebro y del Guadalquivir (Bailén-Andújar-Córdoba-Sevilla).
1.2.3. Los
factores explicativos de la densidad y la distribución.
Factores como el clima (más duro en el interior) y el relieve (sobre todo
las zonas montañosas) influyen en la distribución de la población, pero son los
factores socioeconómicos los que más pesan a la hora de explicar las
diferencias en la distribución. Así, hasta el siglo XVIII, debido al dominio de
la actividad agraria, el interior estaba más poblado, pero cuando la industria
y los servicios ganan importancia la población se desplaza a la periferia, con
las excepciones de Madrid y los valles del Ebro y del Guadalquivir.
También los factores demográficos influyen en la distribución. El interior,
con una población envejecida y víctima de la emigración, tiene menor
crecimiento natural, frente a un litoral de población más joven y receptor de
emigrantes, que crece más.
En cualquier caso, el desigual reparto espacial de la población tiene que
ver con los notables contrastes que pueden observarse entre diferentes espacios
geográficos. Veamos las causas que lo explican.
a) Oposición costa – interior. Varios
factores explican esta oposición:
· La revolución agraria e industrial, con la mecanización, generó
paro en el medio agrario –sobre todo en zonas de cultivo herbáceo de secano del
interior- e impulsa el éxodo rural.
· La industria se asentará desde el principio preferentemente
en la costa (Cataluña, País Vasco, Asturias,
Málaga…) y comenzará a atraer población.
· Decisiones políticas del franquismo, privilegiaron industrialmente unas
zonas de España sobre otras, también contribuyeron al actual diseño de la
distribución de la población.
· La consolidación del transporte marítimo, como el gran
medio para el intercambio de mercancías, favoreció la actividad comercial en
zonas costeras.
· El desarrollo del turismo, que desde los años 60 se
asienta sobre todo en el litoral mediterráneo y los dos archipiélagos, atrajo,
por su capacidad de creación de empleo a gran cantidad de población.
· En algunas zonas costeras mediterráneas las buenas condiciones climáticas
han impulsado una agricultura intensiva de alto valor (huertas
de Valencia y Murcia, cultivos bajo plástico en el levante almeriense, sector
de la fresa onubense…) que ha atraído importantes flujos de inmigrantes.
· La excepción de Madrid se explica por su capitalidad y
centralidad.
b) Oposición población rural y
población urbana. Las ciudades españolas de más de 100.000
habitantes no ocupan ni el 3% del territorio, pero concentran al 40% del total
de población. La ciudad ofrece mayores posibilidades de empleo, mejores
servicios y comunicaciones, mayor oferta de actividades culturales y de ocio….
Por eso, a medida que nos alejamos de las ciudades se observa un decrecimiento
progresivo de las densidades de población y, por el contrario, las grandes
ciudades han creado grandes áreas metropolitanas y conurbaciones. Importante
fue el papel jugado en la distribución por la división provincial de
Javier de Burgos en 1833.
c) Oposición Llanuras y montañas. Las áreas llanas presentan mayores densidades que las montañosas. Ello se
debe a que éstas han estado tradicionalmente menos pobladas por sus
condicionantes físicos y a que fueron más afectadas por el éxodo rural.
d) Oposición Norte y Sur en el
interior. Dentro del interior peninsular, las
densidades de población son más bajas en la mitad norte que en la mitad sur. En
el norte existen un gran número de pueblos y municipios de pequeño tamaño. Sin
embargo en el sur, el tamaño de los municipios es mayor, lo que ayuda a
explicar una gran resistencia al despoblamiento, ya que ofrecen más cantidad de
servicios y mayor calidad de vida. Estos contrastes también tienden a
reproducirse en la costa: La franja litoral cantábrica es mucho menos dinámica
que la mediterránea.
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2ª parte del tema ---------------------------------------------------
2. LA DINÁMICA NATURAL
2.1. La
dinámica natural: Movimientos naturales de población. Tasas demográficas.
