martes, 10 de diciembre de 2019

TEMA 6: LA POBLACIÓN ESPAÑOLA (Completo)

TEMA 6. LA POBLACIÓN ESPAÑOLA.  (1. Evolución y distribución. 2. La dinámica natural.
                 3. Los movimientos migratorios. 4. Estructura y composición de la población.)
1. EVOLUCIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA.
1.1. LOS EFECTIVOS DEMOGRÁFICOS Y SU EVOLUCIÓN.
1.1.1. La población española antes del siglo XX.
España entra en el siglo XIX con un régimen demográfico antiguo: Altas y sostenidas tasas de natalidad, cercanas al 40‰; una elevada e irregular mortalidad, superior al 30‰, un crecimiento vegetativo muy débil y una pobre esperanza de vida entre los 33 y los 35 años. A esto se unía la elevada mortalidad infantil (en torno al 50‰) y la mortalidad catastrófica, relacionada con las hambrunas provocadas por la pérdida de cosechas, las epidemias y las guerras (independencia, carlistas, coloniales…). Así, a momentos de crecimiento le seguían otros de retroceso, sobre todo cuando se disparaba la mortalidad catastrófica.
 Las causas que explican las altas tasas de natalidad son el predominio de una sociedad tradicional, donde los hijos eran mano de obra que ayudaban a sostener la economía familiar y a los padres en su vejez, y la inexistencia de sistemas eficaces de control de la natalidad.
 Por su parte, las causas que explican las altas tasas de mortalidad son las miserables condiciones de vida, responsables de una alimentación inadecuada que debilita el organismo y lo sobreexpone a la enfermedad; las malas condiciones médico-sanitarias y las pésimas condiciones higiénicas: carencia de servicios de agua potable, alcantarillado, recogida de basuras…
En estas condiciones, hasta finales del XIX el crecimiento de la población española fue lento debido, tanto al todavía moderado descenso de la mortalidad , como a las fuertes corrientes migratorias a América.
1.1.2. Evolución en la primera mitad del siglo XX (1900-1950)
La primera mitad del XX iba a caracterizarse por un alto crecimiento. Ello tiene que ver con que España experimentará a principios de ese siglo el fenómeno de la transición demográfica, pasando del régimen demográfico antiguo al moderno, y situándose durante su primera mitad en la primera fase de la misma, caracterizada por una fuerte caída de la mortalidad mientras la natalidad se mantiene alta (Gráfico 1).
Así, en 1900 las tasas de natalidad y mortalidad se mantenían ambas muy altas, mientras la esperanza de vida era muy baja, elementos propios de una demografía tradicional. Pero en 1980 se había más que duplicado la esperanza de vida y España llegó a tener tasas de natalidad y mortalidad de las más bajas del mundo, entrando en una situación de crecimiento cero. Esto explica que España duplicase su población entre 1900 y 1980. Gráfico 2)
La caída de la mortalidad que caracterizó a la primera mitad del siglo XX se debió a la mayor disponibilidad de alimentos (gracias a la revolución agraria y de los transportes) y a la mejora de las condiciones higiénicas y sanitarias, que permiten una reducción drástica de la mortalidad infantil, pese a que se dieron episodios de mortalidad catastrófica: gripe de 1918, Guerra de Marruecos, Guerra Civil…
Además, la neutralidad española durante la primera Guerra Mundial favoreció el despegue económico: el desarrollo de la industria estimuló el éxodo rural, lo que significa un descenso de la población rural y el crecimiento urbano. Es a partir de entonces cuando se rompe el anterior equilibrio entre el campo y la ciudad. En 1910, la población rural española era casi del 50% y en 1970 eran ya de sólo el 22'%. Esto influirá en la dinámica natural, porque la población urbana presenta menores tasas de natalidad y de mortalidad.
1.1.3.- Evolución desde la segunda mitad del siglo XX
En la segunda mitad del XX se alcanza el régimen demográfico moderno, caracterizado por bajas tasas de natalidad y mortalidad y un bajo crecimiento vegetativo. En esta fase distinguiremos tres etapas:
a) Desde los cincuenta a los setenta. La mortalidad sigue bajando mientras la natalidad sigue alta. De hecho, a principios de los 60 se produce el Baby boom español, relacionado con la mejora económica tras el fin de la autarquía y con el desarrollo industrial del país. Sin embargo, el incremento de la natalidad no se tradujo en un crecimiento real, debido a la fuerte corriente migratoria de españoles a Europa.
b) Desde 1970 a 2007. Entramos en el Nuevo Régimen demográfico debido al estallido de la Crisis del Petróleo (1973) y el inicio de la transición democrática. Amos hechos provocan una fortísima bajada de la natalidad, que llega a ser en los años 90 de las menores de Europa y hace que la tasa de hijos por mujer quede lejos del nivel de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer).
Las causas que explican esta drástica reducción de la natalidad son diversas: Crisis del Petróleo, progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, despenalización de los anticonceptivos, disminución de la influencia religiosa, aumento del nivel de vida y cultural, cambio de mentalidad de la sociedad española y el diferente significado económico de los hijos.
Por su parte, la mortalidad se mantiene en tasas bajas durante este período, si bien desde 1.981 ha aumentado ligeramente debido al envejecimiento de la población, pasando de cifras inferiores al 8‰ a 9,8‰ en 2007. Las causas de la mortalidad general han cambiado: disminuye la importancia de las enfermedades infecciosas y aumentan las llamadas “tres c”: enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes de carretera.  (ver gráfico 3)
La baja mortalidad no impide que durante las décadas de los 80 y 90 el crecimiento vegetativo o natural en algunos años sea negativo. Este llegó a ser de sólo el 0,9‰, pero se recuperó por el efecto de la inmigración de extranjeros, que contribuyó a aumentar la tasa natalidad y disminuir la de mortalidad.
Fenómenos migratorios como el retorno de nuestros emigrantes desde finales de los 70 y el comienzo de la inmigración en la década de los 90, explican que en esta fase haya un crecimiento global de la población: En 1970 había en España 34 millones de personas y en 2011 se sobrepasaban los 47 millones.
Los años entre 2001-2007 son los de más importante crecimiento de toda nuestra historia gracias a la inmigración, ya que el crecimiento vegetativo siguió bajo, pese a que se frena la tendencia a la caída de la tasa de natalidad, especialmente por el diferente comportamiento natalicio de las mujeres inmigrantes.
c) Desde 2007 hasta la actualidad
Desde 2008, debido a la crisis, los comportamientos demográficos se modifican y el crecimiento se desacelera. La inmigración se reduce, mientras que rebrota la emigración, tanto por el retorno a sus países de inmigrantes extranjeros, como por los jóvenes españoles bien cualificados. Por otro lado, la crisis hace que se desplome la natalidad, cuando además la tasa de natalidad de las inmigrantes comienza a acercarse a la de las españolas. La crisis, incluso provocó un pequeño repunte de la mortalidad.
Todo ello hace que volvamos al crecimiento cero. De hecho, la población española comenzó a disminuir en 2012, manteniendo esa tendencia hasta 2016, año en el que experimentó un modesto crecimiento hasta situarse en los 46,5 millones de habitantes.
Ello tiene que ver con la recuperación de la inmigración, pues el movimiento natural mantiene su tendencia negativa, dado que la mortalidad sigue superando a la natalidad. (En la primera mitad de 2017 nacieron un 6,3% menos de personas que en el mismo período del año anterior y murieron el 4,5% más.
En un futuro  la tasa de mortalidad se mantendrá baja o aumentará levemente debido al envejecimiento de la población, mientras la de natalidad también es previsible que se mantenga en niveles bajos o muy bajos mientras se mantenga el actual contexto económico-social.
1.2. LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y LA DENSIDAD
    1.2.1. Evolución de la distribución.
Hasta el siglo XVIII la distribución espacial de la población española estuvo marcada por dos hechos: Las regiones más pobladas eran las del norte y levante y se mantenía el predominio de la población rural frente a la urbana. Pero desde el siglo XIX se inicia un proceso de pérdida de población en el interior –a excepción de Madrid- y el mundo rural mientras aumenta en la periferia y el mundo urbano. Entre las causas del fenómeno destacó el inicio de la industrialización en Cataluña, País Vasco y Asturias.
Entre 1900-1970 se acentúa el desequilibrio demográfico entre el interior y el exterior. En ello tuvieron mucho que ver los movimientos migratorios internos, que se produjeron en dos fases:
*Entre 1900-1950 la población tiende a abandonar las zonas rurales para desplazarse hacia las capitales de sus provincias que, de esta manera, comienzan a crecer de manera notable.
*A partir de los años 50 la migración interna sale tanto de zonas rurales como de capitales, y se dirige hacia las provincias más desarrolladas del país: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao... Así, entre 1950-1970 casi todas las provincias españolas acabaron teniendo saldos migratorios negativos.
El resultado de este fenómeno creará en España dos zonas totalmente diferenciadas:
·         Las provincias costeras, con economías más diversificadas y ricas (industria, turismo, servicios…) que presentan un mayor crecimiento demográfico, sobre todo desde los años 50.
·         El interior peninsular, que se convierte en un espacio poco habitado y con grandes vacíos demográficos, sobre todo en la zonas rurales. Sólo se salvan las capitales regionales.
Desde 1970 el interior sigue perdiendo peso demográfico, pero este fenómeno también comienza a afectar al norte peninsular (País Vasco, Asturias, Cantabria y Galicia), debido al envejecimiento demográfico de estas CC.AA. y a los efectos de la severa crisis industrial, iniciada en 1973, que sufrieron.
Por contra, Madrid, Levante, Andalucía, Murcia y Canarias siguen creciendo gracias a una población joven con altas tasas de natalidad y al retorno de los emigrantes españoles desde Europa.
1.2.2. Características generales en la distribución de la población.
Actualmente podemos adjudicar a la distribución de la población las siguientes características generales:
·         Aumento generalizado de la densidad de población. La densidad media para España es de 93 hab/Km2 (inferior a la media de la UE), pero con grandes diferencias entre comunidades y provincias.
·         Enorme desequilibrio entre comunidades. Prueba de ello es que casi la mitad de la población española se concentra en sólo 4 Comunidades autónomas: Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia.
·         Fuerte contraste entre la periferia litoral,  fuertemente poblada y un interior semivacío. En la España interior hay grandes zonas con densidades menores a los 20 hab/Km2, mientras en las zonas costeras suelen superarse los 100 hab/km2. Ello es sobre todo visible en la costa mediterránea y las principales islas, que desde los años 80 tienen un nivel de crecimiento mayor que la costa cantábrico-atlántica.
·         Concentración en áreas urbanas frente al despoblamiento de las zonas rurales.  Fue consecuencia del éxodo rural, y dio como resultado elevadas densidades en las áreas metropolitanas. No obstante, el fenómeno más reciente es el fuerte crecimiento de las zonas aledañas a las mayores metrópolis (Madrid, Barcelona…), por el “desbordamiento” de las mismas.
·         Progresivo vacío del interior, donde hay numerosos municipios por debajo de los 10 habitantes /km2. No obstante, en algunas áreas existen municipios de elevadas densidades, como Madrid y  su entorno y los ejes del Ebro y del Guadalquivir (Bailén-Andújar-Córdoba-Sevilla). 
1.2.3.  Los factores explicativos de la densidad y la distribución.
Factores como el clima (más duro en el interior) y el relieve (sobre todo las zonas montañosas) influyen en la distribución de la población, pero son los factores socioeconómicos los que más pesan a la hora de explicar las diferencias en la distribución. Así, hasta el siglo XVIII, debido al dominio de la actividad agraria, el interior estaba más poblado, pero cuando la industria y los servicios ganan importancia la población se desplaza a la periferia, con las excepciones de Madrid y los valles del Ebro y del Guadalquivir.
También los factores demográficos influyen en la distribución. El interior, con una población envejecida y víctima de la emigración, tiene menor crecimiento natural, frente a un litoral de población más joven y receptor de emigrantes, que crece más.
En cualquier caso, el desigual reparto espacial de la población tiene que ver con los notables contrastes que pueden observarse entre diferentes espacios geográficos. Veamos las causas que lo explican.
a)      Oposición costa – interior. Varios factores explican esta oposición:
·         La revolución agraria e industrial, con la mecanización, generó paro en el medio agrario –sobre todo en zonas de cultivo herbáceo de secano del interior- e impulsa el éxodo rural.
·         La industria se asentará desde el principio preferentemente en la costa (Cataluña, País Vasco, Asturias, Málaga…) y comenzará a atraer población.
·         Decisiones políticas del franquismo, privilegiaron industrialmente unas zonas de España sobre otras, también contribuyeron al actual diseño de la distribución de la población.
·         La consolidación del transporte marítimo, como el gran medio para el intercambio de mercancías, favoreció la actividad comercial en zonas costeras.
·         El desarrollo del turismo, que desde los años 60 se asienta sobre todo en el litoral mediterráneo y los dos archipiélagos, atrajo, por su capacidad de creación de empleo a gran cantidad de población.
·         En algunas zonas costeras mediterráneas las buenas condiciones climáticas han impulsado una agricultura intensiva de alto valor (huertas de Valencia y Murcia, cultivos bajo plástico en el levante almeriense, sector de la fresa onubense…) que ha atraído importantes flujos de inmigrantes.
·         La excepción de Madrid se explica por su capitalidad y centralidad.
b)      Oposición población rural y población urbana. Las ciudades españolas de más de 100.000 habitantes no ocupan ni el 3% del territorio, pero concentran al 40% del total de población. La ciudad ofrece mayores posibilidades de empleo, mejores servicios y comunicaciones, mayor oferta de actividades culturales y de ocio…. Por eso, a medida que nos alejamos de las ciudades se observa un decrecimiento progresivo de las densidades de población y, por el contrario, las grandes ciudades han creado grandes áreas metropolitanas y conurbaciones. Importante fue el papel jugado en la distribución por la división provincial de Javier de Burgos en 1833.
c)       Oposición Llanuras y montañas.  Las áreas llanas presentan mayores densidades que las montañosas. Ello se debe a que éstas han estado tradicionalmente menos pobladas por sus condicionantes físicos y a que fueron más afectadas por el éxodo rural.
d)      Oposición Norte y Sur en el interior. Dentro del interior peninsular, las densidades de población son más bajas en la mitad norte que en la mitad sur. En el norte existen un gran número de pueblos y municipios de pequeño tamaño. Sin embargo en el sur, el tamaño de los municipios es mayor, lo que ayuda a explicar una gran resistencia al despoblamiento, ya que ofrecen más cantidad de servicios y mayor calidad de vida. Estos contrastes también tienden a reproducirse en la costa: La franja litoral cantábrica es mucho menos dinámica que la mediterránea.

2. LA DINÁMICA NATURAL
2.1. La dinámica natural: Movimientos naturales de población. Tasas demográficas.
2.1.1. Natalidad y fecundidad
a) Evolución de la natalidad y de la fecundidad
Hasta mediados de los 70 España fue un país con alta natalidad, pero poco tiempo después su natalidad y fecundidad se situaron entre las más bajas del mundo. A principios del XX la T.B.N. superaba el  33‰; y se mantuvo con valores altos durante -salvo en momentos como la Guerra Civil- hasta mediados de los 70. Después comenzó a descender. El descenso más drástico llegó a finales  de 1990.
b) Causas de la caída de la natalidad
Los motivos de su caída son múltiples, uniéndose los económicos, sociales, culturales… (industrialización, urbanización, secularización), sin olvidar los demográficos, caso de las migraciones o los cambios en la estructura de edad. Entre las más importantes destacamos:
*Caída de la tasa de mortalidad infantil. Antes para asegurar la descendencia y la seguridad en la vejez era necesario tener un elevado número de hijos. Cuando cae la mortalidad infantil esto ya no es necesario.
*Desarrollo de los métodos anticonceptivos,  fundamentales en la posibilidad de llevar a cabo una eficaz planificación familiar.
*Progresiva introducción de la mujer en el mercado laboral, que resta tiempo a la mujer para cuidar de los hijos y por ello se intenta limitar su número.
*El retraso de la nupcialidad, que reduce el período de vida fértil de la pareja.
*Búsqueda de mayores niveles de renta, ya que cuantos menos hijos se tengan mayor será la renta per cápita por familia al reducirse los gastos por el coste de la educación y crianza de los hijos.
*Cambio de las mentalidades, tanto de las ideas religiosas, el concepto de la familia o los nuevos modos de vida, que han impuesto la reducción del número de hijos.
c) Distribución espacial de la natalidad en España
La natalidad se ha reducido en todas las CC.AA. aunque sigue habiendo grandes diferencias. En 2018 la tasa media de natalidad en España era del 7,86‰. Tras Murcia (9,86‰), sólo Baleares, Madrid, Navarra, Andalucía y Cataluña superaban la media nacional.  (Sur y mayor desarrollo económico) poseen las mayores tasas. En el polo opuesto, Canarias, Cantabria, Castilla-León, Galicia y, sobre todo, Asturias (5,6 ‰) tenían las tasas más bajas. (Ver mapa 1)
2.1.2. La mortalidad
 a) Evolución de la mortalidad y la esperanza de vida
Hasta finales del XIX la población española se caracterizaba por altas tasas de mortalidad. En 2018 la T.B.M. estaba en el 9,07 ‰ -una de las más bajas del mundo-, pero con grandes diferencias entre CC.AA.
La mortalidad infantil ha seguido una trayectoria similar. A principios del XX, superaba el 180‰, en los años 70 se había reducido hasta el 24‰ y hoy se encuentra en torno al sólo 2,6 ‰.
 La esperanza de vida también evolucionó positivamente. A principios de ese siglo se encontraba en torno a los 35 años, en la actualidad es de unos 78 años, siendo en la mujer 7 años superior a los hombres.
b) Causas del comportamiento de la mortalidad.
En el pasado dominaba la mortalidad catastrófica, provocada por las crisis de subsistencia, hambrunas, epidemias, guerras, etc., que mantenían estancada a la población pese a la elevada natalidad. En la actualidad se relaciona con enfermedades degenerativas en edades avanzadas y las asociadas al modo de vida actual; enfermedades cardiovasculares y muertes violentas (accidentes de circulación, asesinatos...). Estas causas se pueden resumir bastante bien con las famosas «tres ces» (corazón, cáncer y carretera). La mortalidad se concentra en aquellos estratos de población de edades más avanzadas.
c) Factores explicativos del descenso de la mortalidadFundamentalmente son:
1. Las medidas sanitarias (avances médicos).
2. La mejora de los recursos socioeconómicos, sobre todo de la alimentación.
3. La combinación de factores de tipo social, económico y cultural que han repercutido positivamente en una mejora de la salud de la población.
d) Distribución espacial de la mortalidad en España
Por CC.AA.: Con tasas de mortalidad más altas están: Asturias (12,9 ‰), Castilla-León y Galicia, -superando las tres el 12‰-, además de Extremadura,  Aragón, Cantabria, La Rioja y País Vasco, que superan el 10 ‰.  Las tasas más bajas las ofrecen –además de Ceuta y Melilla-, Madrid, los dos archipiélagos, Murcia y Andalucía; aunque la esperanza de vida en las regiones del norte supera a las del sur. (Ver mapa 2)
Hay además diferencias favorables a las áreas urbanas respecto a las rurales como consecuencia de la desigualdad en el acceso a la sanidad, la educación y el nivel de bienestar.
2.1.3. El crecimiento natural: La transición demográfica.
El crecimiento natural o vegetativo depende del comportamiento de la natalidad y la mortalidad.
a) Fases del crecimiento natural. Desde principios del siglo XX el crecimiento natural ha pasado por cuatro fases:
 Primera mitad del XX: Tasas de crecimiento altas por el descenso de la mortalidad y el mantenimiento de altas tasas de natalidad, aunque con dos excepciones: la epidemia de gripe de 1918 y  la Guerra Civil.
2ª. De 1950 a 1970. Es el periodo de mayor crecimiento, fruto de la caída de la mortalidad y el baby boom.
3ª. A partir de 1970 el crecimiento natural se reduce a raíz de la brusca caída de la natalidad y de un leve incremento de la mortalidad.
4ª. Posteriormente se inició una tímida recuperación, cortada desde 2010 a causa de la crisis económica.
 b) Razones del cambio en el crecimiento natural
La transición demográfica española, es decir, el paso desde el antiguo régimen demográfico (altas tasas de natalidad y mortalidad y un lento crecimiento) hasta el régimen demográfico moderno (bajas tasas de natalidad y mortalidad y un reducido crecimiento) está caracterizada por el retraso en la reducción de ambas tasas, y se relaciona con los procesos de modernización socio-cultural y económica
El desplome de la tasa de natalidad con la crisis de 2008 y el repunte de la mortalidad, hizo que la población española comenzase a disminuir a partir de 2012, al sumarse un crecimiento vegetativo negativo, el retroceso de la inmigración, el retorno de inmigrantes a sus lugares de origen y la emigración de españoles a otros países. La pérdida de población se mantuvo hasta 2016 y la leve recuperación posterior sólo se debe a la recuperación de la inmigración, pues el crecimiento natural sigue siendo negativo al superar la tasa de mortalidad a la de natalidad.
 El comportamiento del movimiento natural presenta, no obstante, grandes diferencias regionales. Así, en 2018 la tasa media de crecimiento en España era del -1,20‰, mostrándose una clara oposición entre CC.AA. que mantienen incrementos positivos: Murcia, Madrid, y Baleares (además de Ceuta y Melilla) frente al resto de CC.AA. que presentan ya tasas negativas, desde las que mejoran ligeramente la media nacional: Andalucía, Cataluña, Navarra y Canarias, hasta las que arrojan los peores resultados negativos, destacando Asturias (-7,33 ‰), Castilla León y Galicia. (Mapa 3)
3. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS
España destaca por su emigración histórica hacia otros países y, en épocas más recientes, por el trasvase de población de áreas rurales a urbanas, por los movimientos interregionales, por la salida de emigrantes a Europa y por la recepción de inmigrantes. Estos movimientos se pueden analizar en tres apartados:
3.1. Las migraciones exteriores
a) La emigración al norte de África. Fue importante durante el XIX, sobre todo a Argelia. Los emigrantes procedían de las provincias del sureste español.
b) La emigración a Ultramar. Destacó en la primera mitad del siglo XX, siendo Venezuela, Brasil, Argentina y Cuba los principales destinos.  La emigración a América se prolongó hasta 1930, cuando la crisis económica obligó a esos países a restringir la entrada de extranjeros.
c) La emigración a Europa.  Durante la primera mitad del XX se dirigió casi exclusivamente a Francia, pero las necesidades de reconstrucción en Europa tras la II Guerra Mundial marcarán una nueva fase. La necesidad allí de mano de obra, junto al escaso desarrollo económico de la España franquista, impulsaron la emigración, que alcanzó su auge entre 1960-1969. Entre 1959 y 1973 salieron de España entre 1 y 2 millones de emigrantes, preferentemente a Francia, Alemania y Suiza. Los emigrantes procedían preferentemente de Andalucía, Galicia y el interior peninsular.
Desde 1974 el saldo migratorio español con Europa se equilibra, pero la crisis iniciada en 2008 ha provocado una nueva oleada de salidas, sobre todo de jóvenes universitarios profesionalmente cualificados, preferentemente a Reino Unido y Alemania.
Esta emigración a Europa tuvo efectos positivos y negativos. Entre los positivos destacamos: La reducción de la presión demográfica al disminuir el volumen de la población en paro;  la entrada de divisa, que contribuyó a financiar una parte del desarrollo económico español;  y  la mejora de la cualificación profesional de nuestros emigrantes.  Entre las repercusiones negativas destacan:
·         La pérdida de población joven en las regiones migratorias provocó el envejecimiento demográfico.
·         Propicio el despoblamiento de las áreas rurales y la pérdida de empleo agrario.
·         Los ahorros de los emigrantes no generaron riqueza al invertirse en vivienda o bienes de consumo.
3.2. Las migraciones interiores
a) Evolución histórica. Las más recientes migraciones interiores presentan tres etapas:
·         Desde el siglo XIX hasta la primera mitad del XX. En esta etapa domina el éxodo rural: movimiento masivo de población del campo a la ciudad provocado por la mecanización agraria y la industrialización, que atrae población a las ciudades. En esta etapa la población tiende a abandonar las zonas rurales para desplazarse hacia las capitales de sus provincias que, así, comienzan a crecer de manera notable.
     La industrialización de Barcelona y País Vasco y las obras públicas  durante la dictadura de Primo de Rivera intensificaron las migraciones interiores, aunque la Guerra civil y los años de posguerra hicieron disminuir los desplazamientos.
·         Entre los años 1950-1970. Desde los 50 la migración interna gana importancia por la crisis de la agricultura tradicional, el auge industrial y el boom turístico. Ahora los emigrantes salen, tanto de zonas rurales como de capitales, dirigiéndose a las zonas más desarrolladas: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao…, mientras Extremadura, Castilla- La Mancha y Andalucía oriental perdieron mucha población.
·         Situación actual. En la actualidad las migraciones interiores en España se caracterizan por:
  • La reconversión de áreas tradicionalmente de inmigración en áreas de emigración, debido a la vuelta de antiguos emigrantes: los llamados «emigrantes retornados».
  • El éxodo rural es sustituido por desplazamientos de población entre los diferentes centros urbanos.
  • Varía también el tipo de emigrante: el actual pertenece de forma mayoritaria al sector servicios.
b) Consecuencias de las migraciones interiores
Para las zonas que reciben inmigrantes, supone un cambio positivo, ya que aumenta el crecimiento real, mejora la fecundidad y la estructura por edad se ve rejuvenecida. A cambio aumentan los costes para satisfacer las demandas de una población en crecimiento.
Por su parte, las zonas de emisión de emigrantes sufren repercusiones negativas: Descenso de población, envejecimiento y caída de la fecundidad.
 3.3. La inmigración en España
España pasó de ser un país de emigrantes hasta mediados de los 70 a otro de inmigrantes a partir de la década de los 90, aunque la crisis económica de 2008 hizo que entre 2010 y 2014 el saldo migratorio fuese negativo, aunque se recupera lentamente desde 2017. Al iniciarse 2018, la población de extranjeros en España suponía aproximadamente el 10,1% del total de la población española.
El perfil de los inmigrantes en España es variado, pero pueden señalarse las siguientes características:
·         Por sexo predominan levemente los varones, aunque se iguala en el caso de los lationamericanos.
·         Por edad suelen ser jóvenes, aunque abundan los jubilados europeos atraídos por el buen clima. Los jóvenes universitarios tienen cierta importancia en ciudades universitarias
·         Por ocupación predomina el sector servicios, seguido de la construcción.
·         La mayor parte proceden de Latinoamérica, debido al trato preferente que éstos tienen en nuestra legislación y la ventaja del idioma; seguidos de la Unión Europea y el norte de África.
·         Por su situación jurídica, muchos latinoamericanos han acabado nacionalizándose españoles, mientras los asilados y refugiados suponen una mínima parte del total.
·         Respecto a los inmigrantes ilegales, es un colectivo muy marginado compuesto por jóvenes, mayoritariamente hombres, que se emplean en agricultura, construcción, venta ambulante…
·         La mayoría de los inmigrantes se han afincado en las zonas más pobladas y desarrolladas, en grandes ciudades y zonas turísticas o de agricultura intensiva (Almería, Murcia…). El reparto territorial tiene que ver con la nacionalidad: marroquíes en la costa catalana y andaluza, ecuatorianos en Madrid, alemanes en Baleares, ingleses en la Costa del Sol, rumanos en el interior…