2.1.1. Natalidad y fecundidad
a) Evolución de la natalidad y de la fecundidad
Hasta mediados de los 70 España fue un país con alta natalidad, pero poco
tiempo después su natalidad y fecundidad se situaron entre las más bajas del
mundo. A principios del XX la T.B.N. superaba el 33‰; y se mantuvo
con valores altos -salvo en momentos como la Guerra Civil- hasta mediados de
los 70 (En 1975 estaba en 18,7‰). Después comenzó a descender. El descenso más
drástico llegó a finales de 1990: En 1998 había caído hasta el 9‰, aunque el desplome
sería mayora tras la crisis de 2008. En 2019 se situaba ya en sólo el 7,62‰.
b) Causas de la caída de la natalidad
Los motivos de su caída son múltiples, uniéndose los económicos, sociales,
culturales… (industrialización, urbanización, secularización), sin olvidar los demográficos,
caso de las migraciones o los cambios en la estructura de edad. Entre las más
importantes destacamos:
*Caída de la tasa de mortalidad infantil. Antes para asegurar
la descendencia y la seguridad en la vejez era necesario tener un elevado
número de hijos. Cuando cae la mortalidad infantil esto ya no es necesario.
*Desarrollo de los métodos anticonceptivos, fundamentales
en la posibilidad de llevar a cabo una eficaz planificación familiar.
*Progresiva introducción de la mujer en el mercado laboral, que
resta tiempo a la mujer para cuidar de los hijos y por ello se intenta limitar
su número.
*El retraso de la nupcialidad, que reduce el período de vida
fértil de la pareja.
*Búsqueda de mayores niveles de renta, ya que cuantos menos
hijos se tengan mayor será la renta per cápita por familia al reducirse los
gastos por el coste de la educación y crianza de los hijos.
*Cambio de las mentalidades, tanto de las ideas religiosas, el
concepto de la familia o los nuevos modos de vida, que han impuesto la
reducción del número de hijos.
c) Distribución espacial de la natalidad en España
La natalidad se ha reducido en todas las CC.AA. aunque
sigue habiendo grandes diferencias. En 2019 la tasa media de natalidad en España era del 7,62‰.De manera general,
las CC.AA. con las tasas más elevadas son las del sur peninsular (Murcia -9,549,54‰
y Andalucía) y las más dinámicas económicamente (Madrid, Cataluña, Navarra y
Baleares). En el polo opuesto, las tasas más bajas las tienen las CC.AA. del
cuadrante NW peninsular (Asturias, Galicia, Castilla León y Cantabria) y
Canarias, aunque todo el interior posee tasas por debajo del 8‰.
2.1.2. La mortalidad
a) Evolución de la mortalidad y la esperanza de vida
Hasta finales del XIX la población española se caracterizaba por altas
tasas de mortalidad. Esta
fue cayendo hasta 1982, donde se alcanzó el 7,52‰. Desde entonces se ha producido
un repunte, de forma que en 2018 se situaba en el 9,1‰, aunque sigue siendo una
de las más bajas del mundo.
La mortalidad infantil ha seguido una trayectoria similar.
A principios del XX, superaba el 180‰, en los años 70 se había reducido hasta
el 24‰ y hoy se encuentra en torno al sólo 2,6 ‰.
La esperanza de vida también evolucionó positivamente.
A principios de ese siglo se encontraba en torno a los 35 años, en la
actualidad es de unos 83
años, siendo en la mujer 5 años superior a los hombres.
b) Causas del comportamiento de la mortalidad.
En el pasado dominaba
la mortalidad catastrófica, provocada por las crisis de subsistencia,
hambrunas, epidemias, guerras, etc., que mantenían estancada a la población
pese a la elevada natalidad. En la actualidad se relaciona con enfermedades
degenerativas en edades avanzadas y las asociadas al modo de vida actual;
enfermedades cardiovasculares y muertes violentas (accidentes de circulación,
asesinatos...). Estas causas se pueden resumir bastante bien con las famosas «tres
ces» (corazón, cáncer y carretera). La mortalidad se concentra en aquellos
estratos de población de edades más avanzadas.
c) Factores explicativos del descenso de la mortalidad. Fundamentalmente son:
1. Las medidas sanitarias (avances médicos).
2. La mejora de los recursos socioeconómicos, sobre todo de la
alimentación.
3. La combinación de factores de tipo social, económico y cultural que han
repercutido positivamente en una mejora de la salud de la población.
d) Distribución espacial de la mortalidad en España
Hay
grandes diferencias entre CC.AA. En 2019 las tasas más elevadas correspondían a
las comunidades del cuadrante NW peninsular (Asturias -12,64‰-, Castilla León ,
Galicia y Cantabria), además de Extremadura, La Rioja y Aragón. Por el contrario,
las más bajas se localizan en ambos archipiélagos y Madrid, seguidas de las
comunidades costera mediterráneas y Navarra, aunque
la esperanza de vida en las regiones del norte supera a las del sur por sus
mejores condiciones socioeconómicas.