4. ESTRUCTURA  Y COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN.
4.1. Composición por sexo y edad. La pirámide de edades.
Aunque la tendencia natural es que nazcan más varones, la mayor esperanza de vida de las mujeres hace que la relación de masculinidad general sea –a 1 de enero de 2019- ligeramente superior a 96 varones por cada 100 mujeres. En esa fecha la distribución por sexo de la población española era de un 49,02% de varones frente a un 50,98 de mujeres.
Respecto a la composición por edad, España presenta actualmente (1 enero 2019) una estructura por edades envejecida y una clara tendencia a un progresivo envejecimiento: Ya ha superado el 20% de población anciana (20,45) frente al 14,6% de población joven, que progresivamente se va reduciendo. Las regiones con población más joven son Andalucía, Murcia y Canarias; las más envejecidas Castilla León, Galicia y Asturias.
Según el INE, la población anciana podría alcanzar el 25% del total en 2030. El envejecimiento obedece a las bajas tasas de natalidad de la sociedad española y al paulatino incremento de la esperanza de vida.
La composición de la estructura por sexo y edad se observa en las pirámides de población. La de 1900 refleja alta natalidad y baja esperanza de vida. En la de 1950 se aprecia una base más reducida por la merma de nacimientos durante la Guerra Civil y la sobremortalidad de ésta, visible entre los 25-39 años.
(Ver las imágenes de estas pirámides al final del texto)
 En la de 2018 se aprecia: En cuanto a la estructura por edad:
     La base es estrecha, con escasa población joven (0-14 años), alrededor del 14,5% de la población total.
     El grupo dominante es la población adulta (15 a 64 años), aunque sus grupos inferiores (hasta 39 años) concentran menos de la mitad de población que los superiores (40 a 64 años), siendo el grupo de edad entre 40 y 44 años el que acumula mayor % de efectivos.
     La población anciana (más de 65 años) es muy numerosa: 20,45%, superando notablemente a la población joven. Esto indica una elevada esperanza de vida y un claro proceso de envejecimiento.
     Estructura por sexo. Sigue las pautas generales: nacen más niños que niñas (2,22% de niños frente a poco más de 2,10% de niñas en el grupo de 0 a 4 años), pero la sex ratio se va acercando con la edad - debido a la sobremortalidad masculina- siendo superior el porcentaje de mujeres a partir de los 50 años. Este fenómeno se hace mucho más evidente a partir de los 70 años.
¿Qué razones explican el diseño de la pirámide?
       La base es estrecha por las bajas tasas de natalidad existentes desde los años 80. De hecho la pirámide muestra un escalonamiento inverso desde el grupo de edad de 35 a 39 años, lo que refleja una rápida y continuada caída de la natalidad desde mediados de los años 70. La natalidad se recupera ligeramente en la primera década del siglo XXI –ello se aprecia en el grupo de edad de 10 a 14 años- como resultado de la llegada de población inmigrante joven y a un pequeño aumento de la fecundidad entre las mujeres relacionado con la bonanza económica de los años 90.Pero los efectos de la crisis económica de 2008 vuelven a hundir la natalidad, como reflejan los dos primeros grupos de edad (0-9 años) que vuelven a estar retranqueados respecto a los anteriores.
        La parte más ancha de la pirámide coincide con el apogeo del famoso "baby boom", aunque actualmente el grupo de edad más representado es el de la población entre 40-44 años, que corresponde a los nacidos entre 1975 y 1979. De ahí en adelante el número se va reduciendo por la propia mortalidad natural que ha ido afectando a esos grupos.
    La reducción de efectivos se hace más evidente a partir de los 79 años, donde podemos ver la menor natalidad que acompañó al periodo de la guerra civil española y los años de la posguerra.
     La población anciana está muy representada gracias al aumento de la esperanza de vida, haciéndose muy evidente que la población femenina es notablemente superior a partir de los 79 años.
     Todo lo anterior genera un futuro demográfico que nos habla de muy baja natalidad, ligero repunte de la mortalidad por el envejecimiento, escaso aumento o descenso de la población por la caída del crecimiento natural, movimientos migratorios que dependerán de la coyuntura económica, aumento de la tasa de dependencia, etc.
(Imagen población española a 31 de diciembre de 2018)
4.2. Estructura económica de la población española
La población activa ha ido aumentando, especialmente desde 1981 por el crecimiento de la población adulta y la incorporación de la mujer al mundo laboral, aunque en los últimos años ha descendido como consecuencia de la crisis económica y las dificultades que conlleva encontrar empleo. Los porcentajes más altos se dan en las zonas con mayores posibilidades de empleo (levante, Cataluña, los archipiélagos, País Vasco y Madrid) y los más bajos en las zonas con mayor porcentaje de población joven o, por el contrario, envejecida. La distribución de población ocupada por edades refleja un fuerte peso entre los 25-54 años.
Sin embargo, la tasa de actividad española es una de las más bajas de la U.E. situándose durante todo 2019 por debajo del 59%. Según el sexo, a finales de 2019, la tasa estaba en 64,5% para los hombres frente al 53,2% para las mujeres.
Por su parte, la tasa de paro ha evolucionado en España con altibajos. Entre 1973 y 1985 creció mucho debido a la crisis del petróleo, el retorno de emigrantes y la reconversión industrial. Entre 1995 y 2007 descendió de manera importante por efecto de la bonanza económica y la entrada en el mercado laboral de generaciones menos numerosas, alcanzando su nivel más bajo en 2007 (en torno al 8,5%).  Pero la crisis de 2008 volvió a disparar la tasa, que llegó a estar en 2013 por encima del 27,5%. A finales de 2019 se situaba en torno al 14% de la población activa, una de las más altas del contexto europeo.
El paro afecta más a los jóvenes (tasa superior al 31% en los menores de 25 años) y las mujeres (12,2 hombres; 16% mujeres), a los trabajadores poco cualificados y a aquellos que quedan en paro con una edad avanzada. Además el paro tiene en España un alto componente estacional, debido a la importancia de la actividad turística para el país. Además, afecta en mayor medida a las CC.AA. menos desarrolladas o que cuentan con más población joven, y menos a Madrid y las Comunidades del norte.
Por sectores económicos la característica más notable ha sido la progresiva terciarización de la población: Más del 76% de la población activa española se dedica a este sector, seguido del secundario (menos del 20%) y el primario, que no alcanza ya el 5%. La terciarización se debe al aumento del nivel de vida, el trasvase de población del campo a la ciudad, el aumento de los servicios públicos… El porcentaje de población dedicada al sector industrial es menor que la de otros países de nuestro entorno, signo de la debilidad de nuestra industria.
4.3. Problemática demográfica actual y posibilidades de futuro de la población española
Las proyecciones demográficas estiman para España un futuro definido por las siguientes tendencias:
Un lento crecimiento demográfico que, no obstante, estará basado en la inmigración.
 Se mantendrán unas tasas de natalidad muy bajas.
 La mortalidad repuntará por el creciente envejecimiento de la población dada la alta esperanza de vida.
 El envejecimiento va a continuar, ya que las generaciones que se aproxima a edades altas son numerosas.
 Se mantendrá el predominio femenino en los grupos de mayor edad, aunque es posible que se acorte la diferencia debido a la adopción por la mujer de hábitos hasta hace poco propios del género masculino.
 Las cifras del paro podrían disminuir pero lentamente, debido a que las generaciones jóvenes que se acercan a la edad de trabajar son menos numerosas.
En definitiva, el principal problema demográfico será el del envejecimiento de la población, que puede repercutir en el estado del bienestar, pues el envejecimiento y la escasa fecundidad limitan el crecimiento de la población. Ante ello habrá que recurrir a población inmigrante y a políticas natalistas para mantener el crecimiento.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Prácticas del tema 5 (Biogeografía)

PRÁCTICAS SELECCIONADAS PARA EXAMEN DE ESTE TEMA: 1 y 2
PRÁCTICA Nº 1
El mapa representa las regiones biogeográficas de España. Analícelo y responda a las preguntas que se plantean:
a) Identifique -en el orden numérico ascendente adjudicado en el mapa del 1 al 11- las provincias correspondientes a la provincia cántabro-atlántica de la región eurosiberiana
b) Señale las principales formaciones y especies pertenecientes al ámbito geográfico de Andalucía.
c) Explique las relaciones existentes entre las condiciones físicas del territorio y las diferentes regiones geográficas.
a) 1: La Coruña; 2: Lugo; 3: Ourense; 4: Pontevedra; 5: Asturias; 6: Cantabria; 7: Burgos; 8; Vizcaya; 9: Álava; 10: Guipúzcoa; 11: Navarra.
b) El territorio andaluz pertenece a la región biogeográfica mediterránea. Por tanto, su bosque climax es el perennifolio mediterráneo, formado por especies esclerófilas. Entre las especies arbóreas destacan la encina (Quercus Ilex) y el alcornoque, estando menos representados el quejigo (Quercus faginea), el castaño, los pinos, algarrobos, acebuches…Entre las especies invasoras destaca el eucalipto.
Este bosque mediterráneo posee un rico sotobosque de arbustos como el madroño, el durillo, la madreselva, el brezo.
La degradación de este bosque da lugar a dos formaciones arbustivas: La Maquia, donde –además de otras ya mencionadas- encontramos especies como la jara, el lentisco, la retama…; y la Garriga, donde la especie dominante es la coscoja, que convive con hierbas aromáticas como el romero o el tomillo.
En las zonas más áridas aparecen el palmito, el esparto, la aulaga, el hisopillo o las gramíneas
c) La diversidad biogeográfica tiene que ver de manera directa con las condiciones físicas del territorio, especialmente con factores como: el clima, sobre todo en relación con las condiciones de temperatura y precipitación, pero también con la insolación, la humedad, los vientos…;  el relieve (variedad topográfica, la altitud, la orientación…); las características litológicas; los tipos de suelos.
En este sentido, la Región Eurosiberiana coincide con la zona de clima oceánico, caracterizado por inviernos templados, veranos frescos, escasa oscilación térmica, un elevado nivel de precipitaciones regularmente distribuidas a lo largo del año, elevado grado de nubosidad, insolación reducida…; todo ello ligado a la influencia marítima y a la frecuencia con que la zona es visitada por las borrascas asociadas a las perturbaciones del Frente Polar.
Lo anterior, unido a unos suelos muy evolucionados y ricos en materia orgánica (tierra pardarankers y, terra fusca, permiten el desarrollo de una vegetación exuberante en base al bosque caducifolio cuya frondosidad reduce considerablemente el acceso de la luz solar hasta el suelo, dificultando el desarrollo de los estratos arbustivo y herbáceo.
El principal raso de la vegetación en la Región mediterránea  es su carácter perennifolio, que deriva de las exigencias de adaptación al medio que impone el clima, dado que el clima mediterráneo presenta unos inviernos suaves- salvo en las variedades continentalizadas- pero unos veranos largos y calurosos, además de unas precipitaciones escasas e irregularmente distribuidas, con una sequía estival muy acusada a la que se han debido adaptar las plantas desarrollando mecanismos para reducir la evapotranspiración y alcanzar la humedad del suelo. Por eso, la vegetación mediterránea tiene hojas pequeñas y de color cobre, y unas raíces extensas y profundas.
La riqueza florística de esta región deriva también de la variedad de tipos del clima mediterráneo, de la diversidad topográfica y de relieve y de la heterogeneidad de sus suelos. 
Respecto a la región macaronésica, la insularidad –que ha acentuado sus caracteres autóctonos, el poseer un clima subtropical, muy afectado por el Atlántico (corriente fría de Canarias), con temperaturas suaves todo el año y escasas precipitaciones compensadas con la humedad que aportan los Alisios, su orografía montañosa, sobre todo en las islas centrales y occidentales, y sus suelos de naturaleza volcánica, es lo que le hace poseer una gran variedad de especies vegetales y endemismos.