Hay además diferencias favorables a las áreas urbanas respecto a las
rurales como consecuencia de la desigualdad en el acceso a la sanidad, la educación
y el nivel de bienestar.
2.1.3. El crecimiento natural: La transición demográfica.
El crecimiento natural o vegetativo depende del comportamiento de
la natalidad y la mortalidad.
a) Fases del crecimiento natural. Desde principios del
siglo XX el crecimiento natural ha pasado por cuatro fases:
1ª. Primera mitad del XX: Tasas de crecimiento
altas por el descenso de la mortalidad y el mantenimiento de altas tasas de
natalidad, aunque con dos excepciones: la epidemia de gripe de 1918
y la Guerra Civil.
2ª. De 1950 a 1970. Es el periodo de mayor
crecimiento, fruto de la caída de la mortalidad y el baby boom.
3ª. A partir de 1970 el crecimiento natural se reduce a raíz
de la brusca caída de la natalidad y de un leve incremento de la mortalidad.
4ª. Posteriormente se inició una tímida recuperación, cortada desde 2010 a
causa de la crisis económica.
b) Razones del cambio en el crecimiento natural
La transición demográfica española, es decir, el paso desde el
antiguo régimen demográfico (altas tasas de natalidad y mortalidad y un lento
crecimiento) hasta el régimen demográfico moderno (bajas tasas de
natalidad y mortalidad y un reducido crecimiento) está caracterizada por el retraso en la reducción de ambas tasas, y se relaciona con los procesos de modernización socio-cultural y económica
El desplome de la tasa de natalidad con la crisis de 2008 y el repunte de
la mortalidad, hizo que la población española comenzase a disminuir a partir de
2012, al sumarse un crecimiento vegetativo negativo, el retroceso de la
inmigración, el retorno de inmigrantes a sus lugares de origen y la emigración
de españoles a otros países. La pérdida de población se mantuvo hasta 2016 y la
leve recuperación posterior sólo se debe a la recuperación de la inmigración,
pues el crecimiento natural sigue siendo negativo al superar la tasa de
mortalidad a la de natalidad.
El comportamiento del movimiento natural presenta, no obstante,
grandes diferencias regionales. Así, en 2019 la tasa media de crecimiento
en España era del -1,21‰, mostrándose una clara oposición entre CC.AA. que
mantienen incrementos positivos: Murcia, Madrid, y Baleares (además de Ceuta y
Melilla) frente al resto de CC.AA. que presentan ya tasas negativas, desde las
que mejoran ligeramente la media nacional: Andalucía, Cataluña, Navarra y
Canarias, hasta las que arrojan los peores resultados negativos, destacando
Asturias (-7,59 ‰), Castilla León y Galicia.
3. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS
España destaca por su emigración histórica hacia otros países y, en épocas
más recientes, por el trasvase de población de áreas rurales a urbanas, por los
movimientos interregionales, por la salida de emigrantes a Europa y por la
recepción de inmigrantes. Estos movimientos se pueden analizar en tres
apartados:
3.1. Las migraciones exteriores
a) La emigración al norte de África. Fue importante durante
el XIX, sobre todo a Argelia. Los emigrantes procedían de las provincias del
sureste español.
b) La emigración a Ultramar. Destacó en la primera mitad del siglo
XX, siendo Venezuela, Brasil, Argentina y Cuba los principales
destinos. La emigración a América se prolongó hasta 1930, cuando la
crisis económica obligó a esos países a restringir la entrada de extranjeros.
c) La emigración a Europa. Durante la primera
mitad del XX se dirigió casi exclusivamente a Francia, pero las necesidades de
reconstrucción en Europa tras la II Guerra Mundial marcarán una nueva fase. La
necesidad allí de mano de obra, junto al escaso desarrollo económico de la
España franquista, impulsaron la emigración, que alcanzó su auge entre
1960-1969. Entre 1959 y 1973 salieron de España entre 1 y 2 millones de
emigrantes, preferentemente a Francia, Alemania y Suiza. Los emigrantes
procedían preferentemente de Andalucía, Galicia y el interior peninsular.
Desde 1974 el saldo migratorio español con Europa se equilibra, pero la
crisis iniciada en 2008 ha provocado una nueva oleada de salidas, sobre todo de
jóvenes universitarios profesionalmente cualificados, preferentemente a Reino
Unido y Alemania.
Esta emigración a Europa tuvo efectos positivos y negativos. Entre los positivos destacamos: La reducción de la presión demográfica al disminuir el volumen de la población en
paro; la entrada de divisa, que contribuyó a financiar una parte del
desarrollo económico español; y la mejora de la cualificación
profesional de nuestros emigrantes. Entre las repercusiones
negativas destacan:
· La pérdida de población joven en las regiones migratorias provocó el
envejecimiento demográfico.
· Propicio el despoblamiento de las áreas rurales y la pérdida de empleo
agrario.
· Los ahorros de los emigrantes no generaron riqueza al invertirse en
vivienda o bienes de consumo.
3.2. Las migraciones interiores
a) Evolución histórica. Las más recientes migraciones interiores
presentan tres etapas:
· Desde el siglo XIX hasta la primera mitad del XX. En esta etapa domina
el éxodo rural: movimiento masivo de población del campo a la
ciudad provocado por la mecanización agraria y la industrialización, que atrae
población a las ciudades. En esta etapa la población tiende a abandonar las
zonas rurales para desplazarse hacia las capitales de sus provincias que, así,
comienzan a crecer de manera notable.
La industrialización de Barcelona y País
Vasco y las obras públicas durante la dictadura de Primo de Rivera
intensificaron las migraciones interiores, aunque la Guerra civil y los años de
posguerra hicieron disminuir los desplazamientos.
· Entre los años 1950-1970. Desde los 50 la migración
interna gana importancia por la crisis de la agricultura tradicional, el auge
industrial y el boom turístico. Ahora los emigrantes salen, tanto de zonas
rurales como de capitales, dirigiéndose a las zonas más desarrolladas: Madrid,
Barcelona, Valencia, Bilbao…, mientras Extremadura, Castilla- La Mancha y
Andalucía oriental perdieron mucha población.
· Situación actual. En la actualidad las migraciones interiores en España se caracterizan
por:
§
La reconversión de áreas tradicionalmente de inmigración en áreas de
emigración, debido a la vuelta de antiguos emigrantes: los llamados «emigrantes
retornados».
§
El éxodo rural es sustituido por desplazamientos de población entre los
diferentes centros urbanos.
§
Varía también el tipo de emigrante: el actual pertenece de forma
mayoritaria al sector servicios.
b) Consecuencias de las migraciones interiores
Para las zonas que reciben
inmigrantes, supone un cambio positivo, ya que aumenta el crecimiento real, mejora la fecundidad y la estructura por edad se ve rejuvenecida. A cambio aumentan los costes para
satisfacer las demandas de una población en crecimiento.
Por su parte, las zonas de emisión de emigrantes sufren
repercusiones negativas: Descenso de población, envejecimiento y caída de la
fecundidad.
3.3. La inmigración en España
España pasó de ser un país de emigrantes hasta mediados de los 70 a otro de
inmigrantes a partir de la década de los 90, aunque la crisis económica de 2008
hizo que entre 2010 y 2014 el saldo migratorio
fuese negativo, aunque se recupera lentamente desde 2017. Al iniciarse 2019, la población
de extranjeros en España suponía aproximadamente el 10,6% del total de la
población española.
El perfil de los inmigrantes en España es variado, pero pueden señalarse
las siguientes características:
· Por sexo predominan levemente los varones, aunque se iguala en el caso de
los lationamericanos.
· Por edad suelen ser jóvenes, aunque abundan los jubilados europeos atraídos
por el buen clima. Los jóvenes universitarios tienen cierta importancia en
ciudades universitarias
· Por ocupación predomina el sector servicios, seguido de la construcción.
· La mayor parte proceden de Europa, aunque también
están bien representados los latinoamericanos debido al trato preferente que
éstos tienen en nuestra legislación y la ventaja del idioma.
· Por países, los más representados son Marruecos (15%
del total), Rumanía (13%) y Reino Unido (6%)
· Por su situación jurídica, muchos latinoamericanos han acabado
nacionalizándose españoles, mientras los asilados y refugiados suponen una
mínima parte del total.