PRÁCTICA Nº 2
El mapa representa la distribución del alcornoque en la Península ibérica. Analízalo y responde a las siguientes preguntas:
a) Señala el nombre de las provincias afectadas por las manchas rayadas verticalmente.
b) ¿Qué relación existe entre esta distribución y el medio natural de la zona afectada?
c) Explica qué actividades económicas están relacionadas con esta especie vegetal.
a) Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz, Málaga, Granada, Ciudad Real, Badajoz; Cáceres, Salamanca, Toledo y una pequeña parte de Albacete.
b) La distribución del alcornoque está directamente relacionada con las condiciones naturales de suelo y clima, ya que necesita climas de inviernos suaves, donde las heladas sean débiles y precipitaciones superiores a los 600mm anuales, aunque tolerando la aridez estival.
Respecto a los suelos prefiere los silíceos, mostrándose intolerante con los calizos y arcillosos. Por eso lo encontramos sobre todo en la España silícea, preferentemente en el oeste peninsular, pero también puntualmente en áreas silíceas aisladas, como la Sierra de Grazalema, el Sistema Central, o la mitad norte de la Cordillera Costero-Catalana.
También podemos observar que la especie, en su distribución más meridional, busca las zonas elevadas, sierras o penillanuras, como ocurre en las provincias andaluzas. Ello significa que prefiere temperaturas no demasiado calurosas y un mayor grado de humedad, aunque de todas formas existen otros factores que explican esta distribución como la acción humana: han sido muy reducidos por el hombre de las zonas de topografía más suave para dar a éstas un uso agropecuario.
c) El alcornoque da lugar a dos importantes actividades económicas: la explotación forestal y la ganadera.
La más conocida es la extracción del corcho, corteza de este árbol, que se retira cada nueve o diez años para la obtención de materiales como el corcho, que es base para la fabricación de tapones, revestimientos, aislantes sonoros y térmicos o incluso para la industria del calzado, siendo España uno de los grandes productores de mundo.
También se ha hecho aprovechamiento forestal de su madera, que es dura y pesada, de buena calidad para tonelería y confección de herramientas y, por su gran resistencia a la pudrición, sumergida en agua, se la empleó mucho en construcción naval, sobre todo de pequeñas embarcaciones.
El alcornocal también se adehesa como el encinar. La formación de dehesas permite el aprovechamiento ganadero, sobre todo con la utilización de la bellota para la alimentación del ganado porcino, pero también para la cría de ovinos y bovinos, destacando el toro de lidia. Este aprovechamiento ganadero suele ser extensivo o mixto y es especialmente importante en el sur de Extremadura.

Aunque ya casi en desuso, hay que decir que sus taninos sirvieron para curtir pieles y su leña para la obtención de carbón vegetal.