· Respecto a los inmigrantes ilegales, es un colectivo muy marginado
compuesto por jóvenes, mayoritariamente hombres, que se emplean en agricultura,
construcción, venta ambulante…
· La mayoría de los inmigrantes se han afincado en las zonas más pobladas y
desarrolladas, en grandes ciudades y zonas turísticas o de agricultura
intensiva (Almería, Murcia…). El reparto territorial tiene que ver con la
nacionalidad: marroquíes en la costa catalana y andaluza, ecuatorianos en
Madrid, alemanes en Baleares, ingleses en la Costa del Sol, rumanos en el
interior…
4. ESTRUCTURA Y COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN.
4.1. Composición por sexo y edad. La pirámide de edades.
Aunque la tendencia natural es que nazcan más varones, la mayor
esperanza de vida de las mujeres hace que la relación de masculinidad general sea –a 1 de enero de
2019- ligeramente superior a 96 varones por cada 100 mujeres. En esa fecha la
distribución por sexo de la población española era de un 49,02% de varones
frente a un 50,98 de mujeres.
Respecto a la composición por edad, España presenta
actualmente (1 enero 2019) una estructura por edades envejecida y una clara
tendencia a un progresivo envejecimiento: Ya ha superado el 20% de población
anciana (20,45) frente al 14,6% de población joven, que progresivamente se va
reduciendo. Las regiones con población más joven son Andalucía, Murcia y
Canarias; las más envejecidas Castilla León, Galicia y Asturias.
Según el INE, la población anciana podría alcanzar el 25% del total en
2030. El envejecimiento obedece a las bajas tasas de natalidad de la sociedad
española y al paulatino incremento de la esperanza de vida.
La composición de la estructura por sexo y edad se observa en las
pirámides de población. La de 1900 refleja alta natalidad y
baja esperanza de vida. En la de 1950 se aprecia una base más
reducida por la merma de nacimientos durante la Guerra Civil y la
sobremortalidad de ésta, visible entre los 25-39 años.
(Ver las imágenes de estas pirámides al final del texto)
En la de 2018 se aprecia: En cuanto a la estructura
por edad:
● La base es estrecha, con escasa población
joven (0-14 años), alrededor del 14,5% de la población total.
● El grupo dominante es la población adulta (15
a 64 años), aunque sus grupos inferiores (hasta 39 años) concentran menos de la
mitad de población que los superiores (40 a 64 años), siendo el grupo de edad
entre 40 y 44 años el que acumula mayor % de efectivos.
● La población anciana (más de 65 años) es muy
numerosa: 20,45%, superando notablemente a la población joven. Esto indica una
elevada esperanza de vida y un claro proceso de envejecimiento.
Estructura por sexo. Sigue las
pautas generales: nacen más niños que niñas (2,22% de niños frente a poco más
de 2,10% de niñas en el grupo de 0 a 4 años), pero la sex ratio se
va acercando con la edad - debido a la sobremortalidad masculina- siendo
superior el porcentaje de mujeres a partir de los 50 años. Este fenómeno se
hace mucho más evidente a partir de los 70 años.
¿Qué razones explican el diseño de la pirámide?
● La base es estrecha por las bajas
tasas de natalidad existentes desde los años 80. De hecho la pirámide muestra
un escalonamiento inverso desde el grupo de edad de 35 a 39 años, lo que
refleja una rápida y continuada caída de la natalidad desde mediados de los
años 70. La natalidad se recupera ligeramente en la primera década del siglo
XXI –ello se aprecia en el grupo de edad de 10 a 14 años- como resultado de la
llegada de población inmigrante joven y a un pequeño aumento de la fecundidad
entre las mujeres relacionado con la bonanza económica de los años 90.Pero los
efectos de la crisis económica de 2008 vuelven a hundir la natalidad, como reflejan
los dos primeros grupos de edad (0-9 años) que vuelven a estar retranqueados
respecto a los anteriores.
● La parte más ancha de la
pirámide coincide con el apogeo del famoso "baby boom", aunque
actualmente el grupo de edad más representado es el de la población entre 40-44
años, que corresponde a los nacidos entre 1975 y 1979. De ahí en adelante el
número se va reduciendo por la propia mortalidad natural que ha ido afectando a
esos grupos.