PRÁCTICA Nº 3
En el mapa se representa la extensión superficial de algunos árboles característicos de la vegetación española. Obsérvelo y conteste a las siguientes preguntas:
a) Indique el nombre de las Comunidades Autónomas donde se localiza, predominantemente, el alcornoque y cite las provincias en las que no hay encinas.
b) ¿Sobre qué zonas litológicas se extiende el alcornoque?
c) Explique las características de la encina que justifican su extensa distribución.

d) De las especies señaladas en la leyenda, diga las que forman bosques caducifolios y cuáles forman bosques perennifolios. Además, ¿Qué factores explican la mayor presencia de masas forestales en el oeste y norte de la Península?
a) Comunidades Autónomas donde se localiza el alcornoque son: Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Comunidad Valenciana y Cataluña.
Las provincias en las que no hay encinas son: A Coruña, Lugo, Ourense, Pontevedra, Asturias, Cantabria, Vizcaya, Guipúzcoa (ambas con matizaciones), Álava, León, Palencia, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas.
b) El alcornoque prefiere los suelos silíceos, mostrándose intolerante con los calizos y arcillosos. Por eso lo encontramos sobre todo en la España silícea, preferentemente en el oeste peninsular, pero también puntualmente en áreas silíceas aisladas, como la Sierra de Grazalema, el Sistema Central, o la mitad norte de la Cordillera Costero-Catalana.
c) La encina es una especie bien adaptada ecológicamente, por lo que puede aparecer en situaciones climáticas y edáficas muy diversas. Aunque prefieren los suelos silíceos también tolera los calizos y arcillosos, incluso los muy pobres, desde el nivel del mar hasta cerca de 2000 metros en Sierra Nevada.
Térmicamente se adapta bien a los climas mediterráneos, incluso los continentalizados. Le bastan 350-400 mm de precipitación y tolera hasta los 1000 mm siempre que el suelo no retenga el agua, como ocurre en las zonas calizas. No obstante, no se adapta bien a la aridez del sureste peninsular ni a condiciones de continentalidad extrema o litología marcadamente caliza.
Su adaptación al medio mediterráneo es excepcional, sobre todo a la aridez: gruesa corteza, hojas pequeñas, coriáceas y de color verde oscuro por el haz, donde apenas tienen estomas para reducir la transpiración. Estos se concentran en el envés, protegidos por pilosidades. Las ramas más bajas tienen espinas y a las hojas se les atribuye un heliotropismo negativo para evitar la radiación solar vertical.
El tronco tiene una gruesa corteza protectora y su madera es dura. Se ramifica pronto para conseguir copas globulares donde abunden las ramas bajas para conseguir el máximo de sombra en el suelo, con la intención de protegerlo de la radiación solar y conservar al máximo su humedad. Para buscar el máximo grado de la misma desarrollan también amplias y profundas raíces
d) Especies del bosque caducifolio: el haya, el castaño y el roble, aunque algunos robles son marcescentes. Especies del bosque perennifolio: el alcornoque, la encina, los pinos, el laurel y la sabina.
Causas de la mayor presencia de masas forestales en el norte y oeste peninsular:
*El clima, en relación con el mayor nivel de precipitaciones y menor continentalidad (debido a la influencia marítima) de esta zona frente al mayor índice de aridez y continentalidad en el resto, donde se observa, además, una fuerte sequía estival. Así, la fachada atlántica se caracteriza por una vegetación exuberante, fruto de un clima de temperaturas suaves y precipitaciones abundantes y bien distribuidas.
*El suelo y su aprovechamiento: Una parte importante de la banda occidental peninsular pertenece a la España silícea, con suelos son poco fértiles y muy pobres para la agricultura. Por eso predomina en estas zonas la actividad ganadera y forestal.
En las penillanuras abunda el paisaje de la dehesa, un sistema agrario basado en el aprovechamiento mixto forestal y ganadero: Grandes explotaciones que ocupan suelos mediocres usando encinas y alcornoques (bellota) para alimentar al ganado porcino, ovino o bovino. Las dehesas se extienden por el occidente peninsular y Andalucía.

En zonas de relieve más abrupto, sobre todo en el norte y noroeste peninsular, domina el uso forestal, representado por los hayedos y los robledales. Por eso existe gran coincidencia entre los espacios forestales y las áreas de montaña. Ello es consecuencia de la escasa o nula aptitud agrícola de las montañas y de la repoblación forestal.
PRÁCTICA Nº 4
A continuación aparecen cuatro mapas que representan la distribución de hayas, robles, alcornoques y encinas en el territorio español. En relación con ellos, conteste:
a) Diga el nombre de las provincias donde es importante la presencia del haya. 
b) Qué relación existe entre la distribución de cada una de estas cuatro especies y los caracteres naturales de la Península.
c) Explique qué actividades económicas están relacionadas con el alcornoque y cuáles con la encina. Razónelo brevemente. 
a) Las provincias donde es importante la presencia del haya son: Lugo, Asturias, Cantabria, Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Logroño, Navarra, Huesca y Lérida.
b) Relación entre la distribución de las especies y los caracteres naturales de la Península Ibérica.
- El haya es una especie típica del clima de montaña atlántico, que alcanza su óptimo a partir de los 1000 metros de altura (hasta 1700) dado que no tolera el calor y sí el frío y exige gran humedad. Se desarrolla en suelos calizos y silíceos, aun­que prefiere los primeros. Su área principal está en la cordillera Cantábrica y el Pirineo navarro, aunque también hay ejemplos en la cordillera prelitoral Costero-Catalana, en el NO del Sistema Ibérico y en el Sistema Central.
- El roble es una formación vegetal típica del piso basal de los sistemas montañosos (hasta unos 600 metros de altura), dado que tiene poca tole­rancia al frío. Prefiere los suelos silíceos. Es un árbol propio del clima oce­ánico, ya que exige humedad y no soporta veranos calurosos. Algunas subespecies también se encuentran en sistemas montañosos enclavados dentro de la zona de clima mediterráneo, donde la altura mitiga los rigores del verano y eleva las pre­cipitaciones. Por tanto, su área principal se encuentra en Galicia, sector occidental de la cordillera Cantábrica, León y Zamora, Sistema Central, Sierra Morena y algunos sectores del Sistema Ibérico, de la cordillera Penibética y de la Costero-Catalana.
- El alcornoque es un árbol termófilo, por lo que se localiza en zonas de ba­ja altura. Es un árbol propio del clima mediterráneo, pero necesita invier­nos suaves, cierta humedad (superior a 500 mm al año) y suelos silíceos, por lo que se concentra desde el tramo inferior del Duero hasta el Gua­dalquivir, aunque también hay sectores en el sur de Andalucía (de Cádiz a Málaga), en el NE de Cataluña y en Castellón.
- La encina se adapta muy bien a las características del clima mediterráneo, al ser resistente a la sequía, y admite todo tipo de suelos. Se localiza prácticamente por toda la Península y por el norte de Mallorca y Menorca. No obstante, se encuentra también en algunos enclaves aislados de zonas de clima oceánico, generalmente en áreas muy soleadas y resguardadas de vientos fríos.
c) Actividades económicas relacionadas con el alcornoque y la encina
- Actividades económicas relacionadas con la encina: Tradicionalmente se aprovechaba la bellota para el ganado (sistema de dehesas), y su madera, muy dura y resistente, para diversos usos tradicionales (ruedas, carpintería exterior, utensilios), obtención de leña –procedente de las podas- y carbón vegetal, muy apreciado por su buena combustión y su alto poder calorífico. Hoy ha perdido parte de estos usos, salvo el de la bellota para alimentar al cerdo ibérico y la leña.
Actividades económicas relacionadas con el alcornoque: el alcornocal se suele aclarar para explotarse de acuerdo con el sistema de la dehesa; combina su principal aprovechamiento tradicional, la obtención de corcho, con actividades agrícolas y ganaderas que, en sistemas tradicionales, rotan cada cierto número de años. También se aprovechaba para la realización de toneles y para la construcción naval.

Prácticas del tema 4 (Hidrografía)

PRÁCTICAS DE HIDROGRAFÍA SELECCIONADAS PARA EL EXAMEN: Nº 2 y 4
PRACTICA HIDROGRAFÍA 1
El mapa muestra tanto los principales ríos como las costas peninsulares. Obsérvelo y conteste:
a) Identifique las letras A, B y C con las vertientes hidrográficas españolas. Señale, además, el nombre de las provincias incluidas en la vertiente señalada con la letra B.
b) Diga el nombre, junto con el número correspondiente, de los ríos que aparecen con 1, 3, 5, 6 y 8. Además, conteste: ¿Por qué es más extensa la vertiente fluvial occidental que la del sector oriental?
c) Diga el nombre de los ríos 2, 9, 4 y 7. ¿Qué diferencias esenciales existen entre estos ríos con los de la vertiente occidental?

d) ¿Qué diferencias principales existen entre el aprovechamiento socioeconómico de las costas cantábro-atlánticas del Norte y las costas mediterráneas y atlánticas del Sur? Razónelo.
a) A: Atlántica   B: Cantábrica  y C: Mediterránea. Las provincias que incluye la vertiente Cantábrica son: La Coruña, Lugo, Asturias, Santander, Burgos, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra.
b) 1: Miño; 3: Duero; 5: Tajo; 6: Guadiana; 8: Guadalquivir.
La razón es triple. Primero porque, la divisoria de aguas entre la vertiente occidental (atlántica) y oriental (mediterránea) la trazan las cordilleras Ibérica y Béticas. Tanto aquella como el sector más oriental de éstas, se sitúan en la banda oriental de la Península y por tanto mucho más cerca del Mediterráneo.
Segundo por la ligera basculación de la Meseta hacia el Oeste y la similar inclinación de la Depresión Bética determinan que la mayoría de los ríos peninsulares, aunque nacen en el tercio oriental de la Península, discurran hacia el oeste y desemboquen en el Atlántico.
Tercero por el trazado en el sentido Oeste-este que tienen la Cordillera Cantábrica, Central, Montes de Toledo, Sierra Morena y las Béticas, que diseñan las cuencas de los grandes ríos atlánticos, que quedan obligatoriamente encauzados así hacia el oeste.
c) 2: Ebro;  9: Turia; 4: Júcar; 7: Segura.
Salvo el Ebro, son cortos, pues nacen cerca del Mediterráneo; tienen cuencas reducidas y pronunciadas pendientes en parte de su curso. Al pertenecer al dominio climático mediterráneo, tienen pequeño caudal, mucha irregularidad y fuertes crecidas y estiajes. A veces son simples torrentes o ramblas.
Por contra, los de la vertiente atlántica poseen cuencas muy amplias, son largos, tienen en general escasa pendiente y, aunque también pertenecen al dominio mediterráneo (aunque algunos de sus afluentes lo son del de montaña) y tienen también un régimen irregular y un estiaje más o menos acusado, suelen estar mejor alimentados por unas precipitaciones más elevadas y afluentes más caudalosos. Además, su caudal absoluto es más elevado, aunque el relativo es modesto al poseer cuencas muy amplias.
d) LA GANADERÍA y LA AGRICULTURA: la costa norte pertenece al dominio climático oceánico, con abundantes y regulares precipitaciones que producen ricos pastos y bosques caducifolios, favoreciendo el desarrollo de la  explotación ganadera y forestal. En cambio, en el resto del sector costero, la mayor aridez impide el desarrollo de pastos naturales y limita el uso ganadero. A cambio, temperaturas e insolación permiten el desarrollo de la agricultura intensiva y especializada: cultivos hortofrutícolas en regadío, cultivos bajo plástico (Almería), cultivos tropicales en la costa de Granada y Málaga, la fresa en Huelva…
LA PESCA: La importancia de las pesca de altura y la acuicultura en las costas del norte es mayor, al tener sus aguas mayores recursos. Las costas mediterráneas están más contaminadas, y sufren la presión turística y el agotamiento de los caladeros. En ellas domina la pesca artesanal.
LA INDUSTRIA: Históricamente se ha desarrollado más en el norte gracias a la presencia de recursos como el carbón asturiano o el hierro vizcaíno, que favorecieron la implantación de la industria siderúrgica, metalúrgica y naval. En las costas del sur sólo las políticas de reindustrialización generaron algunos Polos Industriales como el químico de Huelva, el petroquímico de Algeciras o el naval en Cádiz. Más recientemente se ha potenciado el tejido industrial en torno a Málaga.
EL TURISMO: la costa mediterránea destaca en relación con el turismo de sol y playa, debido a sus favorables condiciones meteorológicas: temperaturas e insolación más elevada y precipitaciones más escasas. En el norte esta tipología es menos importante, completándose con el cultural, paisajístico.

PRÁCTICA Nº 2
El mapa representa el balance hídrico de las principales cuencas hidrográficas de la Península Ibérica, Baleares y Canarias. Analícelo y responda a las preguntas siguientes:
a) Exprese del 1 al 11 los nombres de los dos principales ríos que alimentan cada una de esas cuencas.
b) ¿Qué Comunidades Autónomas tienen un balance hídrico negativo? Señale el nombre de las provincias que componen la cuenca marcada con el número 9.
c) Explique los contrastes y variación de los valores del balance hídrico en las cuencas de la vertiente atlántica peninsular.
a) 1) MiñoSil.  2) Nalón, Nervión… 3) Duero, Pisuerga… 4) Tajo, Henares. 5) Guadiana, Záncara. 6) Guadalquivir,  Genil… 7) Andarax, Almanzora… 8) Segura.  9) Júcar, Turia… 10) Ebro, Jalón… 11) Ter, Llobregat
b) Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares, Canarias, Sur y Este de Andalucía y Este de Castilla-La Mancha. / Castellón, Valencia y Alicante
c) Al observar el balance hídrico de las cuencas de la vertiente atlántica apreciamos tres hechos:
·       Todas ellas presentan un balance hídrico positivo.
·       Destaca el importante superávit hídrico de la cuenca atlántica del noroeste. Ella sola acumula más de la mitad del volumen de agua del que las cuencas atlánticas son excedentarias.
·       Es evidente que, en general, el balance positivo disminuye de norte a sur.
Las razones que explican estos hechos están en las condiciones climáticas y de relieve, destacando:
El clima oceánico y la dinámica atmosférica que afecta al noroeste peninsular –visitado con frecuencia por las borrascas atlánticas- explican allí las abundantes lluvias, frente a la escasez que el clima mediterráneo proporciona al resto del país. Además, el efecto barrera de las cordilleras de sentido longitudinal, los vientos permanentes del oeste que impulsan los frentes y el carácter macizo de la Península, explican el incremento de la aridez, tanto de norte a sur como de oeste a este.
El nivel de las temperaturas influye sobre la evapotranspiración, acentuando la pérdida de agua en las zonas más cálidas y, por tanto, incrementando este efecto de norte a sur.
Las precipitaciones son el principal determinante del caudal de los ríos. Por eso, el régimen de los ríos gallegos es bastante regular y su caudal abundante, teniendo por eso un balance hídrico más positivo. El resto de los ríos de estas cuencas presentan fuertes estiajes en verano (más cuanto más al sur), coincidiendo con el mínimo de la precipitación.
El caudal depende también de la aportación de los afluentes. Así el Duero y el Tajo reciben afluentes que nacen en las Cordilleras Cantábrica y Central, islas húmedas que alimentan bien a sus ríos, incluso con las nieves de sus cumbres, algo de lo que carecen los Montes de Toledo y Sierra Morena que delimitan las cuencas del Guadiana y Guadalquivir.
También la litología influye sobre la red hidrográfica según la permeabilidad y resistencia a la erosión de las rocas. Así, las silíceas son poco permeables y muy resistentes, favoreciendo la circulación superficial del agua. Las calizas son permeables y solubles en agua con CO2, por lo que es frecuente que esta se filtre creando acuíferos. Las arcillas son muy impermeables y favorecen la escorrentía superficial.        
     El balance hídrico relaciona los recursos y el consumo de agua. Así, la cuenca atlántica andaluza y la del Guadalquivir tienen un potencial demográfico, urbano y económico mayor que el de la Meseta: Son zonas con una fuerte implantación del regadío, presentan un gran desarrollo urbano y en la costa tienen un fuerte desarrollo turístico. Todos ello conlleva consumo de agua y, por tanto, balances hídricos menos positivos.

PRÁCTICA Nº 3
El mapa representa el balance hídrico de las principales cuencas hidrográficas de la Península Ibérica, Baleares y Canarias. (MISMO MAPA QUE PRÁCTICA 2) Analícelo y responda:
a) Exprese el nombre de los ríos marcados con los números 1 al 11
b) Explique las diferencias en cuanto a la extensión y configuración del relieve de las cuencas de las tres vertientes: cantábrica, atlántica y mediterránea.
c) Explique las causas de la variación de los balances hídricos entre las distintas cuencas.