● La reducción de efectivos se hace más evidente a
partir de los 79 años, donde podemos ver la menor natalidad que acompañó al
periodo de la guerra civil española y los años de la posguerra.
● La población anciana está muy representada
gracias al aumento de la esperanza de vida, haciéndose muy evidente que la
población femenina es notablemente superior a partir de los 79 años.
● Todo lo anterior genera un futuro demográfico
que nos habla de muy baja natalidad, ligero repunte de la mortalidad por el
envejecimiento, escaso aumento o descenso de la población por la caída del
crecimiento natural, movimientos migratorios que dependerán de la coyuntura
económica, aumento de la tasa de dependencia, etc.
(Imagen población española a
31 de diciembre de 2018)
4.2. Estructura económica de la población española
La población activa ha ido aumentando, especialmente desde
1981 por el crecimiento de la población adulta y la incorporación de la mujer
al mundo laboral, aunque en los últimos años ha descendido como consecuencia de
la crisis económica y las dificultades que conlleva encontrar empleo. Los
porcentajes más altos se dan en las zonas con mayores posibilidades de empleo
(levante, Cataluña, los archipiélagos, País Vasco y Madrid) y los más bajos en
las zonas con mayor porcentaje de población joven o, por el contrario,
envejecida. La distribución de
población ocupada por edades refleja un fuerte peso entre los
25-54 años.
Sin embargo, la tasa de actividad española es
una de las más bajas de la U.E. situándose durante todo 2019 por debajo del
59%. Según el sexo, a finales de 2019, la tasa estaba en 64,5% para
los hombres frente al 53,2% para las mujeres.
Por su parte, la tasa de paro ha evolucionado en España
con altibajos. Entre 1973 y 1985 creció mucho debido a la crisis del petróleo,
el retorno de emigrantes y la reconversión industrial. Entre 1995 y 2007
descendió de manera importante por efecto de la bonanza económica y la entrada
en el mercado laboral de generaciones menos numerosas, alcanzando su nivel más
bajo en 2007 (en torno al 8,5%). Pero la crisis de 2008 volvió a
disparar la tasa, que llegó a estar en 2013 por encima del 27,5%. A finales de
2019 se situaba en torno al 14% de la población activa, una de las más altas
del contexto europeo.
El paro afecta más a los jóvenes (tasa superior al 31% en los menores de 25
años) y las mujeres (12,2 hombres; 16% mujeres), a los trabajadores poco
cualificados y a aquellos que quedan en paro con una edad avanzada. Además el
paro tiene en España un alto componente estacional, debido a la importancia de
la actividad turística para el país. Además, afecta en mayor medida a las
CC.AA. menos desarrolladas o que cuentan con más población joven, y menos a
Madrid y las Comunidades del norte.
Por sectores económicos la característica más notable ha sido
la progresiva terciarización de la población: Más del 76% de la
población activa española se dedica a este sector, seguido del secundario
(menos del 20%) y el primario, que no alcanza ya el 5%. La terciarización se
debe al aumento del nivel de vida, el trasvase de población del campo a la
ciudad, el aumento de los servicios públicos… El porcentaje de población
dedicada al sector industrial es menor que la de otros países de nuestro
entorno, signo de la debilidad de nuestra industria.
4.3. Problemática demográfica actual y posibilidades de futuro de la
población española
Las proyecciones demográficas estiman para España un futuro definido por
las siguientes tendencias:
● Un lento crecimiento demográfico que, no obstante,
estará basado en la inmigración.
● Se mantendrán unas tasas de natalidad muy bajas.
● La mortalidad repuntará por el creciente envejecimiento de la
población dada la alta esperanza de vida.
● El envejecimiento va a continuar, ya que las generaciones que se
aproxima a edades altas son numerosas.
● Se mantendrá el predominio femenino en los grupos de mayor edad,
aunque es posible que se acorte la diferencia debido a la adopción por la mujer
de hábitos hasta hace poco propios del género masculino.
● Las cifras del paro podrían disminuir pero lentamente, debido a que
las generaciones jóvenes que se acercan a la edad de trabajar son menos
numerosas.
En definitiva, el principal problema demográfico será el del envejecimiento
de la población, que puede repercutir en el estado del bienestar, pues el
envejecimiento y la escasa fecundidad limitan el crecimiento de la población.
Ante ello habrá que recurrir a población inmigrante y a políticas natalistas
para mantener el crecimiento.