RESPUESTAS:
a) 1:Miño; 2:Nalón; 3:Duero; 4:Tajo; 5:Guadiana; 6:Guadalquivir; 7:Andarax; 8:Segura; 9:Júcar; 10:Ebro; 11:Ter
b) Las diferencias en la extensión de las vertientes y cuencas españolas derivan de las características del relieve peninsular, especialmente: su disposición periférica; el contraste entre las cordilleras de dirección longitudinal y las de sentido submeridiano y, finalmente, la basculación de la Meseta hacia el oeste.
Así, la divisoria de aguas entre la vertiente atlántica y la mediterránea está situada en las cumbres de la Cordillera Ibérica (al este de la Península) y las Béticas (sur-sureste). Esto hace que los ríos atlánticos deban recorrer un largo trayecto, dirigidos por la inclinación de la Meseta hacia el Oeste, hasta llegar a su desembocadura. Esto provoca una gran disimetría entre vertientes a favor de la atlántica.
El diseño paralelo y alargado de E a W de las cuencas del los grandes ríos atlánticos obedece a que ésta es la dirección dominante, tanto de las cadenas que delimitan sus cuencas (Cantábrica, Central, Mtes. de Toledo, Sª Morena e incluso las Béticas), como de la inclinación del bloque de la Meseta.
Por su parte, la situación muy cercana a la costa de la Cordillera Cantábrica, Costero Catalana, zona SE de la Ibérica y Penibética, determinan la existencia de cuencas pequeñas en las vertientes cantábrica y mediterránea, y que sus ríos seancortos, de fuerte pendiente y muy erosivos.
La excepción es la cuenca del Ebro, río largo y de suave pendiente y bien alimentado por los afluentes procedentes de la cordillera Ibérica y Pirineos.
Las cuencas atlánticas son las más grandes, si bien la litología y sus características geomorfológicas, introducen diferencias en sus paisajes hidrográficos (Arribes del Duero, desaparición de las aguas superficiales en el curso alto del Guadiana al atravesar zonas calizas, terrazas del Guadalquivir en zona de campiñas, marismas del Tinto y el Odiel…).
c) El clima es el factor más influyente a la hora de explicar la variación de los balances hídricos entre las distintas cuencas. Las aguas que transportan los ríos proceden de la escorrentía, por ello existe una relación directa entre el total de precipitaciones que registra un clima y el caudal de sus ríos. Pero no olvidemos que una parte de estas aguas vuelven a la atmósfera por la evapotranspiración, favorecida por las altas temperaturas, el viento, etc.
Como tanto las precipitaciones como la evapotranspiración se reparten muy desigualmente por el territorio, ello se traduce en balances hídricos muy variables: Positivos en las cuencas al norte del Tajo; con excedentes moderados en las cuencas del Guadiana y Guadalquivir, y con déficits muy acusados en las del litoral mediterráneo.
No hay que despreciar otros factores de índole física como la pendiente, la mayor o menor permeabilidad del suelo o la existencia de vegetación que frena la escorrentía y ralentiza el proceso de incorporación del agua de lluvia a los cauces, atenuando las crecidas violentas, tan frecuentes en los regímenes mediterráneos. Analizando los balances hídricos de las distintas cuencas podemos concluir que:
 Las cuencas de la· vertiente cantábrica presentan un balance hídrico muy positivo por la abundancia de precipitaciones ligadas al clima oceánico, que da a sus ríos una gran regularidad.
 Las cuencas de la· vertiente atlántica presentan ríos caudalosos, aunque su caudal se reduce de norte a sur al ritmo de la disminución de precipitaciones en el mismo sentido. Sin embargo, la cuenca del Tajo presenta mejor balance que la del Duero, debido al carácter más seco pluviométricamente hablando de ésta y a la buena alimentación de los afluentes del Tajo provenientes del Sistema Central.
Las cuencas del Guadiana y Guadalquivir tienen balances positivos, aunque ésta última se acerca al punto de equilibrio por el aumento de la aridez estival, los altos niveles de evapotranspiración y un alto consumo de agua ligado a una población numerosa en el Valle, regadíos, actividades industriales y turísticas….
 Las cuencas de la· vertiente mediterránea presentan todas un balance negativo, excepto la del Ebro, que recibe agua de afluentes bien alimentados que nacen en los Pirineos y Sistema Ibérico. El caudal de los ríos mediterráneos es irregular, con fuertes crecidas en otoño debido a las lluvias torrenciales (gota fría) y acusados estiajes en verano por la ausencia de precipitaciones (aridez). Las Islas Baleares, incluidas en el ámbito mediterráneo presentan también un balance negativo.
 Las islas Canarias· tienen aguas esporádicas y se encauzan a través de los barrancos. Esto se debe a la permeabilidad del terreno y a la escasez de precipitaciones. Su balance es, por tanto negativo.

PRÁCTICA nº4
En el mapa se representan los tipos de regímenes fluviales de España. Analícelo y conteste a las preguntas siguientes:
a) Identifique las unidades de relieve que presentan un régimen de montaña.
b) Explique las razones de la inexistencia de redes fluviales importantes en los dos archipiélagos representados
c) Explique qué factores influyen en la distribución de los diferentes regímenes fluviales en la España peninsular.
a) Cordillera pirenaica, tanto los Pirineos axiales como los prepirineos; Cordillera Ibérica, sobre todo en su zona septentrional (Picos de Urbión) y zonas de Sierra de Albarracín y Cuenca; y cordilleras Béticas, tanto en las Subbéticas (Zona de las sierras de Cazorla, Segura…) como en la Penibética (Sierra Nevada)
b) En Baleares no existen cursos de agua permanente y sus aguas corrientes se encauzan a través de los torrentes que conducen rápidamente las aguas hasta el mar. Además, Baleares posee un clima mediterráneo puro, con precipitaciones escasas y fuerte sequía estival. Pero, además, influye su litología caliza que favorece la infiltración de las aguas superficiales, por lo que las subterráneas son aquí más importantes que aquellas. Además, la presión humana sobre el agua ha hecho de ella un bien escaso regulado y controlado, que dificulta el correr de las aguas.
En Canarias la falta de precipitaciones es aún más acusada y, cuando llueve, la fuerte pendiente de sus cursos de agua acelera su evacuación al mar. Además los materiales volcánicos dominantes son muy permeables y abundan las grietas en el terreno, lo que explica que aquí las aguas sean mayoritariamente subterráneas. A ello añadimos que la topografía de losmalpaíses dificulta la escorrentía y favorece la infiltración y que las temperaturas son elevadas durante todo el año, lo que favorece la evaporación.
Pero esta situación también es producto de la acción humana. Hasta fechas recientes salvo, en las islas más orientales –más áridas-, en todas las islas existían arroyos permanentes, pero las necesidades de captación de agua para consumo humano ha cortado la regularidad de estos arroyos y los abundantes pozos rebajan el nivel de base de los ríos, provocando su desaparición superficial.
c)  Los factores que influyen en la distribución de los diferentes regímenes fluviales son:
El climaInfluye sobre la red hidrográfica a través de las precipitaciones, ya que su volumen determina el caudal de los ríos y del régimen pluviométrico, que determina su mayor o menor regularidad. Por eso los ríos de la España húmeda (clima oceánico) son regulares a lo largo del año y de caudal abundante; los de la España seca (mayoría de los tipos mediterráneos) son irregulares y menos caudalosos y los de la región mediterránea árida del sureste se caracterizan por sus fuertes crecidas (gota fría) y estiajes.
También las temperaturas influyen, ya que las altas temperaturas provocan pérdidas de agua por evaporación, lo que afecta sobre todo a las zonas del interior y sur peninsular durante el verano.
El relieveCondiciona la disposición y organización de la red fluvial a partir de los siguientes hechos:
·        La disposición periférica y muy cercana a la costa de algunas cordilleras hace que los ríos que nacen en sus laderas orientadas al mar sean cortos y de fuerte pendiente.
·        La divisoria de aguas entre las vertientes atlántica y mediterránea está situada en las cumbres de la Cordillera Ibérica y las Béticas. Esto, unido a la inclinación del bloque de la Meseta hacia el Oeste provoca una gran disimetría entre vertientes a favor de la atlántica.
·        La pendiente determina la velocidad de la corriente y la rapidez de las crecidas y, por tanto, la capacidad erosiva de los ríos. A su vez, la pendiente depende de la distancia entre la cabecera y el nivel de base de la desembocadura. Por eso la mayoría de los ríos cantábricos y mediterráneos tienen fuertes pendientes y son muy erosivos. Al contrario, los que atraviesan la Meseta presentan poca pendiente y a veces pueden generar zonas endorréicas.
·        La altitud también influye en el régimen hidrográfico. Con la altitud aumentan las precipitaciones (y por tanto el caudal) y la nieve de las cumbres hace que, con el deshielo, aumente el caudal.
La litologíaInfluye sobre las características de la red hidrográfica según el grado de permeabilidad y resistencia a la erosión de las rocas. Así, las rocas silíceas son poco permeables, favoreciendo la circulación superficial del agua. Las calizas son permeables y solubles en agua carbonatada, por lo que facilitan que el agua se filtre creando freáticos subterráneos. Finalmente, las zonas arcillosas son muy impermeables y se caracterizan por la escorrentía superficial.
La vegetación retiene el agua de las precipitaciones, favoreciendo la infiltración y la humedad del suelo y evitando la erosión. Por el contrario, la falta de vegetación no favorece la filtración y el agua de arroyada erosiona fácilmente un suelo que está más sometido a la evaporación.
La intervención humana. El hombre modifica las características de la red fluvial mediante la construcción de infraestructuras hidráulicas: embalses, presas, encauzamientos, canales…